domingo, 30 de junio de 2013

GONZALO MIERES Y MI CIUDAD DE MIL CARAS

Ayer le entregaron a Gonzalo Mieres la Medalla de Plata de la Villa en el Teatro Jovellanos, en un acto institucional en el que hubo más galardones, también muy merecidos, que otorgaron a  instituciones y personalidades que no mencionaré, porque hoy dan cumplida cuenta de ello los medios de comunicación locales y yo de quien quiero hablar es de Gonzalo. Por Gonzalo acudí a Jovellanos, por la invitación que me envió el día que le pregunté si yo podría asistir. Como hago habitualmente, cuando todo son caras conocidas a las que todo el mundo quiere saludar, porque hacerse el visto es importante, yo hice lo contrario, me camuflé en una esquinita del teatro que escogí estratégicamente para no perderme nada. Y nada más terminar me esfumé discretamente. Lo importante ya lo había vivido, había sido testigo del reconocimiento que a un amigo, de los de verdad, le hacía todo Gijón. Los méritos de Gonzalo son de sobra conocidos, pero el que tiene para mí es muy especial, es de una autenticidad sin parangón. Voy a tratar de explicarlo. A Gonzalo yo no le he hecho nunca ningún favor, nada está en mi mano que  él pueda necesitar. Ningún compromiso hacia mi persona. Entre los dos no hay más – ni menos- que ese cariño de amigo que nunca muere, y que siempre me sorprende. Y ayer, en el Teatro Jovellanos, hizo que me saltaran las lágrimas. Estaban rindiéndole un homenaje, todos los agasajos eran para él, no tendría por qué acordarse de alguien que falleció hace 35 años: de mi padre. Tuvo un reconocimiento público en su tiempo de gloria para un amigo que hace mucho que ya no está y del que ya casi nadie se acuerda porque el tiempo lo borra  todo, y porque la mayor parte de su generación ya falleció. Cómo es posible pensaba yo, que Gonzalo tuviese tan vivo el recuerdo de mi padre. Es cierto que los dos hicieron siempre lo mismo, a los dos les importaron los barrios, el folklore, las costumbres, el arte,  los más desfavorecidos… ¡Pero han pasado tantos años!  Tengo muchos recuerdos de su solidaridad, pero como  siempre nos decía que lo que hace la mano derecha no lo sepa  la izquierda, difícilmente podrían haber trascendido sus acciones solidarias, que es lo que eran. De muchas me enteré después de su fallecimiento, cuando alguien por la calle me paraba para agradecer lo había hecho por ellos. Cuando me decían: Gracias a tu padre… Total, que Gonzalo aprovechó un tiempo que era únicamente suyo para anunciar un homenaje que ha organizado en el Jovellanos para el día 6 de octubre. Para ser sincera lo que dijo exactamente no lo sé, porque cuando escuché nombrar a José Avelino Moro –cosa que no esperaba- el corazón me dio un vuelco y se me hizo un nudo en la garganta. Miré a mi derecha y a mi izquierda, donde estaban personas que no conocía y en un tris estuve de decirles que Gonzalo estaba hablando de mi padre. Lo que son las emociones… Gracias, Gonzalo, gracias.

jueves, 27 de junio de 2013

"GONZALO (MIERES) EN LA CIUDAD", artículo de JOAQUÍN FUERTES publicado en "EL COMERCIO"

¿CÓMO RESUMIR LO QUE HACE UN HOMBRE EN 50 AÑOS?

Le oí decir a mi vecina de barrio Ángeles Pollo: “Gonzalo, eres una buena persona”. Ángeles es seria y poco dada a los halagos, y como me decía un amigo común: “Como compañera es  encantadora, pero como rival hay que echarle de comerá aparte”. Me decía Carmen Veiga: “Gonzalo es amigo de todo el mundo”. Hombre, siempre habrá alguien a quien no le caiga bien. En un país donde se dice que el pecado principal es la envidia y anda errante la sombra de Caín, caer bien a todo el mundo es casi imposible. Ahora es a Pilar Fernández Pardo a quien le corresponde decir algo de Gonzalo, porque, como ven, para hablar de Gonzalo lo mismo da sentarse a la izquierda, en rel centro o a la derecha del banco. Hablar de Gonzalo, en síntesis, es fácil; basta con las dos opiniones anteriores: es una buena persona y amigo de todos aquellos que le conocen. No obstante, Fernández Pardo tendrá que extenderse, glosando una vida y obra, y eso no cabe en toda esta página del periódico.
Yo voy a ocuparme también aquí un poco de Gonzalo. No para diferenciarlo de las dignísimas personas y entidades que se merecen, como él, una medalla, sino para unirme al movimiento ciudadano de poner una calle, teniendo en cuenta que en este Gijón de los prodigios hay callejuelas con nombres dados y avenidas con nombres regalados. Ya he dicho que yo no voy a glosar méritos en un espacio donde no caben ni una mínima parte de los del referido. Pero si alguien queda que no conozca a Gonzalo, y quiera verlo en la base más base de las preocupaciones del pueblo, ahí pudo haberlo encontrado como vicepresidente de una asociación vecinal y escribiendo en un periódico semana tras semana sobre los problemas de los barrios. Si usted quiso buscarlo en el deporte, pudo haberlo hecho como presidente de la Federación Asturiana de Natación, e impulsando el ajedrez, el billar y cuanto importa, sin que nada le sea ajeno. Si usted dice que, mucho deporte y mucha cultura, pero lo principal es la salud, pues ahí lo tiene, qué más quiere, llevando a los barrios y centros de tratamiento de drogadicción y alcoholismo a todo tipo de profesionales: médicos, psicólogos, fisioterapeutas… para ayudar a reconocerse e informarse, y tal vez a curarse.
Y entonces, usted puede decir que todo lo anterior está bien, pero que acaba de enterarse de que la recesión se agudiza en Asturias y que lo que se necesitan son hombres de empresa capaces de sacarnos de estos umbrales agónicos. Pues, hombre, tengo que decirle que cuando Gonzalo era gerente de una empresa fue a Detroit a recoger el premio de calidad en la exportación. Cuando la producción industrial está cayendo en picado y el empleo no despega, dan ganas de ir a buscar a Gonzalo para pasearlo a hombros por la Plaza Mayor. ¿Y de la cultura y el arte? ¿Qué me dicen de la cultura y el arte? Cincuenta años nos contemplan desde que lo conozco (un poco antes a Pili) y no ha parado desde entonces. ¿Cómo puede resumirse lo que hace un hombre en cincuenta años? Lo único, quitarse el sombrero como Vladimiro y Estragón en “Esperando a Godot”, al escuchar las palabras arte y cultura; mientras otros, todavía hoy, les apetece sacar la pistola. Tardará en nacer, si es que nace, otro como Gonzalo.


martes, 25 de junio de 2013

"EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO EN EL GLAMOUROSO SOMAO", artículo del periodista MANUEL DE CIMADEVILLA



