Es, por otra parte, curioso que la cuenta del Consejero tenga un saldo de poco más de mil euros. Como yo, vamos, como cualquier ciudadano mileurista. Tengo cierta curiosidad por saber qué cantidad ingresa al mes este pobre hombrecillo. ¿Y su señora?, he leído que también ocupa un cargo importante en la administración ¿no le pagarán últimamente? Todo huele a podrido, a trampa, a engaño, a políticos de pacotilla, a estafadores –“presuntos”-, y precisamente ellos que vienen del Partido Comunista, ese que nos iguala a todos -¿o no es esa su ideología?, lo siento debo de estar perdida-. Sólo queda esperar que los administradores de Justicia puedan componer ese enmarañado puzzle al que todos tratan de quitar alguna pieza para despistar. Yo sé de algunas sueltas, pero habrá que dejar que la ley actúe. Lo de la colecta me parece una auténtica inmoralidad.
lunes, 28 de febrero de 2011
LA COLECTA
Es, por otra parte, curioso que la cuenta del Consejero tenga un saldo de poco más de mil euros. Como yo, vamos, como cualquier ciudadano mileurista. Tengo cierta curiosidad por saber qué cantidad ingresa al mes este pobre hombrecillo. ¿Y su señora?, he leído que también ocupa un cargo importante en la administración ¿no le pagarán últimamente? Todo huele a podrido, a trampa, a engaño, a políticos de pacotilla, a estafadores –“presuntos”-, y precisamente ellos que vienen del Partido Comunista, ese que nos iguala a todos -¿o no es esa su ideología?, lo siento debo de estar perdida-. Sólo queda esperar que los administradores de Justicia puedan componer ese enmarañado puzzle al que todos tratan de quitar alguna pieza para despistar. Yo sé de algunas sueltas, pero habrá que dejar que la ley actúe. Lo de la colecta me parece una auténtica inmoralidad.
viernes, 25 de febrero de 2011
"TOMA UN CAFÉ CONTIGO MISMO/A"
DE IZQUIERDAS Y DERECHAS
jueves, 24 de febrero de 2011
LOS HIJOS REPRODUCEN NUESTROS COMPORTAMIENTOS
miércoles, 23 de febrero de 2011
Artículo de VIRGINIA ÁLVAREZ-BUYLLA
Cuando yo era pequeñita no sabía nada de los árabes, sólo me sonaban unos moros que habían cruzado el estrecho de Gibraltar para instalarse en nuestro país a los que nos había costado un poco echarlos -vamos sólo unos cuantos siglos-, pero lo habíamos conseguido. Cuando llegó la época de leer novelas románticas, descubrí unos jeques árabes maravillosos. Las historias iban de un guapísimo jeque árabe de inmensos ojos negros que, montado en un brioso corcel, rescataba a la joven inglesa que había sido secuestrada por unos rufianes. Lo que me ofendía era que la jovencita en desgracia siempre era inglesa y yo enfadadísima de que nunca fuese una joven española, con lo cual mis oportunidades eran muy escasas.
Con el tiempo descubrí que en aquella época y mucho antes, las familias inglesas de postín alquilaban sus regias mansiones a millonarios americanos y se iban a pasar una larga temporada al Cairo. Como hizo Clara, la madre de Agatha Christie, en un momento de dificultades económicas. Vivían estupendamente en los mejores hoteles, cenas fastuosas, bailes de gala y la mayoría de las jóvenes encontraba pretendiente, aunque siempre había una que se perdía y podía ser rescatada por el jeque. Lo que pasaba después de que el jeque la estrechara entre sus brazos y se la llevara lejos no se decía. Así que yo me imaginaba el palacio de las mil y una noches, lleno de patios, fuentes cantarinas, sedas y joyas y, claro está, el jeque adorándote.
