Ya no hay nada que hacer, mis vacaciones ya han caducado. Quedan las fotos, los recuerdos,
la nostalgia..., esas pequeñas cosas que el tiempo no puede borrar, y que no son más que nuestro personal disco duro. Pronto tendremos encima el invierno con otras historias, con otras vivencias, con sonrisas y lágrimas. En realidad nada cambia, a no ser nosotros mismos. El año próximo es posible que no estemos todos, o que llegue un nuevo miembro a la familia, por qué no. El futuro, para bien o para mal, no depende casi nunca de nuestras decisiones. Y puede que hasta sea mejor, no podríamos soportar el conocimiento anticipado de las cosas negativas que pudieran sucedernos. Sí podemos, no obstante, hacer proyectos, soñar, recrearnos en aquello que anhelamos y que deseamos. Yo estoy en ello. Otra cosa muy distinta es que lo logre, pero por intentar que no quede. Pues eso, amigos/as, preparémosnos para recibir el otoño con entusiasmo. Si ello es posible, porque entre "la crisis" y ese virus que dicen viene, vamos a tener que redoblar esfuerzos. Que nadie decaiga.
Gracias por poner al mal tiempo buena cara!! Intentaré aplicarme el cuento y... que nadie decaiga!!! Arriba!!
ResponderEliminar