Hace cuatro años que fui por vez
primera a NuevaYork con la ilusión de años esperando que el sueño se hiciese
realidad. La satisfacción del viaje prueba que, al anunciar el Ateneo este
viaje, no dudé un momento en decidirme a ir. Y aún con mayor satisfacción al saber que nos
acompañaban Isabel y Chechu.
Desde el helicóptero |
Desde el helicóptero
MIÉCOLES DIA 8: Llegada a N. York a
media tarde. Lo primero nada más llegar al hotel fue dejar las maletas y
dirigirnos al Empire State. La espectacular imagen de Manhattan con luces multicolores es fascinante. La vi con
mucha más iluminación que la vez anterior, quizá porque la atmosfera estuviese
más limpia o que la imagen es tan bella que te embelesas. El cuanto al color
rosa fucsia de la torre, al llegar a Oviedo me informan de que en esas fechas
los edificios más emblemáticos de muchas ciudades estaban iluminadas con ese
color en el “Día mundial del cáncer de mama”. En Oviedo estaba la fuente de La Escandalera.
Mariví y Delia en el Empire State |
Trini, Delia, Isabel y Ana María en el Empire State |
JUEVES DIA 9: Alto y Bajo Manhattan.
Recorrido en autobús por la
Octava Avenida , la Avenida Central Park West; en el edifico Dakota nos bajamos y nos
adentramos en Central Park, donde nos hicimos la foto obligada ante el memorial
a John Lennon, un mosaico con el nombre “Imagine” y un corto paseo (muy cortito
por tratarse de tan hermoso lugar) por el espléndido parque. Seguimos por la Avenida Central
Park West, Harlem, bajamos por la Quinta Avenida. Hicimos un alto en el parque
BatteryPark desde donde sepueden
contemplar bellas panorámicas, una de ellas es la Estatua de La Libertad. Seguimos
hasta la Zona Cero. Hermosa La Torre de La Libertad , que se divisa desde muchos puntos
de la ciudad; su diseño quizá influya en
ello.Desde el piso 20 hacia arriba, los bordes cuadrados de la base cúbica de
la torre están biselados hacia dentro transformando la forma del edificio en
ocho triángulos isósceles, o en una forma alargada antiprisma.
La so dos Alicias e Isabel frente al estadio de los Yankees |
El almuerzo, cerquita del hotel.
Tarde libre. La atención de Isabel y Chechu en acompañarnos fue muy importante.
Nos acompañaron a la Estación Gran
Central Terminal, el Rockefeller Center y la iglesia de S. Patricio. Majestuosa
la Estación Gran
Central Terminal; en el exterior hay unas esculturas de Mercurio, Hércules y
Minerva que dan un aire de grandeza a la entrada. En el interior el monumental
vestíbulo, pudimos apreciar decorados espacios con suelos y paredes de mármoles.
Al complejo Rockefeller Center
entramos por un hermoso paseo ajardinado, theChannelGardens, hasta llegar a Lover Plaza presidida por la escultura de Promoteo, conocida por su pista
de patinaje sobre hielo y el gran árbol de Navidad en muchas películas. Lo más
llamativo de esta plaza es que está
flanqueada por banderas de todos los estados que pertenecen a las Naciones
Unidas.
VIERNES DÍA 10: Día libre. La mayoría
de las personas del grupo se desplazaron a Washington. Al haberla visitado la
vez anterior opté por disfrutar el día en Manhattan. Y tuve la suerte de acompañar a Trini a visitar el museo THE
FRICH. Digo suerte porque visitar un museo al lado de una profesora, licenciada
en Historia del Arte, y de profesora para mi solita, que con delicadeza y gran
paciencia iba explicándome la técnica en el arte de la pintura, ¿no es para
pavonearse? Gracias Trini. De nuevo regresamos por la Quinta Avenida.
Parada para el almuerzo frente al museo Moma con la intención de visitarlo más
tarde. Nuestro gozo en un pozo: la cola era tan larga que desistimos pues sería
inútil la espera. Nos acercamos al hotel para un corto descanso. Al final de la
tarde, Trini, Alicia madre, Alicia hija, y un buen cicerone, Chechu, paseamos
hasta la zona Chelsea y degustamos la cena en un restaurante italiano. El
regreso, de nuevo paseando hasta el hotel. Por la noche me dije: Delia, hoy te
has pasado, las piernas te pasaran factura.
