domingo, 28 de abril de 2013

AQUELLA ESPAÑA EN BLANCO Y NEGRO

Ha vuelto el frío y con él las tardes de sofá y televisión. Y ayer me quedé con "Cine de barrio" que emite la  TV1 la tarde del sábado. Me gustan las películas antiguas; entendiendo yo por tal, las que se proyectaban en mi infancia y juventud: sencillas, inocentes de humor fácil, y muchas veces de muy dudosa calidad. Pero me hacen retroceder en el tiempo y, en cierta manera, hasta rejuvenecer. Entonces, las censuraba por simples y ñoñas. Algunos años después, las veo de manera diferente. Creo que precisamente me gustan por esa inocencia,  porque eran el reflejo de  la manera simple en la que vivíamos, del esfuerzo que había detrás de cada logro alcanzado. Nuestro país ha cambiado mucho,  muchísimo. En pocos años hemos pasado de tener lo justo para sobrevivir a tener abundancia de todo. Pero no hemos crecido lo que cabría esperar después de años de bonanza. En la década de los sesenta los españoles éramos pobres, algunos casi de solemnidad, pero a nuestra manera felices. Hoy, en el siglo XXI,  volvemos a ser pobres, sin duda unos más que otros. Pero lo más grave es que nuestros hijos y nietos lo serán aún más. Y  como ellos no han conocido esa  nuestra España en blanco y negro, les costará mucho trabajo adaptarse a lo que ya tenemos encima. El "Pepe vente a Alemania" de José Sacristán y Alfredo Landa se vuelve de nuevo realidad, aunque las maletas ya no sean de cartón ni estén amarradas con cuerdas. ¡Qué hemos hecho, Dios mío! 
Pues eso, que el sábado he visto una película en blanco y negro, sencilla, de vidas tan simples como  alegres,, con señorito rico incluido: "El pescador de coplas". Descubrí a Antonio Molina, cantante que cuando era joven no me gustaba, que era de la época de mi abuela ( en 1953 se grabó la película),  y entonces yo consideraba que era cosa de viejos. Hoy que ya lo soy, empieza a gustarme. 




sábado, 27 de abril de 2013

"PIXÁN RECORRE ESPAÑA CON SUS OBRAS"

("LA NUEVA ESPAÑA", 27.04.2013)

El tenor presenta el proyecto «Cantares gallegos» de Rosalía de Castro al tiempo que la «Misa de gaita» asturiana y promociona el álbum inspirado en María Lejárraga 



Hevia y Pixán, a la izquierda, con el grupo de grabación en Cornellana. S


Oviedo, Javier BLANCO

Joaquín Pixán está en tres proyectos a la vez. De un lado, «Cantares gallegos», de Rosalía de Castro; de otro, su grabación en el monasterio de San Salvador (Cornellana) del disco «Misa de gaita». Y en otro frente se encuentra en plena promoción del disco «María Lejárraga. Música emocional, música recobrada».

Tres proyectos más que se incluyen a la larga lista de trabajos de investigación y recuperación cultural del tenor asturiano, trabajos que recorren España de punta a punta.

Los «Cantares gallegos» de Rosalía de Castro, explica Pixán, es una labor complicada ya que se trata de «poner música al alma gallega» reflejada en la obra de la gran escritora. Una obra que no ha pasado «inadvertida a grandes a grandes compositores españoles», matiza.

El pianista Alejandro Zabala, que hizo la propuesta al tenor asturiano, ha recuperado «una carpeta de canciones celosamente guardadas sobre textos de la poetisa gallega», explica la productora del tenor asturiano, que recupera creaciones de Antón García Abril, Jesús García López, Jesús Legido, Joaquín Rodrigo, Juan Durán, Octavio Vázquez y Tomás Marco.

«La idea me llegó de Alejandro Zabala y rápidamente acepté el reto y me puse a ello. La obra es de piano voz, lo que se llama en el mundillo música de cámara en su más pura esencia».

Pixán está muy satisfecho de cómo se ha acogido la producción en Galicia: «se ha reaccionado extraordinariamente puesto que es una producción en la que intervienen la Radiotelevisión Gallega y la Fundación Barrié de la Maza», puntualiza el cantante asturiano.

De la dimensión de todos estos proyectos de Pixán da fe el trato que tuvo en el «Ojo crítico», programa cultural de referencia de RNE, que le dedicó al tenor una emisión sobre su trabajo de María Lejárraga.

Este proyecto sobre Rosalía de Castro se entremezcla en cuanto a elaboración con la grabación de la «Misa de gaita», que justamente tiene ese objeto de recuperación cultural para «darle a la misa de gaita asturiana su mérito». Y para ello el pasado mes de marzo se reunió con el gaitero José Ángel Hevia y las alumnas de la escuela popular de Cangas, entre otros, para iniciar la grabación en Cornellana, de donde saldrá un disco, probablemente el próximo verano. Incluye ocho piezas vinculadas a la zona centro occidental y el Credo corrido del resto de Asturias.

