viernes, 29 de abril de 2011
ARTÍCULO DE MI AMIGA DELIA SÁNCHEZ CON MOTIVO DE SU VIAJE A CUBA
Hace cinco años tuve la inmensa alegría de estar doce días en La Habana en casa de mi amiga Loly, periodista de la Televisión Cubana. Con ella estuve en lugares que quizá los turistas no tengamos acceso a ellos. Fue una estancia muy agradable en compañía de ella y sus hijos. A pesar de que en ese tiempo el huracán Wilma nos hizo estar dos días encerrados en casa. Las consecuencias de su paso lo vi a “toro pasado”, aunque todavía su gran temporal en el mar lo pude contemplar desde los jardines del Hotel Nacional de La Habana. Las olas rompían furiosas en lo alto del Castillo del Morro y El Malecón era un lodazal.
Salí de La Habana muy satisfecha. La Habana, ciudad de la que tanto oí hablar a mí padre su paso por ella. Lo que no me imaginaba era que a los cinco años volvería a ella.
El Ateneo Jovellanos de Gijón organiza un viaje a Santiago de Cuba donde se celebra la VIII Asamblea de la A.I.F.A. (Asociación Iberoamericana, Filipina de Ateneos). Dicha Asamblea era para elegir al nuevo Presidente de la A.I.F.A., cargo que ostentaba José Luis Martínez Presidente del Ateneo de Gijón. No dudé en acompañarle y con más ateneístas emprendimos el viaje. Este no empezó bien, estando en Barajas para facturar el equipaje se nos comunica que el vuelo se retrasa 24 horas. Sobra decir lo enojoso que fue. Un día menos no es nada grato. Pasado el mal trago esta vez sí volamos rumbo a Santiago. La entrada a la isla con Sierra Maestra a nuestros pies durante largo tiempo, y disfrutar de la panorámica fue muy gratificante.
A la mañana siguiente asistimos a la citada Asamblea. El nuevo candidato era el Sr. D. Henry Mejía presidente del Ateneo de Santo Domingo, el cual salió elegido. Me alegré de ello pues tengo una grata relación con su madre. Por ella sabía la pasión de él por el Ateneo.
El “broche” final fue la extraordinaria actuación del coro la Camerata Vocal Áurea de Santiago de Cuba. Al final del acto mientras brindábamos le expuse al Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Gijón que exaltaba tal actuación, que hicieran lo posible para traerlos a Gijón.
Sobre el citado evento el periódico El Comercio de Gijón publicó un detallado reportaje enviado por la periodista de dicho periódico María de Álvaro.
Para el almuerzo fuimos en barco hasta Cayo Granma y disfrutamos del paseo contemplando el hermoso paisaje y degustamos una mariscada. La langosta no era del Cantábrico pero lo compensaba el hermoso lugar.
El retraso del vuelo nos restó parte de las visitas en Santiago. Tratamos de aprovecharlo al máximo. Visita al Castillo del Morro y contemplar la puesta del sol con el disparo de cañones. Un recorrido a pié por el centro de la ciudad hasta el Parque Céspedes donde varios del grupo brindamos con el primer mojito acompañados de la amable y simpática acogida de los santiagueros.
De Santiago a La Habana. El cambio en estos cinco años lo noté al instante en el recorrido por el centro de la ciudad. Muchos edificios restaurados, más comercios. En La Plaza de armas muchos más puestos de venta de libros. Y coches en buen estado además de haber muchos más. ¿Y los “haigas”? aquellos coches de los años 50 que los niños de mi pueblo los rodeábamos embelesadas. Ahora relucientes cómo recién fabricados. Verlos así para mí fue muy agradable y muy emocionada hice varias fotos. Pero me esperaba una grata sorpresa. Estábamos delante del hotel esperando el autocar para llevarnos Al Tropicana. Lo que nos viene a recoger es una caravana de haigas descapotables, (exagero, eran cinco, su longitud es tal que bien parecía una caravana). Subirme a uno de ellos, sentarme en sus mullidos asientos, la melena al viento, pasear por sus calles hasta el Tropicana…….¡¡¡ no fue un sueño, fue real!!
Y real fue, (con una noche hermosa) asistir en la Plaza de La Catedral al magnífico Concierto de Gala. Orquesta Sinfónica de Isa, adjunta al Lycceum Mozartiano de La Habana. Música de Mozart y Beethoven.
Loly , la periodista que cité al principio “ Loli la de la Tele” cómo se la conoce en Cuba hizo una entrevista a José Luis Martínez para el Programa Cultural de la Televisión Cubana. Esperamos ver (la citada entrevista) en el canal 10 de Gijón por iniciativa de María de Álvaro.
