Un año hace hoy, 26 de este mes de
mayo que tanta fama tiene por florido y hermoso, que fallecía repentinamente
Gonzalo Mieres. Nuestro Gonzalo, el de todos. Y digo bien el de todos porque para ídem estaba. Y yo lo
hecho de menos, esta ciudad sin él, y sin algunos de su misma raza que también
se fueron no es la misma. Me refiero al polifacético Juan José Plans; a Barral,
el cura; a Víctor Alperi, el escritor; al también cura José Manuel Fueyo. Todos
unidos por un sentido de la solidaridad a la antigua usanza, de puerta a puerta
diría yo. Ahora la mágica palabra, solidaridad, va siendo sustituida por una
bien llamada, que no digo lo contrario, justicia social. Que de justicia, la
verdad, en demasiados casos tiene poco. Fundamentalmente porque tiene muchas
caras; y al final ninguna concreta, ninguna a la que mirar de tú a tú. Pues él, Gonzalo, sí encaraba de frente los problemas de esta sociedad nuestra,
estaba presente en cualquier institución benéfica o colectivo vulnerable que necesitase
una mano amiga. Tenía dos manos- como suele ser normal- , pero una me consta
que no sabía nunca lo que hacía la otra –eso ya
no es tan habitual-. Tal era la naturalidad que imprimía a sus
actividades. Y qué decir de todo lo que hizo por nuestro folklore, por la
cultura, por el deporte, por los barrios… Pues sin todo eso llevamos ya un año.
Y sin el amigo, que eso es lo peor.
Ésta es una de las últimas fotos que tengo con Gonzalo, fue en septiembre del 2013 en el Pueblo de Asturias, donde merced a su trabajo colocaron una placa a Luis Argüelles y a mi padre. |
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