domingo, 10 de enero de 2016

A PROPÓSITO DE LAS FOTOGRAFÍAS DE LAS PUBLICACIONES DEL MAGISTRADO ÁNGEL AZNÁREZ



A ÁNGEL AZNÁREZ cuenta doña Isabel , titular del blog o página, que es el medio de comunicación –es lo que está en medio entre el escritor y los lectores- que muchos de estos últimos preguntan (la), con inquietud o afán de saber por las fotografías que se acompañan a las letras. A ello, a esa demanda, se trata ahora de responder.
Todas las fotografías que aparecen son realizadas por el autor de los textos, todas. Unas son más fáciles de hacer que otras; unas tienen más misterio de que otras. Tratan todas de que el lector mire o contemple lo que otros ni siquiera ven.
Pueden ser las fotografías otro artículo, éste de naturaleza visual, mucho más visual que las letras mismas.
Vayamos, pues, a las fotografías, que no son sólo un adorno, un ornatus, como escribirían los romanos retóricos, de la 2ª parte de “Parecidos y diferentes”:
1º.- Fotografías de la rosa y del “Cristo”, respectivamente llamadas eros y agapé.
Fueron realizadas en la localidad zamorana de Benavente.
La rosa esplendorosa estaba en el jardín del parque llamado “La Mota", muy cerca del Castillo que es hoy un Parador de Turismo (reitero que en Benavente, no en Medina). Fotografiar flores es pasión del autor y una pasión que comenzó en un colegio de Madres Teresianas antes de tener “uso de razón”. La monja explicaba, con detalle, las llamadas “partes” de las flores, sin saber ella que estaba explicando a los niños la genitalidad, la de las plantas.
El autor, casi sin razón, sí que lo entendió. Eso le resultó inolvidable y causa de viajar a Japón, dando la razón a los japoneses que no comprenden por excesivos los ramos de flores –de muchas flores y de diferentes colores- españoles ¡Qué desmesura, qué exageración! Los ramos de flores japoneses son de muy pocas flores y del mismo color, casi siempre blancas.
Por todo ello, a la rosa se llamó eros.
El Cristo está en la sacristía de la iglesia parroquial de Santa María del Azogue, antes Colegiata. De la arquitectura de esa Iglesia se puede leer bastante en Internet, luego nada escribo; con consultar basta (de lo que está en Internet, a diferencia de otros, de tantos, nada digo ¿para qué?). Señalo que en la plaza (por atrás), junto a esa Iglesia, en los años mozos, vi unas tiendas de lona como de beduinos, en las que se vendían melones y sandias, con unas imponentes balanzas de pesar o romanas.
El empedrado de esa plaza era el adecuado para que en los jueves se celebrase en ella el mercado de cerdos, también llamado de cochinos. Y en esa Plaza había una fonda que se llamaba “La Victoria” (¡qué sustantivo femenino!), cuyos titulares fueron Andrés y Orosia. También, un poco más abajo, Flórez tenía una carbonería y almacén de piensos, siendo Miguel el “criado”, que transportaba a domicilio, con un carro y una mula, la mercancía.
Suelo visitar tres veces al año la iglesia de Santa María y, cada vez, descubro una maravilla en su rico interior ¡Qué maravilla!
Y una de las maravillas es el busto del “Cristo”, que por eso se le llamó agapé.
2º.- Fotografía del busto de Goethe.
La “leyenda” que se acompaña lo dice casi todo. ¡ojo al adverbio también!. Ese busto fue adquirido por el autor en Salzburgo (Austria), en un verano musical o de Mozart. Compré eso, el busto, y una armónica. Para disfrutar de los magníficos trenes austríacos, fui de Salzburgo a Innsbruck varias veces, y no para esquiar -el autor sólo esquía por medio de los papeles, nunca por la nieve, que ni pisa y que no es patoso-.
Con la armónica –es el instrumento que toca, mucho mejor que el de las ochenta y ocho teclas- recorre en vacaciones los caminos que parten de Roales de Campos (Valladolid) y llegan al Monte de Belvís (entre Zamora y León).
El “ruido” de la armónica no sólo no asusta a los pájaros sino que éstos dejan de volar y bajan a escuchar; los topillos del camino salen de sus agujeritos y las amapolas coloradas se abren gozosas “como de patas”, poniendo sus sexos al aire. Prueba de todo ello es la foto que ahora se adjunta.
Y al fondo, el gran ventanal con artísticos barrotes, protegiéndolo todo, todo, incluso al autor.
3ª.- Fotografía del abrazo de los Papas.
Los lectores habrán visto fotos de ese abrazo, pero del sentimiento que resulta de nuestra fotografía ninguna; ninguna como la fotografía “colgada”. ¿Cómo se hizo esa fotografía? Eso lo contestaremos otro día.
4ª.- La fotografía de Sor María Keyrouz.
Para hacer esa fotografía únicamente hay que tener el disco. Por cierto que bastante difícil de conseguir: el autor lo compró durante unas Navidades en una localidad de USA.
Viajar es esencial, queridos y queridas, para todo, para todo.


Tal como escribí en Religión Digital, todo se hace en horas hurtadas al sueño ¡Cómo se puede soñar, que es parte del dormir, mientras arde Troya!
Nunca en horas de jornal o de salario pagado por el Ministerio de Hacienda; un salario, por cierto, escaso y suficiente, pues las necesidades son las justas y están ajustadas. ¡Qué más se puede pedir! Suele exclamarse. Absurda exclamación, pues lo recomendable es no pedir nada, nunca nada de nada.
Una de las claves está en no pedir y trabajar como es debido, o sea, a tope.
Fdo. Ángel Aznárez.

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