A principios del siglo XX, en los puertos asturianos los cantos al progreso y al trabajo de los orfeones se mezclaban con los sabrosones ritmos caribeños con danzones y guajiras como consecuencia de la vuelta de los emigrantes de ultramar.
Unos lo hacían como triunfadores con grandes capitales para invertir en nuevas industrias y con la correspondiente palmera tropical que plantaban ante su casa colonial. Otros, sin embargo, regresaban con lo puesto. Pero todos retornaban a sus orígenes y a sus raíces con angustiosos lamentos en el recuerdo tras haberse arriado la bandera de España en el Castillo del Morro en La Habana.
Aquella España que vio nacer el siglo XX no se había podido recobrar sentimentalmente de la pérdida de las últimas colonias en tierras del Nuevo Mundo.
De la unión -ahora llamada fusión- de los sones cubanos con cánticos nostálgicos y las músicas traídas por los polacos que habían venido a trabajar a las cuencas mineras surgiría, con aquellas bases armónicas migratorias, el "Asturias patria querida". Antes recurrida canción en noches sin fronteras de marejada etílica y ahora himno oficial por obra y gracia del poeta Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos en su etapa de presidente del Principado de Asturias.
El entorno de la desembocadura del río Nalón fue uno de los lugares privilegiados escogidos por quienes retornaban con grandes fortunas y palmeras para plantar en sus espectaculares casonas de indianos, con miradores desde donde se controlaba todo el entorno, grandes cristaleras y acogedoras chimeneas para los tiempos de invierno. En sus jardines fueron plantadas especies exóticas traídas de ultramar siendo la palmera el árbol emblemático que define toda una época de esplendor.
Así, en el glamouroso Somao se pueden admirar muchas muestras de aquel poderío arquitectónico: La Torre, el palacete de Solís y El Noceu, pero de entre todas ellas destaca por su historia Villa Radis –abreviatura del nombre de Radisgunds, la esposa del indiano Gabino Álvarez- quien la construyó en 1908 sobre un altozano desde el que se puede gozar de la gran belleza de la desembocadura del río Nalón.
La escritora Silvia Grijalba recreó todo aquel ambiente de principios del siglo XX en una deliciosa novela titulada “Contigo aprendí” en la que recupera los recuerdos de su abuela y de su familia de indianos, por lo que ganó en el año 2011 el “Premio de Novela Fernando Lara” de la Editorial Planeta. Sus páginas comienzan con la historia de un indiano que llega en su haiga a Malleza con el único afán de casarse con la mujer más hermosa que hubiera por aquellos lares. La encontró en Somao y con ella se marchó a vivir a Cuba, aunque con constantes escapadas a Nueva York y París en las que recupera historias con los más prestigiosos modistos, actores, cantantes y compositores de aquellas épocas esplendorosas en las que la creatividad y la imaginación estaban presentes en las privilegiadas vidas de una época que nunca jamás volverá.
Somao es el lugar ideal para ir tras las huellas de un tiempo perdido y reflexionar sobre las raíces existenciales, a fin de encontrar así respuestas que nos alivien de un presente tan mediocre y nos iluminen el camino hacia un futuro más próspero y esperanzador.






viernes, 21 de junio de 2013

"DIVORCIO SÍ, DIVORCIO NO", artículo de VIRGINIA ÁLVAREZ BUYLLA publicado en "LA NUEVA ESPAÑA"


Cuando una piensa en aquellas épocas de la historia en las que el matrimonio era para siempre, pasara lo que pasara, cuesta creerlo. Si el amor moría, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y a tragar. Si el marido era violento, dictador y tirano, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y ni siquiera se investigaba la situación. Si la mujer era una acosadora psicológica, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre. Con lo cual se llegaba a verdaderas tragedias familiares y mucho sufrimiento.

Por fin, llega un momento en que la separación se permite y, lento pero seguro, el divorcio se va consolidando. Una piensa qué alivio, todo aquel dolor va a desaparecer. Pero en la vida nada es tan fácil ni sencillo. En parejas sin descendencia no hay muchos problemas, la separación suele ser incruenta. Hay matrimonios recientes en los que los componentes o uno de ellos no está dispuesto a aguantar nada, a sacrificar nada, a querer sin egoísmo, y ello lleva a la separación en picado. Se reparten los bienes, y si te he visto no me acuerdo.

Pero cuando hay hijos las cosas no son tan fáciles. Hay casos en los que el divorcio es una necesidad perentoria, en los casos en que alguno de los cónyuges es violento, maltrata a su pareja o a los hijos. Ahí la separación debería ser inminente. Es terrible que cueste tanto llevarla a cabo. Primero hay que probar los malos tratos y, desgraciadamente, eso se consigue con mucha dificultad y a veces demasiado tarde porque la situación ya es irreversible y el maltratador consigue matar o herir a su pareja.

En la mayoría de los divorcios, el amor se ha acabado o uno de los cónyuges ha encontrado otro amor y aquí empieza la tragedia del abandonado o abandonada y de los hijos. Para los hijos desaparece su vida segura en compañía de su padre y de su madre; aunque hubiera peleas entre ellos, estaban allí a su lado. De repente hay dos casas diferentes y ya ninguna es su casa o es una casa compartida con los hijos de la pareja de sus padres. Ya no están seguros de nada. Además, en los casos en los que los padres no se llevan bien y luchan para quedarse con ellos, con chantajes, cantidades de regalos, consintiéndoles demasiado, la vida es confusa y no saben qué partido tomar.

Si los padres viven en la misma ciudad, al menos pueden ver a las respectivas familias con asiduidad; si viven en diferentes ciudades, todo es más complicado, aunque si es en el mismo país todavía es relativamente fácil verse. Cuando cada uno vive en país diferente, todo es puro dolor.

Hoy en día los matrimonios entre personas de diferentes nacionalidades, colores, religiones son muy corrientes. Los jóvenes viajan mucho por sus trabajos. Es fácil que las madres se vayan con sus hijos a sus países de origen; y los jueces, que tienen la tendencia a dejar a los hijos con las madres, lo consienten. Aquí empieza el calvario del padre y de la familia del padre. Por un lado, encontrar trabajo en el país donde viven sus hijos es complicadísimo, las más de las veces imposible, y para los abuelos, hermanos, primos igualmente. Ahora, con la crisis, nadie tiene dinero para ir a verlos. Skype, los «e-mails», los «whatsapp» no son lo mismo, son una gran ayuda pero no sustituyen a la presencia física. A veces el progreso no lo es tanto. (15/06/2013)