No podían faltar las visitas a los museos del ron en las tres ciudades, Santiago, La Habana y en la excursión a Pinar del Río. Cómo también a las fábricas de tabacos.
Al final tres días en Varadero disfrutando de sol y playa, saboreando su ron animados con el ritmo de la “salsa cubana”. Ésta era constante, en todos los lugares se nos recibía con un grupo de animación y en algunos de ellos el brindis con el ron cubano. Recuerdo que en Santo Domingo la llaman “vitamina erre”. De vitamina lo dudo, pero que su efecto beneficioso para la garganta es milagroso doy fe de ello. Los cambios de temperatura por el aire acondicionado eran constantes y la garganta se resentía, ¿remedio eficaz? ¡¡vitamina erre, qué no es broma!! Uno del grupo, médico, nos dijo que era lo mejor que hacíamos.
La estancia en las tres ciudades de este a oeste de la isla fue muy satisfactoria. La amabilidad y alegría de su gente. Su educación y cultura y siempre alegres y animosos. Varias compañeras quedaron prendadas, sobre todo de La Habana, una de ellas me dice que todas las noches al dormirse sueña y piensa en Cuba. Seguro que al igual que yo repetirán el viaje.
Delia Sánchez Rodríguez (Febrero 2011)
lunes, 25 de abril de 2011
"LA SIDRA NA POESÍA", último libro del escritor José Luis Campal
El escritor, poeta, asturianista y miembro del RIDEA, José Luis Campal, ha presentado en el Museo del Pueblo de Asturias su última publicación, LA SIDRA NA POESÍA ASTURIANA. Es un libro de 139 páginas que ha editado la editorial asturiana Ensame Sidreru y que pasa a incrementar el acervo cultural de nuestra tierra. Enhorabuena a su autor desde Las mil caras de mi ciudad.
jueves, 14 de abril de 2011
RETRATOS DESCONOCIDOS, artículo de José Marcelino García
DOMINGOS POR EL RASTRO
Por extraños caminos llegó toda esta vida de días antiguos y música lejana a encallar en estas cajas astrosas del Rastro donde entre postales, cartas, botones y medallas de santos se cobija, ahora sin patria y sin presente, llena de tristeza y desorden. Niños de vara y silabario sentados en estudiada pose, serios en su infancia, viejos en su inocencia, poniendo toda su pobreza y su hambre ante la cámara del retratista sobre un fondo de pared sucia de guerra y derrota, con mapa físico, mesa con niño de Praga y bola del mundo pequeñita de marrón gastado. Rostros de cumpleaños de un soñar profundo. Novias vestidas de negro y mantilla, como bernardas Alba o monjas teresianas. Niñas y niños de primera comunión y mirada boba con rosario, misalito y manos a Dios. Calles mayores llenas de colgaduras y del abolengo de los días grandes. Todo esto del pasar y del vivir retratado en un instante de fiesta, de una tarde feliz de verano.
En la mañana fría del Rastro, repaso todo este material rancio y decadente, toda esta cartulina impresa de juventud y vejez; poética retratada de geografías, pueblos y gentes color sepia, pertenecientes a otro mundo, y veo en él la repetición de lo que uno, pronto, ya, llegará a ser en sus retratos.
Y sigo. Hermosas risas de muchachas adolescentes diciendo adiós desde la jardinera de un tranvía. Retratos de indianos con terno, saboneta y bigote. Fotos de soldados con caras de chusco y chopo de milis españolas. Grupos de amigos apiñados alzando sus vasos de juventud y romería. Infantes con palmas y ramos de romero y laurel mostrando su bendición. Veo todos esos perennes ojos mirándome, tan tristes, tan fijos; toda esa estética genial, extraña y sola, donde el ser humano (vivo en aquellas horas, ¡tan rápido pasadas!) lo ocupa todo con su figura, su rostro y su mirada.
Camino por el Rastro situado al lado de un Piles que va también hacia el morir, y contemplo esa decadencia, esa íntima melancolía y derrota, todo ese rápido pasar en estos retratos de gente desconocida, por las que uno va sintiendo una inmensa piedad.
Por extraños caminos llegó toda esta vida de días antiguos y música lejana a encallar en estas cajas astrosas del Rastro donde entre postales, cartas, botones y medallas de santos se cobija, ahora sin patria y sin presente, llena de tristeza y desorden. Niños de vara y silabario sentados en estudiada pose, serios en su infancia, viejos en su inocencia, poniendo toda su pobreza y su hambre ante la cámara del retratista sobre un fondo de pared sucia de guerra y derrota, con mapa físico, mesa con niño de Praga y bola del mundo pequeñita de marrón gastado. Rostros de cumpleaños de un soñar profundo. Novias vestidas de negro y mantilla, como bernardas Alba o monjas teresianas. Niñas y niños de primera comunión y mirada boba con rosario, misalito y manos a Dios. Calles mayores llenas de colgaduras y del abolengo de los días grandes. Todo esto del pasar y del vivir retratado en un instante de fiesta, de una tarde feliz de verano.
