(1ª Parte)
El anterior domingo, 25 de junio, no escribí. Los lectores y lectoras manifestaron su preocupación, según se me informó, después de haber leído Aviso y denuncia el domingo, día 18. ¿Qué le habrá pasado? preguntaron. Nada, nada, respondo ahora. Guardé “ayuno y abstinencia” como en viernes de Cuaresma. Y mientras unos y unas pensaban en venganzas sicilianas, éste, el que escribe, estaba plácidamente sentado, a las nueve horas, el 25 de junio, en la Plaza Mayor de Gordoncillo, pueblo de León, al que se llama, en cazurro, el lugar “donde se hermana Vino y Palabra”.
No podía estar en sitio más seguro, pues tenía al frente, la Iglesia de San Juan Degollado y a la espalda la ermita del Divino Cristo. Y mirando a lo alto, veía golondrinas en bandadas haciendo acrobacias aéreas sin rozarse; también veía una cigüeña, que, rascándose, metía el largo pico bajo el ala. Y mirando a lo bajo, vi aparcada la camioneta de “Frutas y verduras Cañibano”, con sede principal en Valderas, donde el bacalao.
Puesto de frutas Cañibano |
Mucho más cerca, en el Diario de León, sostenido por mis manos y piernas, del día anterior, del sábado 24 de Junio, leí lo siguiente: “El pájaro que delató a la reina leonesa Berenguela. La chova piquirroja ha sido la clave para desentrañar un artesonado” (La información se anunciaba detallada en la página 46). Lo de la piquirroja me hizo más exclamar que preguntar: ¡El día, ya próximo, de desaparición de los periódicos locales (de papel), dónde y cómo aprenderemos cosas tan útiles! Por cierto, que en ese mismo periódico, Diario de León, en la página 4 del domingo 25, hay un artículo de un tal que firmó con del título pomposo de “profesor de Fenomenología criminal de la UNED y escritor” que, naturalmente, no leí.
1º.- Miércoles día 30 de Mayo de 2023, a las doce horas, al teléfono con REPSOL, mi empresa preferida para ahorrar en la declaración de Renta por causa de minusvalías.
Después de mucho tira y afloja, de llamadas repetidas del comercial de Repsol a mi móvil, aquel decidí cambiar tres contratos de luz y uno de gas a la Compañía Repsol, ya tenia otro de gas en Repsol Butano S.A. Y es que esa Compañía, REPSOL, me gustó siempre mucho: gracias a ella, percibí buenos dividendos por mis acciones; gracias a ella, ahorré céntimos en gasolinas durante la Pandemia; gracias a ella, pude compensar minusvalías en el precio de sus acciones (todo lo demás en mi Declaración de Rentas, afortunadamente, son plusvalías: a finales del siglo pasado, el precio de las acciones de Repsol oscilaba entre 20 y 25 euros, llegando hace meses a 8 euros; y estando ahora entre 12 y 13 euros la cotización por acción. Es evidente que la gestión del catalán Brufau, Presidente, y del político vasco Imaz, consejero gracias al PNV, no puede ser de más éxito.
Recuerdo que hace años, cuando el Rey de España, hoy emérito, aconsejo “con persuasiones” a que Repsol se vendiera a la gasística rusa, Gazprom, el CNI y yo dijimos que no (perdón por lo del pronombre, que es mucho más que un nombre, debiendo comprender el lector/lectora que a estas alturas el escritor crea lo que más le favorece aunque sea increíble. Aquello lo escribí en La Nueva España hace años.
Víctor, comercial de Repsol, y el abajo firmante tardamos casi una hora (el día 30 de mayo) en formalizar el cambio contractual, teniendo que ir contrato a contrato, buscando en cada uno la retahíla de números que son los respectivos CUPS, imprescindibles. Y después de “sudar tinta”, al teclear Víctor no se sabe qué tecla en su ordenador, apareció, según él, lo siguiente que copié: “Solicitud rechazada por no haberse superado el análisis del riesgo preliminar”. Contratación imposible, pues. Y exclamé con cara de delincuente: ¡Más de media vida peleándome con el Registro de la Propiedad, y ahora a pelearme con el Registro de Morosos!
Víctor, presuroso, me dijo que resolviera el problema y que meditara en qué impagos incurrí, haciendo un minucioso “examen de conciencia”. Me dejó sólo y pedí (a Víctor) que no me abandonara en tal trance. Ni caso me hizo y colgó. Estrujé en la soledad mi cabeza para descubrir impagos o delitos civiles en operaciones pasadas. La tranquilidad, pensando en ese Registro nefando, se hizo posible al pensar que no precisaba crédito alguno ni otros negocios bancarios para cachondeo de los consumidores.
Al día siguiente, por tener apalabradas dos crónicas para Religión Digital con ocasión de la toma de posesión del nuevo Arzobispo de Compostela, unas crónicas que aparecieron los día 2 y 3 de Junio en Religión Digital, viajé a la capital de la Comunidad Autónoma de Galicia, olvidándome de lo anterior, de lo de Repsol, de Víctor y hasta de los Registros. Y yo tan pichi conversando en la tarde del 2 de junio por las rúas compostelanas con eminencias y príncipes de la Iglesia.