jueves, 20 de junio de 2013

LA LIBERTAD POR ENCIMA DE CASI TODAS LAS COSAS, QUE YO AMO, TIENE UN PRECIO


Nunca a lo largo de nuestra historia hemos sido tan libres como ahora. Paradójicamente también nunca hemos estado tan controlados. Cuando yo estudiaba -que ya llovió-   un viejo profesor de filosofía  nos repetía machaconamente, para explicarnos no se qué silogismo ya olvidado,  que no podía ser de noche y de día a la vez. O que lo que  era  blanco, no era negro. Sin embargo, en lo tocante a libertad parece que dos conceptos antagónicos se pueden perfectamente combinar: ser libres y estar controlados. Amo la libertad, como digo en el título, casi por encima de todas las cosas, y establezco el límite allí donde atente contra la de otros  o contra las normas exigibles para que la convivencia sea posible. Casi el resto de las circunstancias esclavizantes –que muchas hay- me las suelo saltar a la torera. No cedo ante el poderoso, no cedo ante quien quiere infringirme un chantaje emocional, no cedo ante la moralina estúpida que practican algunas personas que intentan dominarte en nombre de unos principios que ni tan siquiera practican y  que les conducen a una infelicidad que soportan estoicamente, las más de las veces para cubrir una apariencia social. De todo esto, y de más, procuro apartarme. Y por todo, pago un precio importante. Algunas personas me rechazan porque se sienten superiores a mí, otras consideran que soy un diamante en bruto (tal cual me lo dijeron), para mis jefes –pese a mi eficacia laboral y mis titulaciones superiores- soy simplemente una secretaria con categoría de auxiliar administrativo, soporto con resignación sus torpezas y transcribo sus  cartas llenas de faltas de ortografía que no reconocen, mi sueldo pasa muy poco de los mil euros… Y un largo etcétera fácilmente imaginable para quienes de verdad me conocen, que son los menos. Y esa es mi humilde libertad. Pero según decía en el comienzo, soy consciente de que estoy muy controlada. Por otra parte,  como el resto de los ciudadanos. El medio que en estos momentos utilizo, para comunicarme no se sabe con quién, es el principal culpable. Y, por ende, yo misma que lo utilizo. Por aquello que nosotros los internautas contamos, quienes mueven los hilos conocen nuestros gustos, nuestro pensamiento o cualquiera de nuestras acciones. Cuando yo tenía a Obladi, mi mascota, publiqué sus fotos y al poco tiempo comenzaron a aparecer en mi correo marcas de comidas para perro. Está claro que  alguien controlaba mi correo con fines comerciales. Nuestros escritos van dejando un rastro que ya nunca se borrará, lo sé. Pese a ello, no deseo renunciar a comunicarme con dios sabe quién, pero desde luego con alguien. Yo comparo el ordenador con el antiguo patio de mi calle, en la llamada Santa Teresa, que es donde nací. Cuando  era niña recuerdo que mi abuela y mi madre se comunicaban con las vecinas, todos estábamos al corriente de cuanto sucedía en el barrio, se comentaba lo que decía el periódico, se compartían penas y alegrías con toda naturalidad. Para bien o para mal, así era. Hoy lo más normal es no conocer a los vecinos, y mucho menos que nos cuenten o contarles nuestra vida. Pero las redes sociales han sustituido esa comunicación directa. No tengo más que entrar en Facebook para saber de mis conocidos. Me cuentan, cuentan a todo el que lo quiera leer, que acaban de llegar de vacaciones, que han tenido un día duro, o que el niño hace la primera comunión. No hace mucho a una vecina de mi madre, que por edad aún se comunican en directo, le dio un infarto y tuvo que ser ingresada. Ante su asombro –el de mi madre, digo- fui informándola a diario del estado de su vecina. ¿Cómo? Pues sencillamente porque su hija, que no vive cerca, publicaba el estado de su madre, los progresos..., que todos compartimos  intentando arroparla. Así funcionaban las cosas. ¿Es esto ser libre? Pues ciertamente no lo se, pero no me disgusta. Poder decir –escribir- lo que me apetece en cada momento es muchas veces el último recurso, o el único, para revelarme contra aquello que no me gusta, para compartir lo que me hace feliz y también lo que me entristece. Pudiera ser, parecer, el resultado de la soledad. Es posible, pero no del todo cierto. Al menos si por soledad se entiende no tener compañía. Muchas personas la tienen, pero viven en soledad. Campoamor decía que "...es todavía más espantosa la soledad de dos en compañía." 

miércoles, 19 de junio de 2013

MINIANTOLOGÍA POÉTICA DE ALFONSO CAMÍN (V)

(Compilación exclusiva para el blog Las mil caras de mi ciudad)

José Luis Campal

DE LA ASTURIAS SIMBÓLICA
El quinto volumen de versos del poeta de La Peñuca ALFONSO CAMÍN MEANA (1890-1982) que vio la luz fue De la Asturias simbólica, editado por las librerías de J. Maza Pereda-La Esfera en La Habana y Fernando Fé en Madrid; salió en 1917 de los talleres cubanos de la Imprenta Militar y una segunda edición ampliada vería la luz al año siguiente. A lo largo de 198 páginas, ofrece un total de 51 poemas, precedidos de un prólogo-presentación firmado por Atanasio Rivero.
Al final del volumen se reproducen varios juicios críticos positivos sobre Camín, extraídos en su mayoría de la prensa y debidos a Andrés González BlancoVerso rotundo, sonoro y relampagueante»), Dionisio PérezEn pocos rimadores hemos visto plegarse el soneto a todos los asuntos, a todas las formas de la inspiración»), Emilio CarrereLa musa de Camín es luminosa, frondosa, magnificamente teatral»), Fernando LlesTodo lo epopéyico, lo primitivo, lo tumultuoso hallan un eco en su lira») y Luis G. UrbinaInspiración desmelenada e impetuosa, de verbo frenético, de ritmo galopante»). Observaciones todas ellas, como se aprecia, de rendida e incondicional admiración.
Dedicatoria de la primera edición del libro
Seleccionamos de esta quinta entrega poética de Camín (que el gijonés dedicó al  Centro Asturiano de La Habana y «a mis paisanos en Cuba») la composición en 8 estrofas de cuatro versos (excepto la última) dodecasílabos titulada “Las cerezas”, donde una lujuriosa sensualidad de símbolos inequívocos e indisimulado erotismo se cuela por entre esta estampa de cortejo, la cual admitiría perfectamente una lectura escenificada:

¿Te acuerdas? Yo enfermo de amores un día,
mirando las rosas, cruzaba mi huerta,
y estaban tan juntas tu huerta y la mía
que quise mirarte de cerca, muy cerca.

Un ramo de flores llevé hacia tus manos,
que luego besaron tus labios de fresa;
después, presurosa, también en mis manos
pusiste otro ramo de rojas cerezas.

Creílos tus besos cuajados y rojos
y un ansia infinita sentí de morderlas;
mas, luego creílas un fruto sagrado
y rojo me puse también de vergüenza.

Después nos quedamos los dos pensativos,
las frentes humildes, los ojos en tierra,
igual que en un regio jardín silencioso
dos mudas estatuas de mármol que piensan.

Robando las mieles de todas las flores
zumbaban en torno las rubias abejas
y las mariposas temblando en el aire
besaban las rosas de tu cabellera.

Pintados jilgueros, alegres pinzones
llenaban la fronda de ruidos de perlas;
melódicamente cantaban dos mirlos
como arpas ocultas vibrando en la huerta.

De pronto tus ojos buscaron mis ojos,
de amor encendida mirásteme trémula,
y luego, besando las rosas fragantes
corriste hacia casa como una cordera.