En la mañana fría del Rastro, repaso todo este material rancio y decadente, toda esta cartulina impresa de juventud y vejez; poética retratada de geografías, pueblos y gentes color sepia, pertenecientes a otro mundo, y veo en él la repetición de lo que uno, pronto, ya, llegará a ser en sus retratos.
Y sigo. Hermosas risas de muchachas adolescentes diciendo adiós desde la jardinera de un tranvía. Retratos de indianos con terno, saboneta y bigote. Fotos de soldados con caras de chusco y chopo de milis españolas. Grupos de amigos apiñados alzando sus vasos de juventud y romería. Infantes con palmas y ramos de romero y laurel mostrando su bendición. Veo todos esos perennes ojos mirándome, tan tristes, tan fijos; toda esa estética genial, extraña y sola, donde el ser humano (vivo en aquellas horas, ¡tan rápido pasadas!) lo ocupa todo con su figura, su rostro y su mirada.
Camino por el Rastro situado al lado de un Piles que va también hacia el morir, y contemplo esa decadencia, esa íntima melancolía y derrota, todo ese rápido pasar en estos retratos de gente desconocida, por las que uno va sintiendo una inmensa piedad.
(Publicado en el diario El Comercio, 13/04/2011)
martes, 12 de abril de 2011
UNICEF ESPAÑA CELEBRA SU 50 ANIVERSARIO
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, llegó a España para prestar ayuda a los niños de nuestro país en los años 50. En 1961 se gestó el embrión de UNICEF España, que hoy es una organización integrada por voluntarios y contratados que trabaja para promocionar los derechos de la infancia dentro y fuera de España, y que consigue fondos para financiar emergencias y programas de cooperación en los más de 150 países en desarrollo en los que trabaja UNICEF. En 1954 se firmó el primer convenio entre UNICEF y el Gobierno español, que supuso la llegada de 300 millones de kilos de leche en polvo entre aquel año y 1968. Junto al suministro de leche y otros productos alimenticios, UNICEF puso en marcha programas de lucha contra enfermedades como el tracoma y la sífilis congénita, de rehabilitación de niños con discapacidades, de equipamiento de salas de prematuros en varios hospitales y de puesta en marcha de plantas de esterilización y de desecación de leche. El 12 de abril de 1961 un grupo de personas se organizó como asociación dedicada a dar a conocer en España la labor de UNICEF en el mundo y a contribuir a la solución de los problemas de la infancia, aportando fondos para los programas de UNICEF. En aquel año la asociación lanzó una campaña de venta de tarjetas navideñas que consiguió vender 30.000 unidades. UNICEF España, uno de los principales donantes A principios de los 70 España dejó de solicitar la ayuda de UNICEF. Desde entonces, nuestro país ha pasado de recibir el apoyo del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia a convertirse en uno de los principales donantes a los programas de UNICEF en el mundo en desarrollo. Uno de los objetivos con el inicio de la democracia, consistió en lograr que los derechos de la infancia estuvieran presentes en la Constitución Española. Y se consiguió. En 1989 Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), el tratado internacional que recoge los derechos fundamentales de la infancia, base del trabajo de UNICEF desde entonces. En 2009 se celebraron los primeros 20 años de vigencia de la Convención con logros tan destacados como la reducción de la mortalidad infantil en un tercio gracias al trabajo desarrollado por gobiernos, agencias de Naciones Unidas (entre ellas UNICEF), ONGs y otros aliados. Al cierre de 2010 UNICEF España contaba con el apoyo de 242.000 socios y 120.000 donantes. En ese mismo año, presentó su primer informe sobre la situación de la infancia en nuestro país y fue el cuarto comité de UNICEF que más fondos consiguió para la emergencia de Haití, aportando 12 millones de euros, a los que se sumaron 10 millones de contribución del Gobierno español. 50 años de trabajo para los niños UNICEF España ha conseguido en estos 50 años de historia, gracias a las aportaciones de sus socios, donantes, empresas, fundaciones y las administraciones públicas, 516,6 millones de euros que, a través de los programas de cooperación y emergencias de UNICEF en más de 150 países en desarrollo, han contribuido y contribuyen a cambiar las condiciones de vida de millones de niños y a avanzar en su desarrollo y en el cumplimiento de sus derechos. Paralelamente, estos años ha puesto en marcha programas de Educación para el Desarrollo y de Participación Infantil para formación en valores de paz, convivencia y respeto. El objetivo de estos programas es que los niños conozcan sus derechos, que son iguales a los derechos de todos los niños del mundo. En el inicio de la segunda década del siglo XXI UNICEF España es una Fundación que sigue trabajando con dos objetivos: · Captación de fondos: contribuir cada vez más a los programas de cooperación y de emergencias en más de 150 países y territorios en desarrollo para cambiar las condiciones de vida de