Resulta que ahora aquellos jeques se convirtieron en unos señores barrigudos llenos de oro, producto de su petróleo y rodeados de mujeres por todos lados; ninguna gracia. Los países árabes se han convertido en dictaduras con tiranos o con fanáticos religiosos en donde nadie vive bien. Por eso ha habido una revuelta contra el poder en Túnez que ha tenido un efecto mariposa y se ha extendido y se extiende a otros países árabes. ¿Podremos volver a visitarlos?
martes, 22 de febrero de 2011
EL FUTURO ES HOY
domingo, 20 de febrero de 2011
LA CORRUPCIÓN Y LOS TOMATES
miércoles, 16 de febrero de 2011
MONEDAS Y SELLOS, artículo de JOSÉ MARCELINO GARCÍA
DOMINGOS POR EL RASTRO
En la mañana poblada del Rastro andamos en zigzag por este redondel de calles. Nada hay más pobre en él que estas monedas antiguas con caras de emperadores narigudos, con reyes felones, águilas imperiales, dictadores y reinonas, llenos todos de la 'Gloria mundi transit'. Nada más pobre, digo, que toda esta perronería borrosa, rayada y miserable de níqueles y cobres diciendo: .«Por la gracia de Dios». Y también nada que se parezca más al aburrimiento que estos sellos clonados, impolutos y como inmortales (sin matasello), tan distintos a sus hermanos, muertos por llevar amores, pascuas, noticias, pesares. en cartas de fina caligrafía descifrada lentamente en un rincón de la cocina, o al viento, bajo la anatomía de un árbol frondoso, de un verano ya ido.
Ya son todo viejas historias estas del Rastro. El mundo huye y, al final, sólo nos deja esas treinta monedas con las que muchas veces nos compraron el oro puro de nuestros sueños de juventud. Imperdonable plata Iscariote que siempre compra los más bellos horizontes de nuestra corta existencia, que nos quita el catalejo que alarga la mirada o nos desvía de los campos y los bosques en los que ya nunca estaremos, que nos impide vivir sobre las nubes o coger los veleros que van a las islas. A veces, y casi siempre al final (cuando ya estamos en las traseras de la tarde y el fracaso), arrepentidos, arrojamos a los pies de los sacerdotes del dios Mammom esas monedas que ya nadie quiere. y que terminan en el Rastro.
Por eso, siempre me han parecido tristes, sórdidas y oscuras las manos de todos estos hombres que repasan las efigies de las monedas; que miran y remiran por ver si descubren su falsedad, como si el dinero no fuese siempre falso, y ensombrecidos esos ojos del coleccionista de sellos contemplando, ensimismado, la arqueología de caras y figuras del pasado. Monedas y sellos para hombres solitarios de plaza Mayor, que los irán guardando (para verlos ello solos), en cajas que, seguramente, nadie abrirá hasta su muerte.
LOS QUE TRABAJAN EN SILENCIO, artículo de LUIS DÍEZ TEJÓN
Mi amiga no es amante de ningún chorizo famoso, ni anda a la colección de exmaridos cotizables, ni tiene periodistas a la puerta cada vez que saca a pasear al perro. Nadie jamás le pedirá una exclusiva, porque lo que hace ella no se cotiza en el gran mercado de la farsa. No aparecerá nunca en ninguna pasarela, ni falta que le hace, porque sus bellísimas arrugas no son valores de la bolsa de la frivolidad. La conocen sólo los que la quieren, que no hay fama más verdadera. Mi amiga no vende imagen, sino que regala presencia, y entre una imagen y una presencia sólo los tontos se equivocan.
Como no es actriz ni cantante ni miss nada, no necesita a los pobres para que alimenten su imagen; no vive de ellos. Ella sale cada tarde de su casa con su anónimo ser a cuestas y se llega hasta la residencia para acompañar a los ancianos que lo necesitan, que son muchos, y monta excursiones cada semana para que el horizonte del mundo se les haga un poco más grande y puedan dormir esa noche prendidos a algún recuerdo no muy lejano, y hasta alienta alguna mirada furtiva, porque sabe que el amor es el gran sanador de soledades. Ayuda a los viejos a ser viejos, que a veces no debe de ser cosa muy fácil. Lo de ser viejo, quiero decir.
