lunes, 29 de noviembre de 2010
LAS COSAS ME HAN SALIDO MAL ESTE AÑO
Tendré que recuperarme. Me he equivocado de nuevo. Mi padre siempre me decía que nadie está libre de que se cruce en nuestro camino una mala persona, un lobo disfrazado de cordero. Y me ha pasado. Ha instalado en mi vida una sarta de mentiras dañinas y dolorosas sin que yo les vea el sentido ni las haya propiciado. Sencillamente me ha hecho daño. Hoy no estoy para nada, menos mal que aún me queda el Orfidal para poder dormir. Me llega la decepción en una época mala, precisamente ahora que llegan las navidades, cuando todo el mundo es feliz, o lo aparenta. Las mías me temo que van a ser solitarias, tristonas, llenas de añoranzas. Tendré que hacer un esfuerzo para que no se note. Nadie tiene la culpa de mis equivocaciones, ni de mis tristezas. Mañana trataré de compartirlas con quien nada tiene -casi que como yo-, personas solas. Me incorporaré de nuevo a la Cocina Económica donde gente humilde, sin recursos, me necesita. Ayudarles me hace inmensamente feliz. Alli no hay mentiras, sólo crudas realidades. Eso lo saben muy bien los voluntarios. Humildes mesas de Nochebuena preparadas con todo el cariño del mundo por las hermanas de La Caridad y media docena de voluntarios, para las personas más agradecidas del mundo. Hay que vivirlo para descubrir la grandeza del servicio a los demás. Es entonces cuando me doy cuenta lo pobres que son esas mesas llenas de manjares, de familiares que están deseando marchar, que no se aman, que cumplen simplemente con un rito. En la Cocina Económica se canta, se habla, se conmparte lo poco que hay. En esos momentos me doy cuenta de que lo que dejo atrás, las personas que me decepcionan que me cambian por una posición social tan relevante como ficticia, pero que les parece lo más importante, no entienden nada. Nunca sabrán donde está Dios, aunque lo busquen en las iglesias cada domingo.
Isabel, ¡ánimo! los cochinos no merecen la pena, aunque no soy la apropiada para decirlo porque aunque creo que estoy vacunada me hunden en la miseria, sólo el tiempo te da perspectiva y los viejos y nuevos amigos que están ahí, utilízanos. Un fuerte abrazo de esta Virginia que como Don Quijote siempre está luchando contra lo imposible
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