millones de niños y garantizar su desarrollo. · Sensibilización y Políticas de Infancia: lograr que nuestra sociedad sea cada vez más consciente de la situación de los niños y de sus derechos, conseguir que la infancia sea una prioridad en la agenda política de nuestro país y promover los derechos de la infancia a través de la participación infantil y la Educación para el Desarrollo. El 50 aniversario se celebrará con una fiesta infantil que tendrá lugar en Madrid el próximo viernes, 15 de abril, a las 17.30 horas en el auditorio de Casa América, en Madrid. UNICEF España rendirá homenaje en este acto a uno de sus embajadores, Miliki, quien a lo largo de su carrera ha apoyado numerosas actividades y campañas de UNICEF. La celebración contará con Los Lunnis, personajes de TVE y Embajadores de UNICEF España, y la actuación especial del grupo CantaJuego. Coincidiendo con el 50 aniversario, la organización renueva sus canales de comunicación, modernizando su página web http://www.unicef.es/ y su revista de socios, reforzando su presencia en redes sociales para dar la más amplia difusión a noticias, entrevistas y reportajes sobre la situación de la infancia en todo el mundo y la labor que realiza UNICEF para proteger los derechos de todos los niños. UNICEF Comité Asturias UNICEF Comité Asturias se creó en 1973, forma parte de UNICEF España y de su Patronato, donde está representado por el Presidente del Comité, Ángel Naval Balbín. En la actualidad, UNICEF cuenta con 8.384 socios en Asturias y a lo largo del año desarrolla diversas actividades de Políticas de Infancia, Sensibilización y Captación de Fondos, contando con el apoyo de voluntarios, organismos públicos y privados, empresas, ayuntamientos y el Gobierno autonómico.
Para más información: Pablo Suárez, Coordinador UNICEF Asturias, Tel: 985 355 183 - 615 203 554. E-mail: psuarez@unicef.es http://www.unicef.es/ www.facebook.com/unicef.es twitter.com/unicef_es
DE LO QUE NO INTERESA NO SE HABLA
Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena (Mahatma Gandhy)
Estoy totalmente de acuerdo con Gandhy, lo malo es que la sociedad considera correcto justo lo contrario. Desde, de lo que no interesa no se habla, hasta vale más callar –aquello de échame trigo y llámame gorrión- pasando porque ya no se sabe muy bien dónde está, ni quien es la gente buena. Así un concepto sencillo, simple, se puede complicar hasta límites increíbles. Sucede con frecuencia que cuando sacas una conversación incómoda para el escuchante, éste hace lo imposible por derivar el tema. No obstante, con un poco de agudeza puede ser una manera de averiguar dónde le escuece. Y sin darse cuenta te está facilitando una serie de pistas que, sin duda, no deseaba facilitarte (pero ese es otro asunto). Luego está aquél que prefiere mantenerse callado antes de dar su opinión. Detrás de este personaje con frecuencia se esconde un hombre o mujer que no destaca precisamente por su valentía. Si bien es cierto que aquí ya nos topamos con la prudencia que puede aconsejar silencio. Con la prudencia y con la Santa Madre Iglesia que siempre aconseja aguantar. Total, que de una u otra forma estamos amordazados. Y así brujulean a sus anchas los que Gandhy llama la gente mala. Creo que una sociedad que no se revela, que no pelea contra la injusticia, contra la corrupción, contra los todopoderosos dictadores nunca podrá prosperar en ninguna dirección. Y ahora, esas personas a las que les interesa que nada se mueva me llamarán rojilla, o comunista. Estoy acostumbrada, no pasa nada. El nombre es lo de menos, los hechos son los que avalan. Y a estas alturas de mi vida ciertamente ya no necesito aval, ya me ha dado todos los créditos posibles, algunos me los ha hecho pagar caros, pero ya no ha de quedar mucho: por eso callo tan pocas veces. Sé que de nada me vale tratar de levantar la voz: siempre hay alguien detrás obligándome a guardar silencio. Y curiosamente no son los mejores, ni tan siquiera los buenos, simplemente son reliquias de las mordazas del pasado, de ese estatus social que nos ha llevado a la sociedad corrupta y falsa en la que tenemos que navegar. Curiosamente yo siempre pienso en futuro -en eso que tampoco me queda- porque confío en los jóvenes: en esos chicos y chicas que están comenzando la vida y que se abren al mundo con otra mentalidad (dejemos al lado los del botellón, esos son los que se hacen notar, pero hay otros). Mantengo con cierta frecuencia conversaciones con muchachos/as que están despertando a la vida laboral y social y, la verdad, son una bocanada de aire fresco capaz de resucitar a esta pobre vieja que algunas veces se muere de pena simplemente cuando mira alrededor. Y si un pesar tengo, es el de haber sido artífice de los mimbres con lo que está construida la sociedad actual. Me arrepiento de la cantidad de veces que guardé silencio ante una injusticia, de acatar normas sociales únicamente por guardar una apariencia, por alcanzar un estatus al que ni llegué –gracias a Dios- ni tan siquiera aspiré nunca.
