martes, 16 de junio de 2009
MIENTRAS LOS POLÍTICOS DISCUTEN, LA POBREZA AVANZA A PASO DE GIGANTE
No puedo decir que me ha sorprendido la estadística de un diario local que decía, en grandes titulares, que 57.400 familias en Asturias viven rozando el umbral de la pobreza. Tarde o temprano, tal como van las cosas, tenía que suceder. Pero no es cierto que la crisis nos afecte a todos por igual, como tampoco lo es que un pobre sea igual a otro. O mejor explicado, no todo el mundo llega al estado de pobreza de la misma manera. Hay muchas formas de perderlo todo, por eso no puede ser igual el tratamiento que se dé a quien carezca de medios para subsistir. Son muchas las familias que tenían una vida normal, una economía tan modesta como honrada, suficiente y digna, y que ahora, por obra y gracia de una hipoteca que no pueden pagar, del cierre de su empresa, o porque no puede hacer frente a los créditos que con tanta facilidad obtuvieron, se ven atrapadas en una crisis gestada por millonarios irresponsables, que pusieron en práctica el “todo vale”, si con ello podían hacerse ricos en el menor tiempo posible. Que, casualmente, nada tiene que ver con el sueño americano, con aquello de que hasta el barrendero puede llegar a ser millonario si se lo propone. Desgraciadamente, el sueño de algunos se convirtió en la gran pesadilla del ciudadano modesto. Lo más grave, es que los causantes, los que han perdido en bolsa miles de millones, tienen sus espaldas bien cubiertas y su crisis consiste en cambiar el yate por uno de menos eslora, en cerrar alguna de sus millonarias mansiones, en… Nunca sabrán lo que es no poder pagar la hipoteca de un modesto piso adquirido con gran esfuerzo, ni el recibo de la luz, ni el colegio de los niños… Pues eso es lo que está sucediendo en el 14% de los hogares asturianos. Y ahí están las cocinas económicas, los servicios sociales, el banco de alimentos, los albergues, gestionando los escasos recursos que poseen, intentando salvaguardar la dignidad de estos nuevos pobres que nunca pensaron que tendrían que pedir. No son familias desestructuradas, no son transeúntes habituales, son ciudadanos normales convertidos de la noche a la mañana en pobres. Y mientras esto sucede, nuestros políticos niegan, prometen, anuncian, vaticinan, ejercen de prestidigitadores sin que nada útil les salga de la chistera; se pelean por el poder, discuten sus sueldos, y un largo etcétera de desatinos que todos tenemos que soportar. Y no tendría demasiada importancia aguantar tanta impertinencia, si ello no menoscabase el bienestar –y para muchos una subsistencia digna- de quienes confiaron en ellos otorgándoles un voto que no merecían.
Este país está en el limbo. Y Asturias en su limbo particular. Es curioso, la Iglesia Católica lo suprimió con muy buen criterio. Para qué un limbo en el más allá si ya lo tenemos en el más acá.
ResponderEliminarY algunos, el infierno, pero ése no se puede suprimir y menos teniendo semejante cachaza Y la pobreza es un infierno en muchas familias y los que debían sacarnos de él, sólo piensan en seguir pegados al poder. A costa de lo que sea.