Detrás de ti fueron las mil mariposas,
calló de los aires la lírica orquesta,
y yo entre la calma mortal del paisaje,
sintiendo la sangre quemarme las venas,
igual que si fueran puñados de besos,
¡frenéticamente mordí las cerezas!


martes, 18 de junio de 2013

"SALAS, MUCHO MÁS QUE LA PUERTA DE OCCIDENTE", artículo del periodista MANUEL DE CIMADEVILLA cedido para el blog

SALAS CON RECUERDOS PARA  EL PERIODISTA JOSÉ DE ARANGO 
(el autor)


En medio de un paisaje de robledales y castañedos, Salas es una confluencia de caminos, ríos y también de historia, por eso se la conoce como “La Puerta de Occidente”, pero es mucho más por su rica historia y su excelente gastronomía.
Allá por el año 896 el hijo del rey Alfonso III, el infante Gonzalo cedió la iglesia de San Martín: en el 912 Fruela II cedió la Villa Azeliana y en el año 1006, la reina Velasquita cedió el monasterio de San Martín. Dieciocho años después fue creado el monasterio de San Salvador de Cornellana y su construcción se llevó a cabo por orden de la infanta Cristina Bermúdez siendo cedido en el año 1122 por el conde Suero Bermúdez y su esposa Enderquina a la Orden de Cluny. En el año 1277, el rey Alfonso X le concedió la Carta Puebla. El castillo que había sido donado en el año 1120 por la reina Urraca al conde Suero fue la base fundamental para la organización de la nueva puebla habiendo entonces sus más y sus menos con Cornellana, por aquello de los localismos tan aciagos, en todos los momentos, para todos.
Salas siguió adelante con su poderío y buena prueba de ello es que en esta hermosa villa está la torre medieval del palacio de los Valdés-Salas del siglo XVI –en donde puede ser visitado el museo prerrománico con piezas y lápidas como muestra de la riqueza decorativa de los talleres asturianos del siglo X- y la colegiata de Santa María la Mayor que fue edificada por orden del inquisidor y arzobispo Fernando de Valdés a mediados del siglo XVI, de estilo gótico con elementos renacentistas, a fin de que fuese instalado allí su mausoleo y los sepulcros de sus padres. El mausoleo –realizado entre 1576 y 1582- es una obra en alabastro del escultor italiano Pompeyo Leoni.
Fernando de Valdés Salas, tras ocupar los más importantes cargos religiosos y políticos destinó toda su fortuna a la creación de la Universidad de Oviedo. Como se puede advertir el poderío de los Valdés fue muy grande. Y, una vez más, recordamos que desde su desembarco en lo que hoy es el puerto de Cudillero se dispersaron poro a poco por toda la comarca vaqueira realizando grandes obras y apostando decididamente por el futuro de esta tierra.
No hay que dejar de visitar el palacio de Dóriga -con sus interesantes columnas toscanas cuya torre fue construida en el siglo XIV-; en La Granja, el suntuoso palacio de Toreno del siglo XVII, en Láneo –donde se cultivan una de las más prestigiosas alubias para cocinar una buena fabada- la casa de Longoria del siglo XVIII y la casa de los Miranda, del siglo XVII. Escudos de armas demuestran la histórica nobleza de sus habitantes.
Si se trata de mirar hacia el pasado y deleitarse con una buena comida hay que ir “Al son del Indiano” en Malleza. Malleza es un hermoso pueblo entre Pravia y Salas al que se le conoce como “la pequeña Habana” por los recuerdos de su arquitectura colonial y las altivas palmeras que trajeron los indianos que fueron a hacer fortuna a ultramar. Paulino Lorences es un personaje singular que no fue tan allá y se quedó en París hasta que comprendió que había que volver a sus orígenes vaqueiros. Compró la casa que data de 1895 y que fue la fonda con baile que él recordaba desde niño. Allí, a la iniciática sombra del campanario de San Juan Bautista, ha montado para quienes entienden y son sensibles a las exquisiteces, uno de los lugares mágicos que merece la pena conocer, no solamente por lo bien que se come, sino por la relajante atmósfera que ha sabido crear para que el tiempo perdido siempre esté muy presente.
De la gastronomía típica de Salas se ha hecho muy famoso el postre llamado “Los carajitos del profesor”, una galleta oscura a base de nuez o avellana molida, azúcar y huevo.
El concejo de Salas siempre ha sido un paso obligado en las peregrinaciones hacia Santiago, lo que motivó la existencia de hospitales de corraxos en Cornellana, Salas y La Espina, los cuales, curiosamente, estaban bajo el mando de la Mitra Compostelana.



sábado, 15 de junio de 2013

GONZALO MIERES ORGANIZA UN HOMENAJE A JOSÉ AVELINO MORO

De izquierda a derecha, Moro, Alfonso, Piñole y Marola
 Hace tiempo que un grupo de amigos de mi padre, a cuya cabeza se encuentra Gonzalo Mieres, preparan un homenaje a José Avelino Moro – de quien soy hija- que ya es realidad, porque en el programa de las actividades del Teatro Jovellanos se incluye un  Bravo Asturianísimo  en el mes de octubre en el que se anuncia.  También sé que ya han encargado una placa que colocarán en el Muséu  del Pueblu d´ Asturies, en reconocimiento a su colaboración en la creación del mismo.  
Siento un inmenso agradecimiento hacia esos entrañables amigos que 35 años después de su fallecimiento quieren recordarle. Hoy tendría 85  y quedan muy pocas personas de su época y que, por tanto, conozcan  el porqué del homenaje. Una cosa sí sé  con certeza, que si viviera no aceptaría el reconocimiento. ¿Por qué? Nunca por desagradecimiento, eso no, sencillamente porque siempre consideró normales las cosas que hacía, elevarlas a la categoría de extraordinarias no formaba parte de su pensamiento. Me consta que disfrutó, y mucho, de cuanto hizo, cualquiera que fuera su importancia. Con mi padre visité Villa Cajón en Tremañes –el nombre lo dice todo- y con él pasé horas en el Museo del Prado. Con él conversé con Antoñico el gitano, y también con Severo Ochoa. De mi padre aprendí que el valor de las personas no está en la condición social, y que lo más importante de la vida no lo compra el dinero. Me enseñó a ser solidaria, a ilusionarme con los proyectos de los demás si son interesantes, a colaborar  con quien lo necesite sin que  medie ninguna compensación económica. Esa fue su  gran herencia. Pero lógicamente esto entra dentro del ámbito de la privacidad, por eso el homenaje me resulta extraño. En realidad me deja perpleja, sin saber qué hacer ni qué decir. Lo único que se me ocurre es dar un millón de gracias a sus organizadores, que casualmente, salvo Gonzalo Mieres, creo que creen no conocerme, aunque no es así. Para algunas personas será una sorpresa.
Unos años después del fallecimiento de mi padre me encontré con Gonzalo Mieres y aproveché para felicitarle por la cantidad de actos solidarios, en el encuadre de Bravo Asturinísimo, que estaba organizando, que yo seguía aunque nunca participé en ninguno. Y su respuesta fue contundente: Recogí el testigo de tu padre. Entendí perfectamente el espíritu de cuanto hacía.
¿Quién era José Avelino Moro? Seguro que muchas personas que llegaron hasta aquí leyendo no saben nada de él. Por eso, copiaré seguidamente lo que Till (Carantoña) publicó en su sección La vida y sus vueltas en la última página de “El Comercio”, que da una pincelada  certera de su personalidad.