lunes, 11 de abril de 2011
PALABRAS QUE NO PODEMOS OLVIDAR
Hay algunas personas que con frecuencia se olvidan de palabras tan hermosas y reparadoras como pueden ser lo siento, disculpa, me equivoqué, no era esa mi intención… Aún siéndolo –la intención quiero decir- podrían mentir un poquito para que el daño causado fuera menor. Son gentes –la palabra es intencionada- que pasan arrasando, anteponen sus intereses a todo y a todos. Pero les falta inteligencia, la inteligencia de las personas buenas, la que no se debe confundir con astucia, aunque con frecuencia confluyan en el mismo punto. Se dice que triunfa el inteligente, pero también puede hacerlo el astuto. De hecho, creo que estos lobos nos van comiendo poco a poco la moral. No sé dónde podremos meternos quienes no somos ni lobos ni corderos. Lo siento, chicos/as, pero tenía necesidad de decirlo.
viernes, 8 de abril de 2011
NOSTALGIA DE OTOÑO EN PRIMAVERA
Es primavera, esa estación en la que todo debe renovarse. Pese a ello, yo estoy en otoño. El invierno ha sido crudo, hasta un poco cruel conmigo. No es lugar éste para quejarse, en realidad ninguno lo es: todos se apartan –nos apartamos- de quien hace de su vida un continuo lamento. Pero algo no funciona, los psiquiatras y lo psicólogos llenan sus consultas de personas que necesitan hablar. Y para chula yo, en lugar de contárselo a una sola persona (a un psiquiatra, por ejemplo), lo vuelco aquí, en un sitio privado... Supongo que es una manera como otra cualquiera de darles la lata a mis amigos/as sin que me lo puedan reprochar. Pues eso, que estoy de capa caída: de otoño. Probablemente porque está a punto de caerme encima un año más. Voy ganando edad y perdiendo cordura. Pero eso no es lo más grave, después de todo llevar una vida un poco alocada a determinada edad puede ser hasta saludable. No, no es eso lo peor. Creo que lo que verdaderamente me preocupa es que cada vez estoy en peor disposición de, eso, de llevar una vida un poco alocada, si es que alguna vez lo hice, que ni lo sé. En todo caso me arrepiento…, me arrepiento de haber renunciado a unas cuantas cosas que no estaban tan mal como se me decía. Pero ahora ya es tarde, ya no me apetece hacer nada que se salga de la rutina. Malo, malo, me estoy haciendo mayor. Y así, de repente. De pronto me he dado cuenta de que el último tren para ser feliz había pasado de largo. No sé, en realidad puede que ni haya pasado; porque, ¿existe eso de la felicidad? Los libros de autoayuda, último recurso de los desesperados, dicen que la felicidad consiste en conformarse con lo que uno tiene. Pues creo que yo ya tenía que haber alcanzado ese estado, porque me conformo con mi trabajo de mierda, con mis amigos que me traicionan de vez en cuando, con los que me quieren de verdad, con mi televisión de 20 pulgadas, mi sofá de Ikea, mi vecina que me cuenta sus miserias, ese ascensor que cada poco se estropea y me obliga a subir escaleras, con… Vamos con todo lo que me toca en suerte. Y… yo creo que no soy feliz.