Uno, mientras escribe esto, piensa que cuántas personas habrá como mi amiga por esos barrizales de la vida. Cuántos seres de generosidad desbordante haciendo una labor callada e irreconocida, sin más premio diario que el de saber que han mejorado un poquito este mundo. Ante ellos, uno, que no es nada proclive a la admiración fácil, se calla y siente un profundo respeto. Si una imbécil del colorín estornuda, será portada en todos los medios del ramo; si un canalla nos estafa a todos unos cuantos millones, será famoso en un día. Pero si cientos de personas trabajan en silencio por mejorar a los demás, nadie lo destacará como noticia, aunque sólo fuera para alimentar un poco nuestra esperanza. Y quién sabe, casi mejor así. La hermosa florecilla que crece en la penumbra se marchita y pierde su aroma en cuanto le da el sol. Alguien, seguramente un espíritu vencido, ha dicho que el hombre sólo es capaz de sufrir, que no puede obrar. Si pudiera conocerle me gustaría presentarle a mi amiga.
martes, 15 de febrero de 2011
TIEMPO DE MIMOSAS
lunes, 14 de febrero de 2011
Por extraño que parezca, esta mañana he recibido varias felicitaciones. Y qué curioso algunas de personas que hace mucho no frecuento, otras no tanto. Lo más sorprendente es que, pese a no ser yo nada dada a esas fechas marcadas fundamentalmente por intereses comerciales, me ha parecido estupendo. Me estoy haciendo mayor a gran velocidad, mi parte sentimental aflora como la de esa viejecita que tanto agradece una muestra de cariño. Gracias, a quienes tuvisteis la gentileza de acordaros de mi persona hoy, precisamente hoy, día de de San Valentín: día de los enamorados. Quiero pensar que como no fui muy afortunada en el amor, al menos en ese de “hasta que la muerte nos separe” que es el que yo hubiese deseado –aunque aclaro, que no de cualquier manera, porque mantenerse unidos es fácil, y sobretodo cómodo, lo de feliz es otro asunto-, pues ahora me apunto a ese amor a lo que yo llamo “mi gente” que no es otra que mis amigo/as -véalos o no mucho-, a otros que me necesitan más y me permiten hacer voluntariado, lo más gratificante que a uno le puede suceder; a mis chicos, que de cuando en cuando se olvidan de su madre para hacer su vida –que es lo que más me gusta: que hagan su vida, quiero decir-; y a tantas y tantas personas como pasan en algún momento por mi vida y la enriquecen. Aprovecho para enviarles este corazoncito que he encontrado en la Red y que, aunque no es mío, dice todo lo que yo hubiese querido decir. FELICIDADES, AMIGOS/AS. Así, bien alto, para que se entere todo el mundo.
jueves, 10 de febrero de 2011
LUCHAR POR LA JUSTICIA, artículo de VIRGINIA ÁLVAREZ BUYLLA
Creo que lo que está pasando en Túnez, en Egipto o en Yemen puede ser una catástrofe, porque una cosa es que se pase a un régimen de libertades, deseable y necesario, y otra que los fanáticos islamistas lleguen al poder. Y me temo que eso es lo que está detrás.
Cada vez que sale a la luz una presunta estafa como lo de Riopedre y compañía se me ponen los pelos de punta, porque cosas así cada vez nos parecen más normales. Me parece que voy a retirarme a mis cuarteles de invierno e intentar luchar sólo en uno o dos frentes.
(Publicado en el diario EL COMERCIO)
lunes, 7 de febrero de 2011
¿CRISIS...? QUÉ CRISIS
HOMENAJE A JOAQUÍN FUERTES ÁLVAREZ, en el 15 aniversario de BRAVO ASTURIANÍSIMO
Una infancia entre la escuela y ayudar en casa cuidando el ganado, leyendo algún libro, como los poetas andaluces que tanto quiere y admira.
Destacó en la escuela, quizás porque en casa había media docena de libros que eran de su tía, maestra, que se embarcó en Vigo camino de Buenos Aires.Cuando tenía 14 años, una maestra que tenía un tío dominico en Oviedo, les propuso a la familia que le mandaran al colegio de Santo Domingo interno y así fue; flaco, desgarbado y mal vestido entre un rebaño en el que predominan los burgueses, hizo amigos que todavía hoy conserva; Manuel de la Cera, Felipe Prieto, Chus Quirós, Juan Cueto...
