miércoles, 18 de agosto de 2010
PERIÓDICOS Y REVISTAS
Por José Marcelino García
Por junto a este río esquelético de riberas quemadas y muiles de estroncio, caminamos los domingos del verano hacia el Rastro. Todo el dinamismo y el ocio de la ciudad llenan estas avenidas playeras y pasa bajo los álamos de este parque señorial a donde todo confluye. Cruzando la glorieta de entrada al puente, llegamos al traspatio del Rastro gijonés, confuso de gitanos, popular y sanantoniano, vendido e invendido cada domingo, pero siempre como un cuerno de abundancia lleno de brochazos de cosas.
Y aquí, en este pajar al raso, están los restos de la vieja prensa. Prensa ya invernal (quiero decir, de otro época), amortajada sobre sí, con olor a humedad o sofrita de sol: adunada por el tiempo. Aquí está 'La Codorniz', que trajo una escritura nueva y genial a través, sobre todo, de Miguel Mihura y de Rafael Azcona, que dibujaba 'el repelente niño Vicente'. Está aquel 'Abc' sepia con los artículos de Areilza, en la tercera, y de Ruano, disipado liberal y monárquico de Alfonso XIII; y las crónicas toreras de Díaz Cañabete. Por aquí se pueden encontrar algunos ejemplares de la 'Estafeta Literaria', que llevaba Pérez Embid con sus efebos rosariales del Opus Dei. Y 'El Norte de Castilla', que Umbral, de tranvía en tranvía, distribuía por los kioskos del aquel Madrid de los sesenta. Y 'El Blanco y Negro', gacetilla de un mundo cursi, monárquico, alfonsino y restaurador. Por aquí y por allí encontramos 'Hojas de Lunes', 'Voluntades' y 'Regiones', ese periodismo de obispos viejos en una España transverberada por la poderosa ferralla de las cinco flechas de un yugo castigador. Y 'El debate', que era la hoja parroquial de quien no sabía leer ni escribir. Y 'Cruz y Raya' de Bergamín, desafiando a Ortega y a su acorazada 'Revista de Occidente'. Está 'La Gaceta Literaria', de Jiménez Caballero, revista quincenal de los años veinte. Y el 'Ya', impreso en la trastienda de la Nunciatura o así. Y 'Pueblo', el periódico de Emilio Romero, siempre con rotativas trepidantes, enseñando alguna ninfa en bikini para ponerle a él, sobre todo, cachondo. Periódicos y revistas llenos de fantasmas grises de una España que murióse. (Artículo publicado en el diario El Comercio)
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