La muerte de José Avelino Moro me hace recordar a Adeflor, a Matías, a Bayón, a Vallina, a Agapito, a Joaquín, a Eugenio Suárez Llanos , a Tejedor, a Arias, a todos los compañeros que nos  han ido dejando desde que va ya para los veinticuatro años, entré en esta comunidad que el año que viene será centenaria.
A José Avelino Moro le vi comenzar , con su preocupación inicial por el ciclismo, ampliado luego con múltiples intereses. Le importó el bable, le importó el arte, le importó la actualidad municipal, le importó el folklore asturiano, le importó el Sporting… Era amplia su inquietud de autodidacta, y era incansable su eficacia volcada sobre el Pueblo de Asturias, o sobre el Museo de la Casa de Jovellanos, o sobre cualquier iniciativa interesante, en la que colaboraba con el mismo tesón y desprendimiento, aunque la idea se le hubiese ocurrido a otro, o aunque se le hubiese ocurrido a él y el lucimiento fuese de cualquier polizón de última hora.
Le vi empezar aquí en “El Comercio”, a José Avelino Moro, y le vi luego luchar durante años y años manteniendo con un esfuerzo que obligadamente tenía que ser heroico, una impresionante apariencia de normalidad cuando el mal que ahora le ha llevado a la tumba comenzó a minar su cuerpo sin doblegar su espíritu. Todavía hace una semana trabajaba con normalidad, como si la dolencia implacable que sufría no tuviese ya ganada la batalla. Más allá de su diligencia, de su brillantez o de su inquietud, José Avelino Moro nos deja a todos los que trabajamos con él una impresionante lección de entereza. Le seguiremos recordando, y meditando en su serena fuerza de voluntad, a él, que en nuestro periódico centenario ha dejado incorporado su esfuerzo y su firma, haciendo pequeña historia, y ayudando a que la pequeña historia no se torciese en el grado en que sus fuerzas se lo permitieran.
                                                                              TILL (diario “El Comercio”, 16/11/1977)



viernes, 14 de junio de 2013

jueves, 13 de junio de 2013

"LARGA VIDA AL ATENEO JOVELLANOS", artículo de VIRGINIA ÁLVAREZ BUYLLA, publicado en "LA NUEVA ESPAÑA"


Virginia pronunciando una conferencia en el Ateneo sobre  Agatha Christie 

He contado muchas veces que para mí el Ateneo Jovellanos ha sido como mi segunda casa toda la vida. Cuando yo era jovencita, mi padre, que durante muchos años perteneció a la Junta Directiva, nos llevaba a visitar las exposiciones de pintura, a los conciertos, a las conferencias, a las lecturas de poemas, a la biblioteca. Y si queríamos verle, teníamos que ir al Ateneo, pues al salir del trabajo allí encaminaba sus pasos. Siempre tenía algo que hacer.


José Benito fue vocal, secretario, presidente, en este cargo poco tiempo, su letrero de rojo le perseguía, pero a la hora de trabajar era muy apreciado pues había poca gente que tuviera tanta capacidad de trabajo como él, tantas ideas y tanto entusiasmo.



Andando el tiempo, se fue a enseñar literatura inglesa a la Universidad y tuvo que relegar sus funciones en el Ateneo. Yo me fui a estudiar a la facultad y también tenía menos tiempo. Después, mis ocupaciones como esposa, madre y profesora no me permitían estar en el circuito cultural tanto como yo habría querido.



Cuando me jubilé, José Luis Martínez, presidente del Ateneo a la sazón, me ofreció formar parte de la directiva. O yo me ofrecí, no sé. El caso es que empecé a colaborar fuertemente. Fueron años felices, me encantaba ayudar a expandir la cultura en Gijón y cuando el presidente me pidió que presentara a algunos conferenciantes y algunos escritores, descubrí el placer que ello me proporcionaba. Parece ser que se me daba bastante bien y gracias a ello conocí personajes de la vida literaria, política y cultural española muy interesantes. Yo preparaba bien las presentaciones, con lo cual mis conocimientos del día a día de la cultura se enriquecieron muchísimo.



Llegó el momento en que parecía que José Luis Martínez se iba a retirar de la presidencia, estaba bastante enfermo y cansado. Muchos socios me pidieron que me presentara a las elecciones y voy a explicar porqué lo hice.



La vida ateneísta había formado parte de mi familia durante generaciones. Mi bisabuelo Adolfo fue presidente del Ateneo de Madrid, mi abuelo Benito lo fue del de Oviedo y mi padre del de Gijón. Así que creí que ya había llegado la hora de que una mujer y una de mi familia, que por condiciones de la época no habían tenido parte en nada, presidiera el Ateneo Jovellanos.



Así que me lancé a la aventura con entusiasmo. Pronto descubrí dónde me había metido. Mi bisoña directiva, entusiasta y con muchas mujeres, recibió palos por todos lados. No voy a entrar en detalles por no remover viejas heridas y porque lo que pasó, pasó y ya está muerto y enterrado. Sólo quiero decir que la oposición fue bastante ruin, en mi opinión. A pesar de todo, algo removimos en las entrañas del Ateneo. Perdimos con cierta dignidad. Pero yo sufrí traiciones de gente que creí amiga, e incluso maledicencias. Se llegó a decir que yo era una roja que quería traer el rojerío al Ateneo. No sé si la frase es para reír o para llorar.



La consecuencia es que casi no volví a aparecer por el Ateneo, mi segunda casa. Será que no me gusta perder. Ahora, cuando, por fin, José Luis Martínez se ha decidido a irse y se han convocado elecciones, no tuve ninguna duda, no iba a presentarme. Ya había aprendido la lección, no estaba dispuesta a sufrir otra lucha fratricida.



Ahora que se que Álvaro Muñiz Suárez ha sido elegido nuevo presidente, me alegro. Creo que es una persona inteligente y cabal y que va a llevar al Ateneo Jovellanos a buen puerto. Así pues, deseo larga vida al Ateneo Jovellanos.

miércoles, 12 de junio de 2013

"LA GRANDIOSIDAD DE UN VALLE QUE COBIJA AL ALTAR MAYOR DE COVADONGA", artículo cedido para el blog por el periodista MANUEL DE CIMADEVILLA