Tuvo que volver al pueblo ya que la abuela enfermó y todas las ayudas eran pocas, hasta que la familia decide venir a vivir a Gijón y trabajan en un bar familiar en El Coto y lo traspasaron para vivir a Castiello de Bernueces.
Un anuncio en El Comercio pidiendo gente para formar un grupo de teatro en el Ateneo en el año 1957 le hizo coincidir con Ramón Vega, Lalo, Pili, Eloína, Modesto Clemente, Raimundo, que venían del Hogar del Productor de hacer ya teatro y comenzó como cuerpo extraño. El fundador de La Máscara fue Paco Ignacio Taibo, redactor jefe de El Comercio y secretario del Ateneo. Una intensa actividad como actor en La Máscara y Gesto, el viaje a la vendimia francesa en autostop con Juan Carlos Otero Arango. Participó en el teatro Arango en agosto de 1961 en la celebración del CL Aniversario de la muerte de Gaspar Melchor de Jovellanos. La Máscara puso en escena con trajes de época "El delincuente honrado", dirigido por Laureano Mántaras y Fuertes intervino haciendo el papel de Jovellanos, dando lectura a un artículo de Azorin.
Recién llegado del servicio militar consigue el premio de autores teatrales convocado por las emisoras del Movimiento y segundo en declamación con "El mono velludo". Un accésit en el concurso de cuentos de La Felguera. En el año 1962 su obra premiada "Hasta mañana" no pudo montarla. La Máscara por la censura, pero si representó el TEU en noviembre de 1966 la obra "El alegre verano" dirigida por Gonzalo Onaíndia. Comienza a trabajar como peón en Fábrica de Moreda en el año 1962 y se jubila como jefe de seguridad industrial, responsable del parque de bomberos ,conductores y oficiales mecánicos y después de obtener experto superior en seguridad de fábricas y minas en 1969 y ganar en 1971 el premio nacional de artículos sobre seguridad en el trabajo convocado por el INI, año en el que comienza a estudiar Derecho en Oviedo teniendo que dejarlo por enfermedad en segundo curso.
En 1968 puso en marcha La Máscara juvenil. La obra, "Aceite de O Nelly" consiguió el premio juvenil de la época y la actriz Carmen Sánchez, el premio de interpretación y entre otros; Eladio de Pablo, Boni Ortiz, Manolo Arenas, Miguel Ángel Bonhome. En los 70 dirigió en el club juvenil de Pumarin la obra, Llama un inspector, y estrenaron su obra "La estudiante". En el año 1975 fundó un grupo de teatro en Ensidesa, que luego se llamó Telón de fondo. Y allí estaban; Rosabel Berrocal, Nel del Solo, Xual Col, Xulio Vigil...
Con el amigo y recordado abogado Javier Medina, que estudió dirección en Madrid, consolidaron "Los cineastas del domingo", rodando los fines de semana en una nave de La Calzada multitud de largometrajes: "La mujer loba" con Casimiro Álvarez y Ana Maria Friera entre otros. "Vida mía", mediometraje para la Semana Negra y para TLG una serie de programas con el título "No hay derecho". Su colaboración con el salón del Comic de Tino Arbesú y la emotiva dedicatoria de despedida a la inolvidable Eulalia, Pochola, siempre feliz apoyando las actividades de su marido Arbesú y a sus hijas Sofía e Isabel.
Su querencia por el desaparecido pintor Urbano Cortina y a su querida esposa Carmen.
Del año 1965 a 1998 es colaborador de El Comercio comentando conferencias, cine, teatro, circo, haciendo entrevistas; Ángel Cristo, Paco Martínez Soria, a pintores, escritores, actores y recordamos una dedicatoria a su trabajo de Ana Maria Matute. A mediados de los 80 comienzan las colaboraciones semanales y así sigue.
Joaquín Fuertes siempre ha sido un referente para los muchos que siendo muy jóvenes soñábamos con un mundo distinto, siempre le hemos querido a él y a su mujer Maria José, que nos dejó hace 19 años, amiga y compañera de mi querida esposa Pili. La vida nos hace ser fuertes ante las duras adversidades y nuestro galardonado y pesar de la lluvia de piedras, sigue recio, menos desgarbado, pero con el alma en la mano.