SABADO DÍA 11: Ruta de Contrastes. En
autobús pasamos por el túnel Lincoln de
más de dos Km de longitud y 48
m de profundidad bajo las aguas del río Hudson para
llegar a Nueva Jersey. Desde aquí con el río Hudson en medio, la imagen de la isla de Manhattan con sus 21 Km de largo ¡es una estampa preciosa! Así es
cómo lo contemplé la vez anterior. Pero en esta ocasión el día estaba lluvioso,
y la bruma impedía verlo en todo su esplendor. Las fotos las hicimos con
paraguas, pero aun así mereció la pena. Igual nos sucedió en el Bronx, pero la
foto ante el Stadio de los Yanquis no podía faltar en el viaje.
En Queens visitamos el Queens Museo, donde está la
maqueta a escala de Nueva York. Es muy
interesante, se ve claramente la isla de Manhattan y el resto de los condados de Nueva York: Brooklyn, el Bronx, Queens y
StatenIsland. Fin de la ruta con el almuerzo en un restaurante en el edificio
Empire State.
Es
mucho lo que se quiere ver en
Nueva York,e imposible ver todo lo que se desea. Algo que no logré la vez
anterior, y que en esta ocasión conseguí, fue asistir a un musical en Broadway.
En el teatro Majestic vimos “El Fantasma
de la Opera ”.
Nuestro hotel, hotel Millennium Broadway,
está en la zona y desde el hotel fue un
corto paseo.
DOMINGO DÍA 12: En autobús nos
dirigimos hacia Harlem. Hicimos un alto ante la famosa universidad de Columbia.
Subimos unos pasos de escaleras, las mismas por las que han subido grandes
hombres en todos sus años de historia. Seguido asistimos a una misa Gospel,
culto religioso de la comunidad afroamericana. La vez anterior salí con gran
satisfacción, tanto que ahora volví con gran ilusión, pero ¡qué decepción! No
tiene comparación la una con la otra. Quizá dependa del coro, de la
coordinación…Un fallo de la agencia: este lugar no hace honor a lo que son las
misas Gospel.
Las dos Alicias, Delia e Isabel en la escalinata de la universidad de Columbia |
TARDE LIBRE. Sin la compañía de
Isabel y Chechu, no sería posible ver todo lo que con ellos hemos visto. En el
metro fuimos hasta la zona sur, luego un paseo por Wall Street, Mercado
Financiero, La Reserva
Federal con oro de 73
países del mundo en bodegas bajo el suelo a prueba de bombas y de incendios. En
el Nº 50 está la Bolsa
de Valores de Nueva York. Seguimos hacia el puente más famoso y fotografiado
del mundo, el puente Brooklyn. Siento que empiezo a decaer, exagerando un poco,
cómo cuando los ciclistas sufren “la pájara”. Chechuse da cuenta y me ofrece su
brazo y así poder llegar al puente tantas veces inmortalizado en cine y series
de televisión. De aquí hasta el muelle y en el ferry hicimos un pequeño crucero
a StatenIsland.
LUNES DÍA 13: EXCURSIÓN OPCIONAL A
FILADELFIA. Varias personas del grupo nos desplazamos a Filadelfia, cuna de la
cultura de Estados Unidos. La primera visita a la Casa de Betsy Ross,
diseñadora de la bandera de E. Unidos en 1776 con 13 estrellas blancas que eran
los estados que había en ese momento. Visitamos luego La Campana de La Libertad y El Campus de la Biblioteca Municipal.
Nos acercamos a las
inmediaciones del Museo de Arte de
Filadelfia. Abajo, al pie de las escaleras, la escultura de Rocky nos incitaba
a subir los 72 escalones que a él le
hicieron famoso. Los peldaños son cómodos lo que me resultó fácil subir. En el
peldaño 72 me detuve para contemplar la hermosa Avenida Benjamín Franklin que
parte de la base de la escalinata y de la grandiosa fuente con esculturas, y
arriba, en el centro la ecuestre de George Washington. Es un lugar de gran
belleza. Mª. Luisa, su hija Carolina, Ana Mirantes y su amiga Isabel han
ascendido hasta los 96 escalones que hay hasta la entrada del Museo ¡y bajaron
tan frescas!
El almuerzo fue en un excelente restaurante, servido con
variedad de típicos platos con productos ecológicos de la comunidad Amish.
Ecológicos o no, eran exquisitos.
Al regreso, la lluvia hizo acto de presencia, y desde el
autobús fue la única forma de ver a los Amish
con sus clásicos carruajes y sus típicas viviendas.
En el Cotton Club |
En el hotel nos esperaba Isabel para
acompañarnos, (éramos ocho personas) a una actuación de jazz en directo. No es
que yo entienda de música de jazz, pero me hacía ilusión asistir en el lugar de
los Grandes de la historia en este género. Ha sido en el mítico Cotton Club con
una orquesta de 12 músicos. En opinión de Mª. Luisa, estudiosa de la música, le gustó el conjunto.