«De los tres proyectos, el de Lejárraga y el de Rosalía tienen como filosofía musicalizar la poesía, que es lo que sirve de base para los conciertos. En cambio, «La misa de gaita» es un documento etnográfico histórico, asturiano, un perfil de pieza en latín y griego con una característica propia, la tonada», precisa el tenor, que añade: «ocurre como con los hijos, «te vuelcas más con el más joven, sin olvidar a los otros. Tengo el corazón partido con el asturiano y el gallego, que son los últimos».

viernes, 26 de abril de 2013

A VUELTAS CON LA LEY DEL ABORTO

Como en nuestro país no hay problemas, pues el ministro de Justicia se entretiene en modificar la Ley del aborto. Cuestión, desde luego, prioritaria… A ver si castigan de una vez  a las malvadas  mujeres que lo practiquen, por asesinas que dicen  algunos. Aclaro que soy contraria al aborto, no porque lo considere un asesinato -no tengo capacidad para juzgar ese “delito”-, sino porque amo la vida –la que existe y la que pueda existir- y también porque sé que la gran perdedora es siempre la mujer que aborta. Pero nunca podré culpabilizar a quien lo haga, supongo que las razones que hay detrás de una interrupción de embarazo tienen que ser de mucho peso. Dice un proverbio -creo que árabe- algo así como que antes de juzgarme debes de caminar un día  con mis zapatos. Sólo Dios sabe por qué una mujer decide hacerlo, y nada los hombres, que son los que se empeñan en legislar sin tener en cuenta la opinión de millones de mujeres. Yo no quiero que nadie aborte, pero tampoco que se penalice a quien lo haga, porque bastante desgracia tiene. Tenemos una ley que parece coincide con la de los países más desarrollados, no creo que todos estén equivocados.  Que, además, no obliga a nada, simplemente no penaliza. Personalmente no me preocupa, y no precisamente porque no crea en los derechos del nonato, sino porque creo más en los derechos del nacido. Al que no se le protege en todo el mundo por igual. No olvidemos que diez millones de niños mueren al año en el mundo, de hambre, por no disponer de una vacuna que cuesta un euro, víctimas del SIDA que portan sus padres, de la explotación a la que están sometidos… Apenas si hay voces que clamen por esa protección. Nadie se manifiesta como lo hacen quienes claman por la abolición de esta Ley. ¿De verdad les molesta tanto? Si no se obliga a nadie a abortar… ¿Es posible que no sientan nada ante esos millones de niños que viven en las más infrahumanas de las condiciones? No lo entiendo, no entiendo esa feroz defensa por el nonato y esa indiferencia hacia el nacido en condiciones que hacen que se mueran antes de cumplir los cinco años. Supongo que muchas madres que ven cómo se mueren sus hijos de hambre, cómo quedan en  puro hueso, hubiesen preferido abortar antes de ser testigos del sufrimiento de sus pequeños, de unas muertes indignas. 

martes, 23 de abril de 2013

ALGUNAS MUJERES, ALGUNAS VECES, HACEN EL RIDÍCULO


Por supuesto, el título podría ser idéntico  para los hombres, pero no es de ellos de quienes quiero hacer el comentario en este momento. Éste viene a cuento por una vivencia que he tenido hace unos días.
Se presentaba un libro, una novela para ser más exacta, y su autor vino acompañado por su esposa. Cosa que es normal. Ahora bien, lo que ya no es tan normal es la actitud de la mencionada señora. He sentido vergüenza ajena y pasado muchas ganas de increpar a la dama por la situación un tanto ridícula y apurada en la que colocó a su marido con sus desafortunados comentarios. Se mostraba  el escritor, como casi todas las personas que escriben por hobby, poco interesado por el número de ejemplares que pudieran venderse con motivo de la presentación, y sí estaba atento al público asistente, a los comentarios… Creo que con ver su libro publicado y sentirse arropado por los presentes se sentía satisfecho -aclaro que se trata de una persona que ni vive, ni vivirá nunca de escribir-. Pero la mencionada señora erre que erre, que si esto de escribir no interesa si no da dinero, que no sabe muy bien para qué pierde el tiempo… y una sarta de estupideces que no reproduciré porque siento vergüenza ajena.  Intentaba, por lo que parecía, anular el minuto de gloria de este novel escritor, resaltando sus propios conocimientos que, por otra parte, parecían  muy escasos.Únicamente me pregunto qué hacía este escritor al lado  de semejante señora. Señora que, por cierto, parecía saber y entender de todo -eso creo que ya lo dije-, aunque desconocía algo tan elemental como es la prudencia y el respeto hacia su marido, a quien me imagino sólo unía aquello de “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”. Sentí pena por el escritor y rabia y vergüenza por la individua, no puedo llamarla de otra manera. Eso, en mi opinión, es violencia, aunque no medien agresiones físicas. No es la que sale en los periódicos, pero existe. 

