Esta mañana ha venido a verme Valentín del Fresno y como siempre su visita ha sido la mar de divertida. 
-¡Hola Isa! ¿todo bien? 
Isa, en ese momento está leyendo el periódico, casualmente en la página de las esquelas. 
-¿Sabes aquél camarero que guardaba todos los días el periódicu (así, en “u”) para un cliente que lo único que leía eren les esqueles (también dicho así). El paisanu muere, y lamentábase el camareru: ¡Ay que jodese, todos los días leyendo lo mismo y pa una vez que sal él no vien 
Toma asiento, Valentín claro, apoya los brazos sobre su cada vez más protuberante barriga y espeta mirando la cesta de los caramelos
- ¡cago en…, con la fame que tengo y tú pones esto aquí! ¿Hay alguno de chocolate? 
Pero vamos, a ver, amiguín, no me dijiste que estabas a régimen. 
-Sí, claro que estoy a régimen, pero como no me ve la muyer… 
Desenvuelve el bombón-caramelo y continúa: 
-Sabes aquellos dos muertos del cementeriu que aprovechando que el enterrador deja la moto a la entrada deciden ir a dar una vuelta. Y cuando ya están subidos en la moto diz uno a otru espera espera que se me olvida algo. Y vuelve el muertu tirando por la lápida. Pero dónde vas con eso. Ye que yo no viajo sin documentación. 
Y ese es Valentín. Luego saca de la mariconera un folleto de su próxima exposición: Voy hacete un regalu. Y como le parece poco lo acompaña de un bolígrafo de no se qué casa comercial. 
-Bueno anda vuelvo mañana, Isa, que estás muy liada. 
 
 
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