Grandiosidad es la palabra que mejor puede definir a este maravilloso y espectacular valle que es la puerta desde la primera capital del Reino de Asturias hacia los Picos de Europa.
A los pies del Auseva hay una cueva natural en la misma montaña de la que brota el río de Deva, la venerada diosa desde la noche de los tiempos que gobierna las montañas, los árboles y las plantas.  Una espectacular cascada de aguas cae desde allí y versos populares aseveran que tienen poderes mágicos. De ahí que se haya desarrollado la tesis de la existencia en aquel lugar de primitivos cultos paganos.
Allá por el siglo octavo, se cuenta que en aquella cueva vivía un ermitaño que rendía culto a una virgen que se cree que fue traída desde el Monsacro hasta este altar mayor que es la “cova dominica” y que no se puede descartar que fuese también de madera negra, como la que se conservó en la capilla octogonal del monte sagrado hasta la Guerra civil. A pesar de que los apóstoles nunca rindieron culto a la Virgen –ya que solamente era la esclava del Señor- el culto mariano se extendió rápidamente por el mundo cristiano desde la Tierra Santa.
A aquella rústica imagen veneró Pelayo y cuenta la leyenda que el primer rey de la Monarquía Asturiana vio en el cielo una cruz rodeada de cegadora luz con las palabras: “Hoc signo vincitur inimicus”. El signo de la cruz vencerá a los enemigos. Por eso hizo una cruz de roble que le sirvió como estandarte en la batalla contra los musulmanes.
Allí, en aquella cueva, dicen que se encuentran los sepulcros de Pelayo y del rey Alfonso I “El Católico” quien fue el que hizo construir allí un templo con tres altares dedicados a la Virgen, a San Juan Bautista y a San Andrés. A fin de dar un culto continuo a la Madre de Dios también crearon un monasterio que fue cedido a los benedictinos. Más tarde aquel templo construido en la hendidura de la peña Alfonso II “El Casto” lo reforzó con maderas de roble y de tejo.
La continuidad de los ritos en aquel Altar Mayor se hizo siguiendo las instrucciones de San Gregorio Magno quien en el año 595 ya había recomendado no destruir los templos paganos y transformarlos en iglesias.
Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio ensancharon las propiedades del Santuario. Felipe II lo enriqueció con muy valiosos objetos para el culto: Felipe III concedió privilegios al Abad; Felipe IV sustituyó la comunidad de canónigos regulares de San Agustín por los seculares de una Colegiata regalándoles una custodia con brillantes, rubíes y esmeraldas. Durante el reinado de Carlos II fueron sustituidos los escalones de madera por una enigmática escalera de piedra con ciento un peldaños y a la que se le dio el nombre del perdón. Por eso los peregrinos suben de rodillas hasta el Altar Mayor.
Aquel templo denominado “del milagro” -porque se encontraba sobre un abismo, sin caerse a causa de los vientos y las tormentas- desapareció como consecuencia de un extraño incendio acaecido en el año 1777 en el que se consumió la primitiva virgen de madera.
Un año después de aquel siniestro, el Cabildo de Oviedo regaló una nueva imagen de la virgen ya policromada y con el niño en sus brazos, a la que se dio culto en la pequeña capilla de San Fernando ubicada a la entrada de la sagrada cueva. Nada tiene que ver con otra virgen rústica que desde el siglo XVI se venera en la capilla de Los Remedios, en el pueblo de Teleña (Cangas de Onís) a la que curiosamente siempre se le ha dado el nombre de “la santina” y que no tiene al niño entre los brazos de acuerdos con los ritos de la tradición del culto mariano.
Un ilustrado hombre de Tineo –Pedro Pérez, conde de Campomanes- y Jovellanos influyeron sobre el rey Carlos III para reconstruir el santuario. Aunque el monarca había marginado a Ventura Rodríguez –un experto en la reconstrucción de catedrales, además de autor en Asturias de la capilla de Covadonga en lo que fue hospicio y hoy es Hotel de La Reconquista, así como del balneario de Las Caldas- al volcar su confianza en Sabatini, los asturianos lograron convencer a Carlos III para que el inagotable arquitecto de Ciempozuelos diseñase los primeros planos. Las obras de construcción fueron iniciadas en 1781 bajo la dirección del arquitecto Manuel Reguera. Sin embargo aquel proyecto no le satisfizo al Cabildo debido a que ocultaba la hermosura silvestre de la cueva. Así que no pasó de los cimientos que todavía se conservan canalizando el río Deva.
Un siglo después, gracias a la iniciativa del  emprendedor obispo Sanz y Forés -tras superar el desaliento que le produjo el abandono en que se encontraba- se retomó el proyecto de construcción de un gran santuario eligiéndose el cerro situado entre los montes Auseva y Ginés. El primer proyecto lo realizó Roberto Frasinelli, apodado “el alemán de Corao”, un culto anticuario que pasaba largas temporadas en los picos de Europa alimentándose de los rebecos que cazaba y bebiendo el agua en la palma de su mano. Sus catarros los curaba revolcándose desnudo en la nieve. Las obras comenzaron en 1877 y el rey Alfonso XII puso el primer barreno para lograr un desmonte de cerca de treinta mil metros cúbicos de piedra. Tras diversas vicisitudes económicas, el obispo Martínez Vigil retomó el proyecto y basándose en los planos de Roberto Frasinelli, le encargó el proyecto al arquitecto valenciano Federico Aparici quien desarrolló su estilo neorrománico.
Después de veinticuatro años, el 7 de septiembre de 1901, una vez que el papa León XIII había elevado el templo a la categoría de basílica, fue inaugurado por el obispo Martínez Vigil. En presencia de la reina Isabel II ofició la primera misa quien después sería San Antonio María Claret. Diecisiete años después, con motivo de la celebración del duodécimo centenario de la histórica batalla de Pelayo, el 8 de septiembre de 1918, la Virgen de Covadonga fue coronada en una solemne ceremonia por el arzobispo de Toledo, el asturiano Victoriano Guisasola, en presencia de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia.
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Así fue como se pasó de un templo pagano al lado de las aguas del río Deva a un santuario cristiano manteniéndose a lo largo de la Historia siempre como el Altar Mayor de Covadonga, envuelto, protegido y cobijado por la Naturaleza de un valle grandioso que encierra dentro de sí muchos misterios.





martes, 11 de junio de 2013

"LA BLOGUERA FRUSTRADA", artículo de VIRGINIA ÁLVAREZ BUYLLA publicado en "LA NUEVA ESPAÑA"

Hace algún tiempo, cuando era vicepresidenta del Ateneo Jovellanos, se me ocurrió comenzar unos blogs e incluirlos en la web para que los socios se pusieran en contacto con nosotros y nos transmitiesen sus sugerencias, opiniones o quejas. Creo recordar que la iniciativa duró poco porque enseguida hubo elecciones y todo el mundo sabe como acabó mi historia ateneísta. Sigo pensando que los blogs eran una buena idea. Había uno muy bueno que se llamaba «La secretaria con sus secretos».

El mío se llamaba «Un mundo sin fronteras», pero también sin secretos porque no los tengo. Después de decir esto me doy cuenta que una mujer sin secretos no tiene ninguna gracia, qué aburrido. ¿No? Así que rectifico, sí tengo secretos y además sé bastantes que no son míos y les podrían interesar, pero mi boca está sellada. Me entra la risa pues todo el mundo que me conoce sabe que soy un loro y largo la tira cuando creo que estoy en confianza. Además si alguien me da una palmadita y me dice qué rica soy, qué mona y qué estupenda, me derrito literalmente y suelto de todo. Pero últimamente he decidido ser una tumba y no decir ni esta boca es mía.

No recibí ni sugerencias, ni quejas, ni felicitaciones a mi blog, pero supongo que la mayor parte de la gente no tuvo tiempo de enterarse.