El domingo recibirá ( recibió) La Santina de Bravo Asturianísimo, creación de Alberto Estrada y el trofeo de El Comercio y en el escenario acompañándole estarán (estuvieron)sus hijas a las que adora Rosa y Patricia, las nietas que se embelesa cuando nos habla de ellas, lo buenas que son; Candela, Jimena, Valeria y Emma, todas con sus estudios de canto, música y como deporte el baloncesto. Y una voz desde el cielo; querido esposo te lo mereces, que guapos estáis y cuanto os quiero.. No faltarán ( no faltaron)los yernos Pedro y Efraín, su madre Celia y su hermano José Fuertes.
Las canciones de Miguel Kocina abrirán (abrieron) esta emotiva gala y en donde no faltarán (faltaron)los besos y los abrazos del colectivo Alarde, con Mariposas en el corazón, coreografía de Elena Reales. Las canciones de Agustín Vázquez.Noches de barranquilla y Yo quiero ser feliz.. Maria Celeste, la siempre amiga cantante de La Calzada; Tina Valenty y Moisés López, dúo de canción romántica en la víspera de los Enamorados. La Compañía Asturiana de Comedias con el sainete. Los figos de San Miguel. de Arsenio González, un acuario que ha cumplido 80 años y que subirá en globo para festejarlo con su esposa Josefina García. Se presenta DanzAsturias, de Langreo con actividad desde hace tres años pero populares en el mundo de la danza y el baile; Isabel Dabén y Maria Larroza, bailarinas, dirección artística y pedagógica, gerente Isabel González Mata. Este colectivo bailaran (bailaron) Dos Gardenias y el vals Ilusión, La Coral Asturiana dirigida por Enrique Montes y los testimonios de Jesús Cracio, director teatral, que fuera actor de La Máscara y Gesto. En su Gijón después de las experiencias vividas en Madrid, no deja de ser un baluarte del teatro desaprovechado por las instituciones culturales asturianas. Glosará (glosó) sobre el homenajeado el candasín, escritor y poeta José Marcelino García, colaborador de El Comercio, magnífico orador, que hablará (habló)de lo que significa en la cultura su amigo del alma.
Una intensa jornada enmarcando una trayectoria de más de 50 años.
Personas que dejan huella, que nunca tendrán una calle, ni un parque
con su nombre, ni recibirán una medalla, pero eso ya es otra historia para ser contada.
Gonzalo Mieres
SOBREVIVIR REBUSCANDO EN LOS CONTENEDORES DE LA BASURA
Hoy al regresar a casa se me ha colado por el camino la tristeza. Todo empezó por un semáforo en rojo, seguro que si no me hubiese tenido que parar no estaría tan apenada. Me situé impaciente en el bordillo de la acera y miré hacia la derecha por si no venía ningún coche atravesar la calle – como siempre- en un plis plas. Los cubos de la basura me impedían ver más allá de mis narices. Además, el recipiente estaba con la tapa levantada, una señora la sostenía en alto. Me impacienté, un poco incomodada por el tiempo que tardaba la dama en tirar la basura. Y me fijé ella. Estaba en zapatillas y se cubría la espalda con una toquilla de esas que hacían nuestras abuelas. Pero no era vieja: entre 50 y 60, año arriba año abajo, ni tenía aspecto de indigente (no digo pobre, aunque luego sospeché que puede que lo fuera), más bien se trataba de una vecina de un edificio próximo. La luz del semáforo dejó de interesarme, de hecho cambió varias veces sin que abandonara el lugar. Observé que la señora intentaba ocultar su cara, aunque seguía hurgando en el cubo. El hecho de que a esa hora haya alguien rebuscando en la basura ya no me sorprende, pero quienes lo hacen responden a unos parámetros determinados, y últimamente hasta suelo ver familias enteras, normalmente rumanos. Pero esta señora era otra cosa: aseada, aunque en zapatillas bien vestida, peinada, con un cierto aire de dama venida a menos. Y me sorprendió su afán por ocultar el rostro. Me pegué al escaparate próximo y con el rabillo del ojo traté de averiguar qué recogía exactamente. Se hizo con unas manzanas que limpiaba con el borde de la toquilla, supongo que para ver su estado; unas