jueves, 7 de abril de 2011
EL CERO Y LA NADA, artículo de Joaquín Fuertes
Pues algo ha dicho ya Joaquín Fuertes en el artículo que hoy os invito a leer. O más bien, algo ha conseguido: movilizar mis afectos. Esos sentimientos que hoy son escasos y que tanto echo de menos en algunos momentos. A veces, por una palabra amable, por una mirada parlante (¡ya!, que la mirada no puede ser parlante: más que la propia lengua, amiguinos), por un abrazo, por un recuerdo como el que hoy tiene el periodista hacia mi padre, por…, daría parte de mi vida. Han pasado 34 años desde que se fue, lógicamente yo no lo he olvidado, pero que permanezca en el recuerdo de otros me hace inmensamente feliz. No puede imaginarse Joaquín, cuando esta mañana leyendo su artículo –como hago siempre que escribe- leo El inolvidable José Avelino Moro, el vuelco que me dio el corazón. No lo han olvidado, pensé, no pasó sin pena ni gloria para sus amigos: verdaderos tesoros en nuestras vidas. Lo reconozco: soy una sentimental, pero no quiero cambiar. Gracias, amiguín.
EL CERO Y LA NADA (Joaquín Fuertes)
Probablemente, aquel día en que no se le ocurría nada, Jean Paul Sartre comenzó la escritura de uno de los libros más transcendentes del pensamiento moderno, 'El ser y la nada'. Otro tanto debió de acontecerle a Arthur Koestler, sentado en el café Nueva York de Budapest, delante de unas cuartillas. Ese café, donde siempre suena la música de una orquestina y tiene todo el aroma y las resonancias de las viejas leyendas, lo muestran a los turistas como vestigio del Imperio Austrohúngaro. Las sillas llevan el nombre de los usuarios ilustres y tu cuerpo puede ocupar el espacio que en otra hora llenara Frank Kafka o el propio Koestler, que aquel día en que no se le ocurría nada pudo dar comienzo a la primera página de 'El cero y el infinito'. El día en que a uno no se le ocurre nada piensa en esos seres inagotables y voluntariosos que siempre tienen algo que ofrecernos. Con más de ochenta años cumplidos, Manuel Alcántara inunda de ingenio y sabiduría diariamente la última página del periódico. También en las últimas páginas mi tocayo Joaquín Olmo acomete la tarea dificilísima de que Pepín de Celes -así bautizado por el inolvidable José Avelino Moro-, sin decir palabra nos cuente su vida cada mañana. Olmo va camino de los noventa, con la frescura de la viñeta sobre ese pobre diablo al que todas las cosas le salen al revés. Más largo todavía es el camino de Antonio Mingote, más allá de los noventa, y sin esas quiebras que conducen a la nada. Cada mañana aparecen, como el sol, todos ellos, aunque algún contratiempo obligue a sacar algo escrito o dibujado del armario, almacenado en época de buena cosecha. El escritor y el dibujante están obligados a guardar en los tiempos de bonanza, si la salud y la inspiración son propicias, para tener acopio para la escasez; cuando a uno no se le ocurre nada; eso que los más castizos llaman estreñimiento mental. Es lo que debería hacer todo el mundo: guardar en la abundancia para los tiempos de escasez, y así no se apoderaría la nada cuando se está delante de una cuartilla o del ordenador. Sería, en fin, la primera regla para los políticos y banqueros, que con su mano ligera y cabeza torpe nos han llevado a la bancarrota. No conocen la distancia que hay entre el cero y el infinito, y entre el ser y la nada. Como ese rayo que no cesa se suceden las noticias que hielan el corazón, para las que no tienen respuesta los poetas. Soldados que se envían por el mundo armados hasta los dientes y van en son de paz. Malditas armas, si no son las del amor; pero las armas del soldado son de fuego, y el arma del político, la mentira. Nada entiendo, no sé nada, o tal vez la respuesta esté en el viento. Analfabetos de un solo libro queman el de otros analfabetos, y hay persecuciones y muertos. ¿Y qué tienes que decir de todo esto? No digo nada; lo mismo que usted, seguramente tengo miedo. Vamos, que estoy acojonado, que puestos a meternos con alguien hagámoslo con los budistas, que algo malo habrán hecho y son pacíficos. No tengo respuestas para nada, ni se me ocurre nada. Los judíos tampoco entendían nada, ni protestaron cuando les reventaban los comercios y les colocaban la estrella. Luego, ya fue demasiado tarde, y mataron a seis millones.
(Publicado en el diario El Comercio)
miércoles, 6 de abril de 2011
¡ALE, CHICOS/AS, FELICITEMOS A VIRGINIA!