lunes, 22 de abril de 2013

VIOLENCIA ESCOLAR


Colegio Santo Ángel
Una niña de 14 años se quitaba la vida hace unos días en esta ciudad a la que yo le pongo tantas caras, porque sus compañeras de colegio le hacían la vida imposible. Me duele que cosas tan tremendas sucedan en cualquier parte del mundo, pero que suceda tan cerca me pone los pelos de punta. La niña era alumna del colegio del  Santo Ángel, allí donde yo hice parte de mis estudios y donde fui tan feliz. Por eso me cuesta tanto trabajo entenderlo. ¿Es que han cambiado tanto los niños? ¿Qué les está pasando a nuestros hijos y a nuestros nietos? En los medios de comunicación se apunta hacia el colegio como responsable de ese acoso escolar. Y a mí me cuesta mucho creer que los padres y abuelos no tengamos una parte importante de culpa. No hace mucho me contaba una maestra, compañera de estudios, que tenía que andar con pies de plomo a la hora de llamar la atención a sus alumnos, porque los padres apoyan siempre a sus hijos hagan lo que hagan, y reclaman constantemente los derechos del alumno, desposeyéndola de todo tipo de autoridad. Me parece que han quedado atrás esos tiempos en los que  era suficiente que el  maestro te dijera que si sigues por ese camino hablaré con  tus padres, para andar derechita. Y ni se me pasa por la cabeza qué habrían dicho  si llegase a sus oídos  que  simplemente rechazase a una compañera.  Pero que no se me malinterprete, mis padres no han sido educadores rígidos, pero sí han tratado de inculcar unos valores ahora perdidos, en aras de una libertad que no entiendo y que trae estas consecuencias. Algo no funciona, está claro.

BILLETES DE 500 EUROS


Anuncian que el Gobierno europeo está estudiando retirar de circulación los billetes de 500 euros, para poner coto al dinerito que no cotiza en ninguna parte: al fraude fiscal. Y la medida no me parece nada mal, podría darnos un respiro. Siempre y cuando establezcan un plazo para que quienes los tengan –los defraudadores- puedan gastarlos. Algo así como una amnistía temporal. De esa forma, los “chorizos” que los tienen guardados se verían obligados a gastarlos de inmediato y así se reactivaría el comercio. Estoy convencida que se lanzarían como locos a gastar y gastar con tal de no perderlos. No me puedo ni imaginar la cantidad de sábanas de 500 que verían la luz, seguro que muchos millones. Siempre he sostenido que una forma de salir de la crisis, de generar trabajo, pasaría por  fomentar el consumo. Sé que quienes nada tienen, ídem pueden gastar. Pero también que el miedo frena el consumo de quienes pudiendo llevar una vida con un gasto normal se privan de muchas cosas, para hacer un ahorro que sólo sirve para que cierren comercios, empresas… Si no se vende, el fracaso está asegurado. Pero me imagino que, caso de que lleven a cabo esa retirada de billetes, harán una amnistía que permita cambiarlos en los bancos, por aquello de proteger al defraudador que, por regla general, coincide con quien tiene mucho dinero. Pero lo que deberían de hacer es obligarlos a ponerlos en circulación. No es fácil, pero seguro que si quisieran encontrarían un sistema válido. Lo que está claro es que las viejas fórmulas económicas que ponen en práctica no funcionan, que por muchas reuniones que hagan –demasiadas- en las altas instancias, los resultados son cada vez más perjudiciales para los ciudadanos de a pie. Que somos la mayoría. Quizás funcionarían fórmulas más simples, tal vez habría que aprender de las autenticas administradoras de la vida: las amas de casa. 

sábado, 20 de abril de 2013

NIÑOS EN POBREZA EXTREMA


Leo en prensa: el 6% de los niños en Andalucia están en pobreza extrema. Hasta no hace mucho, según informes de UNICEF, el diez por ciento de los niños en España vivían en el umbral de la pobreza. Parece lo mismo: no lo es. En el segundo caso, simplemente son niños pobres, sin nada supérfluo, pero que comen todos los días, no tienen casi nada distinto a aquello que necesitan para la supervivencia. En el primero, sólo comen una vez al día.  Los maestros de los colegios de las barriadas más afectadas por la crisis han dado la voz de alarma. Algunos alumnos acudían al colegio sin desayunar: en sus casas no había nada que comer. En el colegio se les daba el almuerzo del mediodía, lo que se convertía en el único alimento del día, porque tampoco había cena en sus casas. Me imagino lo difícil que será ser maestro en esas escuelas, y más difícil todavía ser padres y no poder alimentar a su prole. Relataba una maestra, en un medio de comunicación, la desolación que le había producido una madre que le decía que no podía comprarle  un bocadillo a su hijo porque no tenía ni un euro.  El Gobierno andaluz ha decidido que en los colegios de les den las tres comidas. Ciertamente esa es una solución de emergencia, puede que ya no pasen hambre, pero qué vergüenza para este país, con tantos millonarios pululando hoy por los juzgados… Con los millones que ellos nos han birlado daría para que muchos niños –sin duda todos los que ahora están en pobreza extrema- pudieran hacer tres comidas al día. 

miércoles, 17 de abril de 2013

"SIENTO RABIA DESDE MI BALCÓN", artículo de VIRGINIA ÁLVAREZ-BUYLLA publicado en "LA NUEVA ESPAÑA"


Como casi todo el mundo, me he pasado la vida corriendo, estresada y sintiéndome desgraciada con frecuencia. Hasta que un día me propuse ser más feliz. Para ello tenía que disfrutar de momentos puntuales, de la compañía de mi familia, del cuidado de mis nietos, de una charla con amigos, de un libro, de una película. Tenía que alejarme de esas personas que dicen ser amigas pero te producen dolor y no te aportan nada. Así que poco a poco conseguí una especie de tranquilidad, una especie de paz interior que creí que iba a durar eternamente. Pero he te aquí que las cosas se torcieron y cada día me cuesta más cumplir mis propósitos.

