... para el próximo domingo, día 13, la publicación en medio de comunicación –prensa escrita- la publicación de la segunda parte de “El Costa Verde”.
Resulta que bajé del Alvia ferroviario, que llegó puntual (un minuto antes de la hora marcada) a la estación de destino, y que rodó cuesta abajo por el Puerto de Pajares como un meteorito e indiferente a la tormenta de nieve y vientos ¡Éstos de RENFE son formidables, incluidos los “jefes de circulación! Todo exciting, very, very.
Resulta que durante el viaje me acordé de la película El maquinista de la General de Buster Keaton, que, cuando la hizo, estaba en su apogeo, apogeo de La Belle Époque, El Orient-Express, en el que los dandis y maharajás no llevaban maletas sino baúles de Londres a Constantinopla. También me acordé de pasajeras ilustres como de la bailarina de mis amores llamada Cléo de Merode y la descocada Cocó Chanel que dijo eso tan cierto o incierto: “Los mejores perfumes se hacen con los órganos sexuales de los machos y no de las hembras”. Eso, que es de Zoología, lo dejaremos para otra ocasión, aunque si lo dijo la Cocó…
Resulta que todo lo anterior aconteció sin olvidarme de “nuestro” exprés “Costa Verde”, nocturno y noctambulo como un murciélago, que salía de Gijón. A él (al tren) dedicaremos la segunda parte y seguiremos con lo del vagón-estafeta de Correos y trataremos de entrar luego en los misterios de los vagones coches-camas o sleeping cars de Wagon-List.
Y por esas extrañas combinaciones o coctelerías que sólo la Literatura hacen posibles, también nos acordamos de un club de fútbol, que, extrañamente (¿será verdad o posible?), fue calificado de “club señor”.
Las fotos y el material ferroviario de ellas son del autor.
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