GONZALO, artículo de Virginia Álvarez Buylla
Nuestro quinto nieto, pero no por ello menos deseado, nació felizmente el pasado miércoles. Su madre, Ainhoa, atendida estupendamente por todo el personal de partos del Hospital de Cabueñes, y su marido, Gabri, están felices. Yo, como siempre, me he sumido en ese estado de amor, ensoñación, alegría y hechizo que me llevarían a dar la vida por él, a desear cuidarle, mimarle, protegerle hasta el fin de sus días. Ya sé que es completamente imposible, pues mis días están contados, pero es lo que yo siento e, incluso, ya de antemano siento un odio asesino hacia cualquiera que intente hacerle daño en el futuro. Ya sé que soy un poco excesiva, pero no quiero ni puedo cambiar. Después de esta última temporada, llena de terremotos, desastres nucleares, guerras fratricidas y tiranos descontrolados, Gonzalo representa la llegada de la primavera, el júbilo, el optimismo, la esperanza, la belleza. Gonzalo es bello como un ángel, de aquellos tan hermosos pintados por Rafael. Su carita redonda y esas facciones tan perfectas inspirarían a los mejores pintores y a los mejores poetas. Siento no pertenecer a ninguna de esas categorías. Como al resto de mis nietos, no le deseo que acumule honores y riquezas; le deseo que sea un hombre de bien, que acumule buenas obras, buenos amigos, que reparta paz, tranquilidad, amor y sosiego. Le deseo que siga la senda de sus antepasados, que defendieron la justicia, la educación, la sanidad y la cultura contra viento y marea. Que sea honesto, trabajador, eficiente, que se responsabilice de sus actos, que. Me gustaría tener fe en la humanidad que encontrarán mis nietos, pero he perdido mucha de esa fe. Espero con toda mi alma que las cosas mejoren, que los hombres y mujeres del futuro aprendan de los errores del pasado. Mientras tanto, Gonzalo mi corazón y mi alma están contigo.
(Publicado en el diario El Comercio, 6/04/2011)
martes, 5 de abril de 2011
ESOS AMIGOS DE SIEMPRE QUE PUEDEN ALEGRAR UNA TEDIOSA MAÑANA
Esta mañana ha venido a verme Valentín del Fresno y como siempre su visita ha sido la mar de divertida.
-¡Hola Isa! ¿todo bien?
Isa, en ese momento está leyendo el periódico, casualmente en la página de las esquelas.
-¿Sabes aquél camarero que guardaba todos los días el periódicu (así, en “u”) para un cliente que lo único que leía eren les esqueles (también dicho así). El paisanu muere, y lamentábase el camareru: ¡Ay que jodese, todos los días leyendo lo mismo y pa una vez que sal él no vien
Toma asiento, Valentín claro, apoya los brazos sobre su cada vez más protuberante barriga y espeta mirando la cesta de los caramelos
- ¡cago en…, con la fame que tengo y tú pones esto aquí! ¿Hay alguno de chocolate?
Pero vamos, a ver, amiguín, no me dijiste que estabas a régimen.
-Sí, claro que estoy a régimen, pero como no me ve la muyer…
Desenvuelve el bombón-caramelo y continúa:
-Sabes aquellos dos muertos del cementeriu que aprovechando que el enterrador deja la moto a la entrada deciden ir a dar una vuelta. Y cuando ya están subidos en la moto diz uno a otru espera espera que se me olvida algo. Y vuelve el muertu tirando por la lápida. Pero dónde vas con eso. Ye que yo no viajo sin documentación.
Y ese es Valentín. Luego saca de la mariconera un folleto de su próxima exposición: Voy hacete un regalu. Y como le parece poco lo acompaña de un bolígrafo de no se qué casa comercial.
-Bueno anda vuelvo mañana, Isa, que estás muy liada.