Este balcón, que era un remanso, ha dejado de serlo porque estoy llena de rabia y de furia.

Estoy furiosa porque oigo a todas horas aseveraciones que son mentira. Diatribas inútiles que no llegan a nada. Empecemos por la sanidad. La sanidad pública española es una de las mejores del mundo e incluso ahora, con los recortes económicos, sigue siéndolo. El personal sanitario es excelente, no hay más que ver cómo se pelean por las enfermeras españolas en todo el mundo. El trato es bueno y hay sábanas y mantas en todos los hospitales públicos que conozco. La sanidad privada también es buena y esa idiotez de que los médicos no te piden pruebas en los igualatorios para ganar más dinero es una gran mentira: yo pertenezco a uno y me tratan estupendamente.

Estoy furiosa con la situación de nuestro aeropuerto, del que desaparecen las compañías «low cost». De acuerdo que esas compañías plantean unas exigencias abusivas, exigen dinero para instalarse, exención de impuestos... pero si las necesitamos habrá que hacer algo, porque ahora estamos fuera de toda ruta. Vamos, como en tiempo de los romanos...

Estoy furiosa con la situación que vivimos en España. La violencia se está adueñando de las calles. Es cierto que son siempre los mismos, pero están crispando el día a día. Una ultraizquierda totalitaria y dictatorial que actúa fuera de la ley acosando a los políticos del Gobierno y a todo bicho viviente que no le guste, con la disculpa de que lo hacen por solidaridad con los pobres ciudadanos que lo están pasando mal, como si los demás no estuviésemos preocupados y en la misma situación.

Mientras estaba rumiando tanta furia, me entero de las bombas que estallaron en Boston cuando se estaba celebrando el 117 maratón de Boston, uno de los más antiguos y prestigiosos del mundo. La carrera se estaba acabando y cuando los últimos corredores estaban llegando a la meta estalló una bomba que fue seguida por el estallido de otra doce segundos más tarde. Un poco más allá, en la misma calle Boylston, el caos y la confusión se adueñaron de todo. Tres muertos, entre ellos un niño de 8 años, y más de 130 heridos. Muchas personas se acercaron a ayudar a los heridos a riesgo de sus vidas. Una madre, Liz Norden, se entera de que dos de sus hijos han perdido una pierna cada uno.

Los americanos se unen en piña como suelen hacer. Republicanos y demócratas no empiezan a echarse los trastos a la cabeza, como hacemos los españoles, Obama asegura con cautela que no se sabe nada pero que se hallará a los culpables y les caerá todo el peso de la justicia; y el pueblo le cree y le apoya. Inmediatamente se acordona la zona y se prohíbe la entrada para preservar el escenario del crimen y que no desaparezcan pruebas, como en unos trenes de los que nunca más se supo. ¿Cómo es posible que haya gente tan horrible que sea capaz de hacer algo así? En estos momentos quisiera ser un pájaro, el género humano me asquea.

No puedo con tanta rabia. Voy a cerrar el balcón.