Una de las Isabeles en el crucero |
MARTES DÍA 14: A las 10 horas nos
embarcamos en un crucero de tres horas por toda la isla de Manhattan a lo largo
de los tres ríos que la rodean. El buen tiempo nos acompañó bordeando los cinco
condados, y disfrutar más de todo el
entorno, sus puentes, sus edificios más renombrados… Resultó muy interesante.
Pero esto no quedó aquí. Cuatro aventureras, Mª Luisa, su hija Carolina, Mariví
y yo nos lanzamos a espacio; al espacio en helicóptero sobre la ciudad de
Nueva York. Contemplarla desde lo alto
es ¡fantástico! Nueva York a nuestros pies es una nueva experiencia difícil de
olvidar. En la retina conservaré estas bellas imágenes. Un día dedicado a estar
en Nueva York por tierra, mar y aire.
¿Se puede pedir más?
Delia, Mariví, María Luisa y Carolina |
Desde el cielo |
Tarde libre que dedique a pasear con
Mariví por la Quinta
Avenida hasta el hotel Plaza donde tomamos un café en su
lujosa cafetería. Luego un vistazo por las tiendas de grandes firmas para
regresar hasta el restaurante en el Empire State, donde nos esperaban Isabel y
Chechu para la cena de despedida de todo
el grupo.
MIÉRCOLES DÍA 15: Hoy era el último
día, pero el incansable Chechu se
ofreció acompañarnos hasta High Line Elevated, un paseo (inagurado el primer
tramo en 2009) de más dos Km que se ha construido sobre las vías de un antiguo
tren urbano elevado que se extiende sobre los edificios. Es algo que llama la
atención esta peculiar zona verde elevada en el mismo Manhattan. Un agradable
paseo de despedida de Nueva York.
Cena de despedida |
En el anterior viaje cité que la
magia que tiene Nueva York te engancha y te susurra…¡tienes que volver! He
vuelto y de nuevo te engancha, entras en su vorágine sin darte cuenta, pero
disfrutando a tope. La ciudad más cosmopolita de la tierra es una mezcla de guetos
o un crisol de razas bajo un mismo techo. De todas las partes del mundo
hay alguien en Nueva York. Es una mezcla
de culturas, 120 idiomas y dialectos y donde se profesan todas las religiones.
Con toda esta diversidad, las calles y plazas abarrotadas de gente, se puede pensar
que quizá resulte agobiante, pero no sientes esa sensación en ningún
momento. Times Square es un ejemplo de
ello, es la zona más viva de Nueva York,
un lugar tan bullicioso y concurrido que se caracteriza por su animación,
allí se agolpa gran multitud, que hace
que el lugar sea un espectáculo al aire libre; creo que esto es el encanto del
lugar, añadiendo claro está, el magnífico sector de publicidad.
Delia, Mariví y Zenaida, un haciendo un alto en el camino |
Los calificativos que le dan a Nueva
York tienen su porqué: “La ciudad más
convulsiva de la tierra”, “La ciudad de los contrastes”, La ciudad que nunca
duerme”, “Lo que no veas en Nueva York es que no existe y si lo hay no merece
la pena”. Nueva York es conocida por ser la ciudad de los
rascacielos, la capital del mundo y por muchas cosas más. Aquellos primeros
colonos holandeses nunca pudieron imaginar, cuando se instalaron al comprarla
isla de Manhatan en 1624 a
los indios por 24 dólares, que hoy es el corazón de los negocios de los
estadounidenses, núcleo mundial del comercio, las finanzas, las artes, las
publicaciones, el entrenamiento, el turismo; 23 millones de visitantes exploran
la ciudad cada año. Parte de esa cifra es un
grupo muy especial: los 19 socios del Ateneo Jovellanos, que regresamos
encantados; a este encanto también contribuyó
la ayuda de Isabel y Chechu. Siempre digo que un guía o te hunde o te
salva el viaje; en esta ocasión los que salvaron el viaje fueron estas dos
excelentes personas. No hablo solo por mí, hablo por todo el grupo pues no
cesaban de comentarlo. Gracias amiga/o. Por mi parte las hago también
extensivas a todo el grupo por su grata compañía.
Textos y fotos: DELIA SÁNCHEZ (Oviedo - noviembre 2014)
Hace más de dos años, y el leerlo ahora por casualidad, he sentido gran satisfacción recordar lo maravilloso que resultó el viaje.
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