cuantas bolsas de fiambre, quiero pensar que desechadas por estar caducadas; y un pac de yogures. Puede que alguna cosa más, pero no indagué, lo visto fue suficiente. Observé cómo lo guardaba en una bolsa usada de supermercado, mirando a ambos lados, furtivamente, sacó una llave de su bolsillo y entró en el portal. Y empezó a trabajar mi imaginación: ¿será una viuda de las que cobran poco más de 300 euros? ¿Cobrará tan siquiera? ¿Tendrá hijos, conocerán las penurias de su madre? La noche era fría y me imagino que si no hay para comer tampoco habrá para calentarse. Me entristece enormemente que casi a la puerta de mi casa haya hambre y tanta necesidad. Estoy segura que la señora que he visto un día fue como yo, ama de casa o trabajadora, que poco importa y hoy –por razones que uno no logra entender, y menos explicar- ya somos diferentes: ella intenta vivir de la basura y yo sigo haciéndolo de mi trabajo. No sé cómo tengo la desvergüenza de quejarme: como todos los días y no precisamente de la basura, me he comprado algún caprichito en las rebajas –sin pasarme-, dos o tres veces a la semana al salir de mi trabajo voy con mis amigos a tomarme un vinito, después de comer el consabido café, salgo de cuando en cuando a comer a un restaurante –aunque sea el menú del día-, si tengo frío enciendo la calefacción y listo, calculo el dinero del que voy a disponer para mis vacaciones – humildes, pero vacaciones-. Mucho me temo que si al final de la vida he de darle explicaciones a alguien no pueda ni mirarle a la cara. Ser mileurista en los tiempos que corren no debe de ser estar en crisis, tener que buscarse el sustento en la basura sí ha de serlo. Nuestros valores, esos sí que están en crisis.
jueves, 3 de febrero de 2011
DOMINGOS POR EL RASTRO, artículo de José Marcelino García
A este tránsito del Rastro vienen hombres y mujeres con sus enfermedades eternas e incurables, con sus quebraduras hijas del tiempo, también con el cansancio de un cuerpo oxidado por el abandono. Cada uno acerca su historia clínica a estos saquitos de yerbas de los bosques, a este huerto clásico y perfumado de los floritos. Quieren curar, con tisanas de malvavisco, herbamora y benito campín la biometalurgía gastada de sus espinazos, la cargación de riñones, las jaquecas y destemplanzas de tripas estragadas con cosas de botica. Remediar la honda edad a base de pediluvios de tomillo y equiseto, baños de vapor, gargarismos y enjuagues con el eneldo y la ruda.
Domingos por el Rastro de Gijón en busca de la sabiduría sanadora de los pétalos que hagan dormir/morir; de las hojas del arto albar para los desvanecimientos; de los tiernos brotes de la malva montes para las ansias del pecho y las turbiedades de la cabeza.
Complacientes, los herbolarios del Rastro van mezclando/rimando puñaditos de hojas y estambres, de cortezas y peciolos. «Déme algo para este sarpullido que me abrasa. Algo para este 'fegado' que me 'llate'. Algo para este corazón 'atristayao'. La mano, ligera y sabia, se hunde en los talegos para sacar de ellos el remedio de estas plantas recogidas en los campos de los pastores, por sobre las cunetas de los caminos, en la humedad de los molinos, junto a las laderas de las montañas y los rincones de los huertos de monja. Yerbas antiguas, extrañas, sobrenaturales, que tienen su altar en los claros de los bosques, entre los trasgos, donde cantan los sapos y el ruiseñor, y que crecen bajo la faz de la luna. Yerbas cogidas en el corazón del monte para sahumar y echar con ellas la bendición en amores de pálidas caras, en penas y afanes. O para hacer hechizos en daños y misterios.
Estas plantas rupestres y enduendadas, además de curar, perfuman con su salvación los paseos del Rastro llenos de cacharrerías y libros viejos, de cosas de solares y de aceite requemado de chiringuito. Y ese olor sano, piadoso y oriental parece como si corrigiese por un momento todo lo falso, lo rancio y arruinado de nuestra triste vida, tan enferma del vivir.