lunes, 15 de abril de 2013

YO SE LO CUENTO A MI BLOG, Y ASÍ SÉ QUE ESTOY VIVA


Cada día me cuesta más trabajo escribir en el blog. No porque no quiera hacerlo, a eso estoy dispuesta casi siempre, más bien porque al publicar cosas de quienes dominan muy bien esto de escribir, hacen que me sienta en tremenda inferioridad. Y que nadie lo interprete como baja autoestima, como recomiendan ahora los psicólogos, me quiero lo suficiente. Pero soy consciente de mis limitaciones que, por otra parte, no me preocupan demasiado, únicamente me inquieta la tortura que puedo infringir en quien me pueda leer, y me inquieta que mis amigos, los que bien me quieren, se muestren demasiado   benevolentes al juzgarme, porque me siento incómoda. Esto que digo no es conclusión gratuita, pues con frecuencia escucho críticas de otros que, igual que yo, no están muy duchos en la técnica, pero que –igual que yo, reitero- expresan más o menos torpemente lo que sienten. Lo que me sitúa en su misma circunstancia y a tiro de idénticos comentarios. Tant pis, que dicen los franceses, o lo que es lo mismo, qué le vamos a hacer.
He leído una entrada en otro blog que comenzaba preguntándose ¿para qué sirve un blog? Para a continuación dar una serie de argumentos que no me convencieron, algo así como  entretenerse, matar el tiempo, comunicarse… En mi caso creo que no cumple ninguna de esas funciones. No es escribir un entretenimiento, es más bien una necesidad. Tampoco una forma de pasar el tiempo, mi ocio pasa por la buena música, por la conversación, por el paseo, por la lectura de lo que otros escriben… Y para comunicarme nada mejor que la compañía de una amigo/a  en un bis a bis delante de una taza de café.  Así que esos argumentos no me sirven. Así, a bote pronto, el blog es una forma de decir que estoy viva, que siento, que me preocupo, que a nada soy indiferente. Todo lo demás  que pudiera decir está escrito en alguna parte, y por quien posee mejores  conocimientos. Ahora bien, lo que siento, lo que vivo, la forma en que veo mi ciudad, los sentimientos que me producen los buenos amigos (también los de los malos)…. Eso es privativo, me pertenece a mí solita y nadie puede contarlo en mi lugar. Ciertamente pienso, vivo, río y lloro como todo el mundo, nada de particular. La diferencia es pocos lo escriben, aunque sientan y padezcan las mismas cosas. Unas veces porque creen  que exponer sus sentimientos menoscaba su estatus social, otras por miedo al otro -a la crítica- y la mayoría porque un pudor, marcado en una  educación basada en el miedo –a Dios o al poderoso-   les  impide  hacerlo. Se da la circunstancia que a Dios no temo, a quien se ama no se debe de temer; y al poderoso tampoco, pues lo único que tengo de valor –si es que algo tengo- no cotiza en el mercado de los poderosos. Pienso, como la nona (abuela) del Papa Francisco que  “El sudario no tiene bolsillos”. Bastaría acercarse a la cama de un moribunda, de la más alta  alcurnia si se quiere, para darse cuenta de lo poquita cosas que somos, de lo poco, o nada, que vale envararnos en esa apariencia de suficiencia, que nos hace despreciar las cosas cotidianas por tildarlas de vulgaridad. Y todas van con nosotros, con la particularidad de que son precisamente las sencillas, aquellas que pretendemos disimular, las que nos igualan. Conozco demasiados pobres diablos –y diablas o diablesas- que dejan de vivir por seguir unas pautas sociales basadas en la pura y simple apariencia. Matrimonios que se odian, que discuten en privado –so siendo eso lo más grave-, que no son capaces de comunicarse si  de los temas de economía doméstica se les saca – eso sí me parece grave- y que, sin embargo, cuando se proyectan hacia el exterior intentan aparentar una perfección que no tienen, defienden unos valores que no practican, quieren ser el ejemplo que no dan  a sus hijos, desean desautorizar a quienes intentamos –luchando contra viento y marea- ser un poco más auténticos.  Esos me dan verdadera lástima. Un día haré una entrada, que seguro será muy controvertida, sobre quienes defienden la familia a cualquier precio –sí, digo a cualquier precio, porque sé  que la familia es muy importante, pero no todo vale por mantenerla- incluso inmolando la vida de uno o varios de sus componentes para cumplir con la sociedad. Olvidándose que nada tiene sentido fuera de buscar la felicidad, la alegría, la complicidad, la solidaridad, la comunicación franca y abierta. Nos falta conciencia de la razón de nuestra existencia. Vivir para cumplir normas, más allá de las que nos sirvan para organizarnos como sociedad -en aras a la convivencia-,  o para atesorar capital, también más allá del que nos permita vivir con dignidad, o para tener poder sobre otros, es ser muy pobre, inmensamente pobre. Si hay cielo, si hay Dios, si hay vida más allá de ésta, y queremos llevar un bagaje digno, seamos honestos con nosotros mismos, carguémonos de energía positiva –que eso es lo que probablemente somos-
. Y si no hay nada más allá, cosa que ni los creyentes ni los ateos sabemos con certeza –y que a mí no me importa en absoluto porque sé que lo que debo de hacer es arrimar el hombro para que todos podamos ser un poco felices-  no desaprovechemos la oportunidad que es haber vivido.
Pues está claro que para afirmar –como afirmé- al principio, que me costaba trabajo escribir en el blog… me he pasado un poco. 

jueves, 11 de abril de 2013

"LLORANDO BAJO LA LLUVIA", artículo de JOSÉ MARCELINO GARCÍA, publicado en el diario "EL COMERCIO"