Ahora, si yo recuperarse mi antiguo blog, podría empezar así. ¿No les parece que el mundo está chiflado? O ¿seré yo la chiflada? Hasta meteorológicamente hablando esto es un caos. De repente hay una semana con lluvia, granizo, viento y frío y la siguiente más de lo mismo. El invierno no se convirtió en primavera, se volvió otra vez invierno y estamos todos avinagrados y yo con estos pelos porque entre el paraguas, la capucha y el bolso no soy capaz de guarecerme de tanta agua.

Los gobernantes de los países desarrollados no hacen más que reunirse con el pretexto de resolver los problemas de la humanidad, el hambre, las guerras, los atentados terroristas... pero no consiguen solucionar nada. Yo estoy empezando a pensar que lo mejor es que se arreglen con videoconferencias y el dinero que se ahorre en viajes, hoteles y demás se emplee de verdad para lo que haga falta. El problema es que no hay voluntad de arreglar nada. Se forman grandes convoyes para enviar víveres, ropa, medicinas pero saben que la mayor parte no llega a su destino porque los miserables que dirigen esos países se quedan con todo y encima en vez de luchar contra ese asqueroso latrocinio se les venden armas para que sigan en el poder, corrompiendo todo lo que tocan.

Afortunadamente siempre hay un lado positivo y es la cantidad de gente que está cooperando con ONG y dedicando su propia vida a ayudar a la pobre gente de esos países dejados de la mano de Dios, con riesgo de su propia existencia.

Y yo me pregunto para qué quieren amasar tanto dinero esa gentuza que aprovecha su cargo para almacenar bienes, dinero, joyas. No van a tener tiempo de gastarlo. Para qué quieren tantos coches, con uno curioso basta; tantas casas, sólo se puede vivir en una; tanta comida si siempre están a dieta; intentan comprar amigos pero un amigo n se compra así que no tienen amigos. Les deseo de todo corazón que se les atragante tanto botín.


Pensándolo bien, voy a seguir siendo una bloguera frustrada porque no voy a empezar otro blog, creo que con los artículos ya enfado bastante a cierto personal, así que me basta con poder comunicar mis cositas por este medio y quién quiera que me lea y disfrute si puede. Por cierto, salió el sol y vuelve a llover. Si aparece de nuevo el sol ¿estaré soñando?

lunes, 10 de junio de 2013

"CANGAS DE ONÍS, EL PRINCIPIO DE TODO SIN DISCUSIÓN ALGUNA", artículo cedido para el blog por el periodista MANUEL DE CIMADEVILLA



Cangas de Onís fue declarada como capital del nuevo Reino aprovechando los restos de un poblado romano pocos años antes de la mítica victoria de la batalla de Covadonga. Claudio Sánchez Albornoz deja bien a las claras que más que milagros lo que frenó las lanzas de los invasores -de aquellos nuevos territorios que se declararon independientes de los musulmanes- fue la fuerza de la gravedad, ya que al tirarlas se volvían contra los moros.
Aunque la batalla de Covadonga es el símbolo de la voluntad cristiana en contra de los invasores musulmanes tras la caída del estado visigodo, cuestiones religiosas y sentimentales al margen, no se debe de ignorar que Pelayo tenía además otras motivaciones. No solamente se sentía espoleado por su cabreo a causa de las no consentidas por él relaciones sexuales de su hermana Ormesinda con Munuza, sino también por una cuestión más aglutinante: el dinero. Los nobles y terratenientes ya estaban hartos de los cuantiosos impuestos con los que les gravaban los musulmanes.
Pelayo fue un godo heterodoxo quien -en contra de la opinión de la poderosa nobleza de su entorno contraria de consolidar una dinastía monárquica de carácter hereditario- quiso ser rey y que también lo fuesen sus herederos. Y eso siempre se paga de alguna manera. Por aquella de que nobleza obliga y la valentía hay que demostrarla con hechos, su hijo Favila fue empujado hacia la muerte segura entre las garras de un oso una noche de vino y rosas.
El poderío del matriarcado ya quedó entonces de manifiesto al ser nombrado su sucesor como rey el hijo del duque de Cantabria, quien estaba casado con Ermesinda la hija de Pelayo y que reinó con el nombre de Alfonso I “El Católico” quien reconquistó Galicia y Las Bardulias, tierras ahora conocidas con el nombre de Castilla.
En Cangas de Onís mantuvieron la capital sus sucesores hasta que Silo, el sexto rey de la monarquía asturiana (774-783), a principios de la Edad Media, trasladó la capital a Pravia.
En el año 1978, Cangas de Onís volvió a ser la capital del Principado de Asturias, ya que en el salón de sesiones del Ayuntamiento se celebró la constitución del Consejo Regional de Asturias que daría paso a la Junta General del Principado.
En Cangas de Onís se encuentra –en el antiguo templo de Santa María de Cangas- el Aula del Reino donde se puede realizar una aproximación a los orígenes del Reino de España; y la iglesia de la Santa Cruz que se cree que fue construida en el año 733 sobre los restos de otro templo anterior. Lo que queda ahora de todo lo que allí hubo es la histórica cámara dolménica que consta de cinco piedras con valiosos grabados decorativos.
En Corao, rodeada de tejos centenarios –uno de ellos plantado por el ilustrado alemán Roberto Frassinelli- está la iglesia visigótica de Santa Eulalia de Abamia bastante maltratada tras los últimos experimentos de restauración. La leyenda cuenta que los sepulcros que se encuentran al lado del presbiterio fueron inicialmente los del rey Pelayo y de su esposa Gaudiosa.
Tanto en esta iglesia como en la capilla de la Santa Cruz hay un dolmen, lo que nos lleva a un claro sincretismo histórico de continuación de ritos religiosos por parte de diferentes pueblos.

O sea que aunque haya imaginativos nacionalistas por otras tierras de España que quieran inventarse historias sobre sus orígenes, la verdad del principio de todo está aquí, en Cangas de Onís, sin discusión alguna.

domingo, 9 de junio de 2013

NUESTRA AMIGA DELIA SÁNCHEZ NOS CUENTA SU VIAJE A TURQUÍA

   Hace más de un mes que he regresado de este viaje, y hoy me dispongo a hacer un resumen con mis impresiones.
   El programa era muy apretado, pero no fue obstáculo para lanzarme en él con un grupo de entusiastas viajeras.
  El día 26, al final de la tarde, llegamos a Estambul. Al día siguiente (día 27) nos esperaban cinco horas en autocar por la zona turco-europea, a orilla del mar Mármara  hasta el estrecho de Los Dardanelos; lo cruzamos en ferri a la zona turco-asiática para llegar a Troya.  
En una tarde calurosa visitamos sus ruinas.  A la entrada, un enorme caballo de madera, el mítico caballo de la guerra de Troya. Al verlo, mi mente viajó a mi tierna infancia: en algún libro vi el famoso caballo que Ulises mandó construir para que los soldados, al salir de él por sorpresa, ganasen la guerra. Así de sencillo y fácil lo vio esta niña, que guardó mucho tiempo en su memoria el dibujo del caballo y los nombres de Ulises y Troya. La primera foto, al caballo, ese caballo con el que la inocencia de esta niña hizo volar la imaginación…
   Noche en Canakkale.
  
