lunes, 26 de julio de 2010
CAMBIO DE IMAGEN
De vez en cuando, fundamentalmente cuando los afectos andan escasos, procuro hacer algún cambio en las cosas que me rodean para que adquieran un aire nuevo y, de paso, me renueven también un poco a mí. Hoy le ha tocado al blog, con la ayuda de mi vecina bloguera, Africana, hemos puesto un fondo –como podéis apreciar- muy cultural: una biblioteca, que pudiera ser la mía, o la de cualquiera de vosotros. Probablemente ese no es un cambio muy apropiado para el mes vacacional de agosto que ya está prácticamente encima; en el que uno puede cambiar de bañador, de peinado, de bolsa de playa… Pues no, nada de eso he hecho, estamos en crisis y hay que apañarse con lo que hay. Pero es que de libros quiero precisamente hablar, porque suelen ser buenos compañeros para el verano, y mejores aún para horas bajas. Tengo en este momento sobre mi mesita varios que leeré estas vacaciones. Y que os recomiendo. Por favor, los que lo sabéis todo sobre Literatura (tranquilos no me meteré con vosotros, no os llamaré resabidillos. ¡vaya ya lo dije!, soy incorregible, pero os admiro) no seguir, lo más probable es que vuestras lecturas no coincidan con las mías. Estoy a punto de terminar Peregrino en Malta, de Víctor Alperi. Os lo dejo colocado en la estantería de la derecha, podéis echarle mano, merece la pena darse una vuelta por Malta de la mano de Víctor. Me llevaré la novela de Julia Navarro Dime quién soy, un regalo de Elena, novela entretenida, magníficamente construida. Una mezcla de intriga, política, espionaje, amor y traición ambientada en el siglo XX. Como novela engancha desde el primer momento. Eso sí, pasa de mil páginas, pese a ello, no decae el interés. También llevaré una novelita –por lo pequeña que es- de un gran autor –de esos que de puro humilde puede pasar desapercibido para el gran público- , de Luis Fernández Roces. La encontré en el Rastro, me costó un euro. Nunca tan feliz me hizo tan poco dinero. Ven y arrójate al mar, es su título. Hoy es muy difícil hacerse con una novela de Luis. Y yo la he conseguido. Nunca sabrá el autor con qué avidez busco yo en rastros y en librerías de lance sus obras. Y, por último, me acabo de comprar el libro de Carlo Michelstaedter La persuasión y la retórica, nada que ver con los anteriores. Y será un texto que me costará más trabajo entender, o asimilar, pues en realidad es una tesis doctoral de un estudiante de filosofía italiano que a los 23 años la concluye y seguidamente se pega un tiro. Tesis que casualmente es uno de los tratados filosóficos más importantes del pensamiento italiano del siglo XX. Me llevará tiempo leerlo, pero me interesa. Y por si me deja muy desolada –no hay que olvidar que sus conclusiones le llevaron al suicidio- meteré en mi maleta una obrita de María Dueñas titulada Tiempo entre costuras; que es la historia de una joven modista de las de antes. Promete entretenimiento y seguro que una lectura trasversal de toda una época. No la he empezado, ya os diré algo más. Volveré a leer también El lado cálido de la guerra fría de mi amigo Rafael González Crespo, me ayudará a entender muchas cosas de un mundo que desconozco.
Y eso es todo, por eso he colocado la librería en mi blog, para poder tener a mano siempre a esos amigos que nunca fallan: los libros. No hay pena que no la quite una buena lectura.
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