Llueve sin parar, más que siempre (tal vez como cuando yo era niño), sobre esta tierra verde del mismo color de la mar en días de sol y playa. Llueve sobre Gijón y su anegada campiña, llena en nuestra ilusión, de xanas de las fuentes y del silbido de mirlo sobre laurel. Llueve (llovió) todo el marzo cuaresmal, y lo que llevamos de mes, y lo que te rondaré morena. Llueve sin cesar sobre los tejados, y hace frío, y se pasa uno las tardes leyendo a grandes escritores asturianos: Carmen Gómez Ojea, Luis Fernández Roces, Víctor Alperi, José Antonio Mases, Ricardo Menéndez Salmón… o camina hacia los Yelmo de La Calzada a ver, con entrada barata y triste, de jubilado, un estreno de tetas, culos, guerras, historias y amores. Llueve y brotan otra vez los angustiosos  manantiales de aldeanos de Gijón. Y el Piles, casi siempre escaso de ropaje, baja ahora con las alforjas llenas, como río manriqueño, hasta los suburbios de la San Lorenzo, hacia la mar de su sueño, a dispersarse y morir. Ya se sabe: “nuestra vida son los ríos que van a dar a la mar…”. Llueve a Dios dar, cae agua, y no hay más que mirar los periódicos para ver que diluvian fechorías. 
Y uno, que es muy melancólico y temperamental, casi se pone a llorar de rabia, pena, miedo y tristeza ante tanta lluvia ácida: narcos gallegos, recibos de golf (fos), reales imputados, banqueros de ruina y juzgado(nada hay menos sagrado que los depósitos de los bancos), “renedos”, “eres”, desfalcos, robos, evasiones, estafas …Los ríos de España bajan turbios, desbordados, con el color de la inmundicia.
 Lluviosa primavera ésta sobre un país lleno de asco, indignación y cómo  no decirlo, de mucha indiferencia por parte de las nuevas generaciones. Esta riada ya sube por encima  de la rodilla y nos está llegando al cuello. La economía asturiana se desplomó el año pasado y está en situada a la cola de España, nación, país o lo que diantres sea, con una multitud de parados engañando el hambre con los chismes de la tele, en el que parece que sólo el que roba, recalifica, evade, unta y mama del teto triunfa y manda. ¿Y qué más…? Pues… que, como escribió nuestro Juan Ramón Jiménez, “la lluvia deja solitarios los jardines/ y las hojas adornan de amarillo los bancos”. De amarillo, digo yo (y ustedes perdonen), cloaca. 
                                                                   José Marcelino García (10/04/2003)

domingo, 7 de abril de 2013

EL "MUSÉU PUEBLU DE ASTURIES"


Hoy he vuelto, después de 35 años, a visitar el Pueblo de Asturias. Me costó trabajo, después de tanto tiempo, entrar de nuevo en la Casa de los Valdés, porque la última vez que estuve en ella hacía sólo unos meses que había fallecido mi padre y fui porque le colocaban una placa en una de sus salas, en la que se exhibían un conjunto, nada despreciable, de piezas de cerámica que él recogió por Asturias. Poco después, supe que las cerámicas habían desaparecido, y  la placa retirada. Entonces aún estaba de director Luis Argüelles, que había sido uno de sus entrañables amigos. Me consta, que en aquellos momentos Luis lo tenía difícil en el Pueblo, pero también me consta que no hizo nada por evitarlo. Y eso me dolió, nos dolió a toda la familia, aunque nada dijimos y tampoco lo haremos ahora, a no ser mencionar el hecho. Ahora un grupo de amigos, y otros que ni tan siquiera lo conocieron, intentan que  se reconozca la labor que ambos realizaron, Luis Argüelles y José Avelino Moro, para la creación de el entonces llamado “Museo etnográfico del Pueblo de Asturias”. Para mí eso significar volver al pasado. Desde que me lo comunicaron, la moviola no hace más que retroceder en el tiempo, recordando cosas que casi tenía olvidadas, o que probablemente la memoria selectiva se encargaba de almacenar allí dónde el recuerdo no causa dolor.
"EL COMERCIO", 1977. Y la placa de colocó, luego fue retirada...
 Pese al tiempo transcurrido, 35 años, hay cosas que aún actúan como un punzón sobre mi estado emocional. Personalmente nunca he pensado que mi padre hiciera nada excepcional, porque aquello que se hace por amor y sin ningún interés material, como era el caso, no tiene por qué ser extraordinario. En todo caso, puede ser diferente. Y esa manera de verlo forma parte de la herencia que él me dejó. Me decía con frecuencia, que trabajar bien, hacer cosas por el simple placer de contemplar los resultados, no tenía nada de extraordinario. Y vivió  con ese convencimiento, que muy bien supo  inculcarme. Por eso, este reconocimiento que ahora me anuncian me inquieta un poco. Siento,  como le pasaría a él, una cierta vergüenza, que se contrapone a una satisfacción que, por lo mismo -por vergüenza- intento controlar.  Fueron muchos años recogiendo piezas por las aldeas de Asturias para luego entregárselas al director del Pueblo, Luis Argüelles, para su catalogación y exhibición. Y muchos más viéndolas deteriorarse, o desaparecer del museo etnográfico. Por eso un día decidí pasar página, y nunca, hasta hoy, volví a pisar el Pueblo. Moro, que así lo llamaban, falleció en 1977, a los 49 años, lo que no le permitió hacer algo que era fundamental: catalogación y registro de los utensilios recopilados. Y, por ello, han ido desapareciendo. Hasta el punto que  no queda nada –hoy lo he comprobado- de los cientos de piezas que por mi casa pasaron para limpiarlas, repararlas… y seguir rumbo al Museo.
De todo lo recopilado queda, por fortuna, constancia en la hemeroteca del diario “El Comercio”, donde cada pieza era objeto de un artículo, con su procedencia,  y  cuantos datos eran de utilidad para la historia de nuestro pueblo. Esto no sirve para nada, lo sé. Las piezas no están y ya no son recuperables. Me duele que tanto trabajo haya sido en vano, pero así son las cosas. Afortunadamente el Pueblo sigue ahí, y ahora todo está catalogado con buen criterio museístico. 