2º.- En Gijón, en la Oficina de Correos, de la Plaza 6 de Agosto, el 8 de junio de 2023, entre las 9 y las 9,30 horas.
El 7 de junio recojo un aviso de Correos, depositado en el buzón correspondiente, para recibir en cuanto destinatario, un documento en la oficina postal de Gijón. El jueves ocho, sobre las nueve horas y diez minutos, me personé en la oficina principal, con entrada por puerta de acceso al público en la Plaza 6 de Agosto, de Gijón. Y confieso que lo hice con desazón, he ahí la prontitud de mi presencia, pues pensé que el documento a recoger tenía relación con lo de “no haber superado el análisis del riesgo preliminar”.
Delante de una máquina, pulsé el apartado “recoger” y salió un papel con el número RO11. Me senté, cual párvulo, mirando al rótulo de turnos, enfrente y en lo alto. De repente sonó un “rin rin”, y se llamó al número RO14 a la ventanilla numero 4. La señora a mi izquierda, con el número RO12, y este servidor con el RO11, nos acercamos a la ventanilla numerada, para advertir de un posible adelanto indebido. La respuesta fue indudable: RO14 es preferente por tener cita previa. Surgen las grandes palabras: cita y previa, que se repetirán, como se indicará más adelante, junto a la barrera del Cuartel de la Guardia Civil, en Contrueces. Y exclamamos juntos, R011 y R012 exclamamos: ¡Ahh, ah! y volvimos a sentarnos, hasta el nuevo “rin rin”, que fue mi turno, el de RO11.
Paso por alto episodios de inhabilidad alfabética de la cartería o del desapoderamiento del D.N.I. durante más de diez minutos. Sabiendo que en el llamado SERVICIO POSTAL UNIVERSAL (Correos) queda constancia del momento exacto de recogida de la carta por el destinatario, pedí que eso mismo se escribiera con informal anotación en el anverso o reverso de la carta entregada para mi posible uso. La señora de la ventanilla número 4, amable, me dijo que eso no era posible, lo cual fue ratificado por una funcionaria que por allí circulaba, no sabiendo si era la superior jerárquica de la de la ventanilla 4 o una lideresa sindical. Tal dama indicó que mi petición tenía que formalizarse por instancia dirigida al señor Director de la oficina, previo pago de 16 euros y 98 céntimos. Y, antes de marchar, me limité a rezongar que de haber sabido lo que supe después, hubiese llegado acompañado de un notario o notaria de la Plaza de Gijón.
No teniendo nada que ver con lo anterior, señalo que el lunes día 26 de junio, a las once horas y cincuenta y ocho minutos, una señora, vistiendo la ropa reglamentaria y los distintivos del SERVICIO POSTAL y cornetero, personada en la puerta del piso en el que vivo, entregó a mi hijo lo que se denominan “Multas Ley de Seguridad Vial” (La precisión en lo de la hora de entrega fue porque a las doce horas, mi hijo tenía apalabrada una entrevista muy importante de tipo laboral, recordando por ello la hora exacta y no por notario que nunca quiso ser. Y en aquellos papelitos leo una notificación de una tal “Jefa de Recaudación de los Servicios Tributarios del Principado de Asturias”. La notificación empieza diciendo que: “Habiendo transcurrido el plazo de ingreso en periodo voluntario sin que haya sido satisfecha la deuda…” El SERVICIO POSTAL Y UNIVERSAL cornetero no depositó en mi buzón del portal urbano los avisos para recoger en Correos las multas y abonarlas en plazo con las reducciones correspondientes.
Y aquí surge conflicto de credibilidades, las del cartero o cartera que no se sabe qué hizo con esos avisos y mi palabra, teniendo preferencia, naturalmente, la de ellos. ¿Por qué? No puede ser que las presunciones y atributos de autoridad sirvan para encubrir malas prácticas de los funcionarios, incumplimientos profesionales o vagancias. Me pregunté: ¿Mis providencias de apremio habrán sido, acaso, tan disparatadas como las de esa Jefa de Recaudación?
¿Qué hemos de hacer los ciudadanos ante esos atropellos? Me cisco en la Ley 43/2010, de 30 de Diciembre, denominada de servicio postal universal, de los derechos de los usuarios y del mercado postal. Y esa Ley fue aprobada en tiempos del progresista y muy maduro Rodríguez Zapatero, por cierto, que triunfó en un Congreso del PSOE gracias al voto del sindicalista Villa, luego…. Es para cachondeo y por imbecilidad hacer reclamaciones (artículo 10) a los de la corneta amarilla y exigir después responsabilidad al Estado, que es el garante del cumplimiento de las obligaciones de los servicios postales y de los deberes de fidelidad en los envíos postales. ¡Sandeces y para qué, oh Estado de Derecho!
Y encima a fastidiarme, pues he anulado las vacaciones por las elecciones del 23 J. pues, naturalmente, no votaré por correo en Correos.
Continuará.
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