  Día 28: visita a la antigua ciudad de Pérgamo, uno de los centros culturales,  comerciales y médicos del pasado. En 1951 lo empezaron a restaurar. Lo más conservado de ella está en el museo  de Pérgamo en Berlín, lugar que he visitado hace tres años.
    En ruta, visita panorámica por la cosmopolita ciudad de Ezmir,  una de las ciudades más bonitas del país, “La Perla  del Egeo”; hay allí una larga avenida con palmeras y modernas terrazas. La imagen no es la que esperaba en una ciudad musulmana. El guía, Mehmet, nos decía que la costa del mar Egeo es lo más moderno de Turquía. No es llamativo ver en las playas a las jóvenes en topless.
    Luego, subida al monte Careto para visitar el lugar y la casa donde vivió los últimos años la Virgen María. Existe en ese lugar un llamativo muro empapelado con peticiones, y allí dejamos las nuestras para tal efecto. Noche en Kusadasi, Hotel Richmond Ephesus.
  
En Troya
Día 29. Salida hacia Éfeso. Uno de los grandes misterios de Turquía son  las ruinas de la ciudad de Éfeso. Aquí la imaginación se pone en marcha para comprender los restos de un glorioso pasado. En esta ciudad que monopolizó la riqueza de Medio Oriente, hoy, ante sus ruinas, se puede ver cómo era la vida en una ciudad importante de la era imperial romana, tener cierta idea de su original esplendor.
Celsi y Luis desfilando por la pasarela
   No podía faltar la visita a una fábrica de pieles, muy bien organizado para los turistas. Un pase  de modelos, de ambos sexos, con unas prendas preciosas. Pero lo/as modelo/as que mejor desfilaron fueron Celsi y Bolaños. Desfilaron con una sonrisa y un garbo propio de los mejores profesionales. Nos hicieron pasar un momento muy agradable. Agradable fue aún más  para el empresario, pues todos hemos dejado allí unos cuantos euritos.
Mis compañeros de grupo en las ruinas de Éfeso

Seguimos luego hacia Pumakkale, conocido internacionalmente por sus fuentes termales. Pumakkale es unos de los fenómenos de la naturaleza, una fuente termal calcárea, creada a través de los siglos por la acumulación de la cal. Las capas de la cal tomaron formas indefinibles; en conjunto, forman un increíble espectáculo visual. La llaman Castillo de Algodón. Llegar allí con un gran día de sol y refrescar los pies en sus aguas… fue muy reconfortante.
Capadocia
 Noche en Kamukkale, en el hotel Lycus  River, con piscina de aguas termales; en ella, con Pilar y Tino, sólo unos instantes, por estar el agua muy caliente. Luego optamos por otra más agradable, en compañía de Carmen y Bolaños.
   Día 30: ruta hacia Konya, con parada en el Monasterio De Los Derviches Danzantes. Después de un palizón de coche y calor, llegamos a Konya, al hotel Konya  Bera. En él hemos disfrutado de sus aguas termales, sauna, masajes… Mis piernas hinchadas han agradecido unos masajes… ¡qué masajes!
 
En Pamukkale
Día 1 de mayo. Salida hacia Capadocia, hotel Avrasya. En esta ciudad hemos estado dos días para explorar y descubrir Capadocia; esta fascinante región  (Anatolia) es una formación geológica ÚNICA EN EL MUNDO. Hace millones de años, erupciones volcánicas  han dado lugar a espectaculares formaciones, hasta crear este majestuoso paisaje lunar. Es una mezcla extraordinaria donde se reúnen el esplendor artístico de la madre naturaleza y los ilimitados recursos humanos. Los primeros habitantes de la zona fueron los primeros cristianos. Les servían de refugio de sus perseguidores. Ellos cavaron miles de iglesias en sus ciudades subterráneas. Capadocia es uno de los lugares que hay que experimentar una vez en la vida. Mi experimento fue aún mayor: en compañía de Mª Luisa, Pilar, Tino, Carmen, Luis, Cesi y Loly he subido  en los aerostáticos globos. La panorámica, ¡fascinante! Cantidad de globos, muchos, muchísimos (en una foto capté más de ochenta). A nuestros pies, la fascinante Capadocia. Es difícil describir tal espectáculo, al menos para mí: estar disfrutando tanta belleza ¡única en el mundo!  Espero  que mi retina lo pueda  guardar mucho tiempo.    
Capadocia
Desde la salida de Estambul hasta aquí, Capadocia, hemos recorrido en autobús  2100 km. Este grupito ha demostrado que estamos en forma.
   Día 3 de mayo: salida en avión a Estambul.
   Estambul es un paraíso de culturas, permite conocer las grandes civilizaciones que han transitado a lo largo de la historia por esta gran ciudad.  Hay allí una gran trama de lenguas, culturas y religiones.
Mezquita azul en Estambúl
  Por su ubicación estratégica entre tres mares y dos continentes, ha sido disputada por diferentes potencias. Su  entramada historia es amplísima. Yo me pierdo en ella.
  En ella hemos visitado todo lo que todo visitante procura conocer: La Mezquita Azul, Santa Sofía, el Palacio Topkapi, La Cisterna, El Gran Bazar, El Hipódromo.
  Día 5 de mayo, libre. Mª Luisa, Pilar, Tino, Charo, Eliseo y yo nos desplazamos hasta la plaza Taksin en la zona asiática. Recorrimos la calle peatonal Istiklal (en ella oímos misa en la iglesia católica de S. Antonio), hasta la torre Gálata. Cruzamos el largo puente Gálata, con un sol abrasador.
   Después del almuerzo, visitamos La Cisterna y, para remate final (en unión con nosotra/os, Vicente, Pilar y Fidel), un paseo en barco por el Bósforo. La salida la hicimos de modo que coincidieran el día y la noche. La panorámica de Estambul, ¡fascinante!
  Unos días más para pasear tranquilamente por Estambul hubieran sido necesarios: Estambul es mucho Estambul para estar en ella sólo dos días. Transmito lo comentado por Mehmet: es un país laico, las mujeres se tapan si ellas quieren, su hermana no lo hace. Tiene unas amigas que son hermanas, una se tapa y la otra, no. Yo le pregunté si, al casarse, cambiaba de opinión; me dijo que no tenía por qué ser así, que ellas deciden, pero el  machismo…
    La manera de taparse refleja su ideología y a qué secta del mundo musulmán pertenecen. También los hombres, según lleven la barba o el bigote.  
   Nos explicó sobre el Corán: cuando lean el Corán no lo van a entender. Cada uno interpreta el Corán a su modo. El Corán dice cosas, pero no hay explicaciones.  El Corán no es algo único y solo. El Corán habla de la forma de vestirse los hombres y mujeres. A causa del machismo, las mujeres deben taparse: llegará un momento en que las mujeres lo interpretarán de otra forma. Yo añado: ¡ojala sea pronto!
  Regresé fascinada de Turquía. Y muy satisfecha de las personas del grupo, todas encantadoras y pendientes de todos. Gracias amiga/os. Espero volver a coincidir en próximos viajes.