El texto que sigue da fe de cuanto digo. Se publicó en el diario "EL COMERCIO" el día 3 de marzo de 1968, lógicamente si lo reproduzco es porque lo escribió mi padre, y porque anuncia en primicia el nacimiento de "El Pueblo de Asturias". Creo que deja claro cómo se sucedieron las cosas. Han pasado muchos años y ya casi nadie lo recordará. La hoja de periódico que he localizado en mi archivo está muy deteriorada y, aunque la escaneara no se leería bien, por lo que he vuelto a escribirlo.


 ("El Comercio", 03/03/1968)

En infinidad de ocasiones, acaso con demasiada machaconería, en la sección de “Cartas a Pepín el concejal”, hemos venido luchando porque en la Feria de Muestras de Asturias se hicieran instalaciones de hórreos, paneras y demás objetos típicos regionales. Cuando ya estábamos a punto de desistir, porque nadie parecía escuchar nuestras súplicas, la dirección de la Feria anuncia que  en el próximo certamen se contará con todo un “Pueblo Asturiano”.
La gratísisima noticia nos da campo para seguir con un tema sumamente apasionante. En tantas ocasiones lo hemos pensado que ahora nos llegan los recuerdos atropelladamente. La creación de es “pueblo Asturiano” no puede hacerse “a la buena de Dios”, como suele decirse. La riqueza regional, tanto artística como folklórica es manifiesta, mas uno se pregunta lo siguiente: ¿Se acertará a elegir lo mejor y más representativo?
Buscar hórreos y paneras auténticos es tarea reservada sólo a unos pocos técnicos. En nuestro afán de colaboración hemos de señalar a la dirección de la Feria, que el mejor hórreo (¡qué pocos quedan!) que hay actualmente en Asturias está en Faro Limanes. Los especialistas tendrían  que contar con él antes de hacer ninguna adquisición.
Los ceramistas y demás artesanos regionales están en su mayor parte agrupados en un conjunto que capitanea Lalo Buznego. Un contacto con este grupo evitará que se dé “gato por liebre”.
Consideramos también que las agrupaciones “Aires de Asturias”, “Los Xustos” y la “Sección Femenina” son indispensables en la aportación que este año se haga a la Feria desde este ángulo regional y folklórico. Los primeros están preparando un grupo de gaiteras que, si Luis Alonso y el gaitero mayor, Remis, se lo proponen pueden ser la revelación en la próxima Feria de Muestras. “Los Xustos”, con su famoso y casi desconocido “Perindango” tienen mucho que decir también, así como la Sección Femenina, vencedora en Madrid con el “Corri-corri”.
Conjuntar todo el tipismo en este “Pueblo de Asturias” tiene que estar forzosamente ligado a revivir y divulgar la historia y riqueza de la región, de sus costumbres, de su arte y su folklore.
Coordinar y exhibir todo lo anteriormente expuesto sólo puede hacerse si contamos con pioneros de talla. Desde aquí brindamos a la “Feria de Muestras de Asturias” la idea de que nombre (como en todo pueblo o ciudad), una corporación. Entre los muchos candidatos que podríamos  dar, se nos ocurre que Luciano Castañón sería un buen “alcalde” para este año. El resto de la supuesta corporación podría contar con muchos defensores de los valores regionales que están en la mente de todos: Ignacio García Hurlé, Luis Argüelles, Belarmino Prada, Luis Alonso…
Muchas cosas más nos quedan sin decir. Quizás la emoción que sentimos en este momento nos impida ir más lejos. Enhorabuena a la Feria de Muestras de Asturias por la puesta en práctica de esta feliz idea. Al mismo tiempo aprovechamos para ponernos incondicionalmente  a su disposición. ¿Se animan –repetimos- a formar una “corporación”, para, con tiempo suficiente, hacer un auténtico “Pueblo de Asturias”?

                                                                                                           José Avelino Moro


(27/11/1973 )"El Comercio", José Avelino Moro

sábado, 6 de abril de 2013

viernes, 5 de abril de 2013

"PEREGRINACIÓN A CELANOVA", artículo de Virginia Álvarez-Buylla publicado en "LA NUEVA ESPAÑA"


Estos días de Semana Santa todos los españoles circulaban por las carreteras mojadas, muchas inundadas, de nuestra geografía, con la esperanza de llegar a algún lugar donde el agua no fuera la protagonista, ignorando con optimismo las predicciones meteorológicas y encontrándose que eran mucho peores de lo que habían previsto. Nosotras, las cinco hermanas Álvarez-Buylla, hicimos caso omiso del tiempo, no nos interesaba, porque teníamos nuestra peregrinación particular que llevar a cabo. No queríamos ir a visitar al santo en Santiago de Compostela, nosotras queríamos encontrarnos con parte de nuestro pasado en Celanova, el municipio orensano que se encuentra en el centro de la comarca.

Nuestro destino era el monasterio de San Salvador, fundado por el Santo monje Rosendo a comienzos del siglo X. Algo que siempre me ha gustado de la historia de su creación es que fue en cierto modo una empresa familiar, porque San Rosendo había recibido las tierras de Villare, que él denominaría Celanova, de su hermano Froila y su mujer Sarracina, y fue ayudado por su madre, Ilduara, a construir el monasterio, y a construir el pequeño templo de San Miguel arcángel, un pequeño refugio en piedra.

Para mí esta historia es premonitoria de lo que iba a suceder con el tiempo en el monasterio, un uso en el que seguro nunca había pensado San Rosendo, pero durante el cual yo creo que el santo intentó proteger a los seres humanos allí encerrados que no habían merecido tan triste destino. Terminada la guerra civil, el monasterio se convirtió en cárcel improvisada, y aunque en los primeros momentos la situación fue tremenda, los presos amontonados en el antiguo refectorio de los monjes, muchos de ellos ajusticiados, pronto con la llegada de los guardias civiles, los funcionarios de prisiones y los condenados asturianos la situación se suavizó un poco. Entre estos presos estaba nuestro padre, José Benito Álvarez-Buylla, un joven de apenas 20 años, condenado injustamente por pertenecer a una familia republicana y sin ningún cargo real en contra, pero condenado a cadena perpetua. Permaneció allí algo menos de tres años, hasta que se revisó su pena y fue liberado sin ningún cargo, no tenía antecedentes penales, pero sí el sambenito de rojo colgado siempre sobre su cabeza de hombre de bien.

Nosotras, sus hijas, no supimos nada de todo esto hasta que ya éramos mayores, yo tenía quince años cuando me enteré. Era normal que nuestros padres no quisieran hablar de política ni contarnos las cosas tan terribles que habían vivido. Hay una anécdota divertida sobre esto. A menudo venían a visitar a nuestro padre señores de edades muy diversas, todos ellos bastante mayores que él. Entre ellos, médicos, campesinos, labradores, y algunos le traían cosas, recuerdo a uno que le traía queso de Cabrales de esos que corren solos, yo me ponía mala, y cuando le preguntábamos a nuestro padre quiénes eran nos decía que eran compañeros de la Academia. Nosotras no analizábamos que era imposible que hubieran sido compañeros de estudios y nos parecía normal; por supuesto, con el tiempo supimos que habían sido antiguos compañeros de cárcel a quienes José Benito había ayudado.

Nosotras siempre oímos hablar a nuestro padre de Celanova con cierto cariño. Hubo una simbiosis entre los habitantes y los presos, gracias al buen hacer de Polda Ferreiro, hermana del famoso poeta gallego Celso Emilio Ferreiro, a quien su hermano había escrito para que ayudase a José Benito, hermano de Adolfo y gran amigo de Celso Emilio. Polda movilizó a todas las señoras conservadoras, muy católicas y de derechas a ayudar a los presos, llevándoles comida, ropa, papel. Incluso alguna de estas señoritas se enamoró y se casó con un preso. Papa tuvo una novia del pueblo, a la que recordaba con cariño. Con la ayuda de José Benito y alguno de los presos desde dentro la situación mejoró para todos. Nuestro padre nos contaba cómo había fundado un equipo de «football» y organizaban campeonatos que conseguían animar a los presos, nos hablaba de las clases de inglés que impartía a algunos.

Las cinco hermanas Buylla llegamos a Celanova un día de lluvia tan intensa que casi no se veía el monasterio. Allí nos esperaban Antonio Piñeiro Feijoo, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Celanova, un hombre enamorado de la cultura y la historia de su comarca, uno de los organizadores en 2003 de una conmemoración de la buena armonía que había habido entre Celanova y el monasterio prisión de San Salvador. Se colocaron por las calles grandes carteles de metacrilato, celebrando la efeméride, a la entrada del monasterio se colocó un poema de José Benito Álvarez-Buylla, «Insomnio», que nos llenó de honda emoción a todas las hermanas. También nos esperaban Luis Ferreiro, hijo de Celso Emilio, y su mujer, Margarita. Todos ellos nos acompañaron a realizar una visita en profundidad al monasterio.

En la iglesia, magnífico ejemplar del Barroco arquitectónico gallego, visitamos el coro y el órgano, donde casi podíamos sentir la presencia de nuestro padre dirigiendo el coro que él había creado y tocando el órgano que él tocaba con tanto virtuosismo. Recorrimos los lugares donde nuestro padre se convirtió en un hombre de bien, sin odios ni rencores, donde aprendió a conocer a los hombres en sus grandezas y en sus bajezas. Donde escribió un maravilloso libro de poemas, «Celda 42». Creo que nuestra peregrinación fue un éxito, y que nos sentimos más próximas a nuestro padre y le agradecimos que nos ayudara a convertirnos en lo que somos hoy, fundadoras de una saga que lleva su nombre y esperamos perpetúe su obra.