lunes, 4 de abril de 2011
COSAS DE NUESTROS ANCIANOS
No me gusta mucho la palabra anciano, fundamentalmente porque nunca sé dónde establecer el corte y… me puede pillar más pronto de lo que yo quisiera. No obstante, en esta ocasión creo que está bien empleada, porque la historia simpática que voy a contar es de Julia, señora de la que ya os hablé y que cumplía hace algunos meses cien hermosas primaveras. Pablo, último de la saga de mi familia a quien Julia cuidó –chiquillo que yo saqué arriba, que ella dice-, (ya quedan muy lejos aquellos tiempos en los que se ocupaba de mi hermana y de mí –de sacarnos arriba, de nuevo como ella dice-). Pues bien, Pablo tiene por costumbre visitarla con frecuencia, le profesa ese cariño que se suele tener por las abuelas -aunque en este caso no medie lazo de sangre alguno- y me ha contado lo que yo relato ahora. Antes de ir al grano, diré que Julia siempre ha sido una mujer muy pendiente de la marcha económica del país, muy aficionada a las pequeñas inversiones en bolsa –concretamente a aquellas acciones de telefónica llamadas matildes que tan de moda estuvieron, destinadas a los pequeños ahorradores-. Ella siempre lo fue. Empezó a trabajar a los 8 años y pasó mil penurias, que ahora le cuenta a Pablo cuando la visita con todo lujo de detalles. Creo que mi vástago conoce la guerra incivil mejor que cualquier historiador: los rojos, los nacionales, los fielatos, las cartillas de racionamiento… le resultan temas familiares; es más, en alguna ocasión me preguntó si todo era verdad o si se trataba de batallitas de abuelas. Pues bien, en la última visita Julia le hizo un encargo especial: Pablo vas a irme a la tiendina (así en diminutivo y asturiano) a comprar aceite en cantidad. A la pregunta por qué en cantidad, la respuesta fue clara: Porque subió el olivo, lo dijeron en el telediario. Trató Pablo de hacerle ver que por mucho que subiera “el olivo” ella no necesitaba más allá de una lata de cinco litros. Me cuenta Pablo que le calló un buen rapapolvo, al reprocharle Julia que nunca podría llegar a nada en la vida si no aprendía a invertir. Le apostilló que antiguamente la marcha de la economía la marcaba el azúcar, y que ahora no entendía muy bien por qué, pero todo dependía de “el olivo”. ¿? Y tirándole de la lengua…¡bingo!: subió el euribor. Palabreja que lógicamente para Julia no tiene significado ninguno. Trató de explicarle que no era lo mismo el euribor que el olivo y…la cosa terminó en una gran bronca. Bronca de abuela que adora a su putativo nieto: es que no puedo hacer carrera de ti, Pablo. Tanto estudiar, tanto estudiar y no sabes nada de la vida.
Y esa es la vida, simple, sencilla, divertida -a veces-.
viernes, 1 de abril de 2011
CENTRAL DE PLANCHADO
¡Ea, casi nada!, más o menos como la NASA. Pues sí en eso se ha convertido mi cuarto de la plancha. Antes de nada voy a dar un aviso a navegantes: lo que sigue a continuación es una soberana tontería, a tiempo estás de dejar de leer. ¿Que sigues? Pues luego no me critiques por hablar de cuestiones tan doméstica. Pero, ¿sabes?, resulta que me estoy dando cuenta que la vida se compone de estas pequeñas tonterías cotidianas que no van a ninguna parte pero que hacen el día a día. Ya me estoy enrollando más de la cuenta: al grano. Como ya os había dicho en otra entrada el cambio de casa me permitió dedicar un cuarto a la plancha. Si soy sincera, la realidad es que no tenía con qué llenarlo y como casi único mueble disponía de una mesa. Me vino que ni pintado: cuarto de la plancha. Hasta ahí todo perfecto. La cosa se empezó a torcer cuando me di cuenta que ni con cuarto ni sin él sabía planchar. Demasiados años tirando de mamá y de tintorería. Se me revelaron los pantalones, las sábanas de ajustes con goma y…algunas cosas más que no merece la pena mencionar. Total que desistí de seguir intentándolo, es mucho más divertido hacer entradas para el blog. Pero he te aquí que Eloina, la señora que me hace las labores de la casa –que yo debería asumir- un día que vio ropa sobre la mesa decidió plancharla. Mi sorpresa fue mayúscula cuando al llegar de trabajar la encuentro sobre mi cama perfectamente planchada y mejor doblada, ¡vamos de profesional! Reconozco que, pese a que me gustó, me sentí un poco avergonzada. No me duró, no obstante, mucho el azoramiento: uno, porque no pienso hacer de la plancha mi profesión y otro, porque Eloina me dijo que con esa plancha era muy difícil hacerlo bien. O sea, salvada mi reputación de ama de casa. El problema no es que yo no supiera planchar, el quid está en la plancha. Descarté mi Philips de toda la vida y me dirigí a La Casa, establecimiento de Gijón de toda la vida en el que se surten las señoras de mi antiguo barrio. Es decir, una media de edad de setenta y pico, y tirando hacia arriba. Allí la dependienta –también de toda la vida- con más paciencia que el santo Job repite una y cuantas veces sea necesario el funcionamiento de esos endiablados electrodomésticos que prácticamente lo hacen todo. Incluso la he visto ir al domicilio de su “jóvenes” clientas a conectar una televisión o a explicar el funcionamiento de la aspiradora. No hizo falta en este mi caso, pero con una habilidad magistral, me enjaretó una central de planchado, así se llama ese artilugio sobre el que reposa una plancha ultramoderna con más botones que una nave espacial y que –según me apostilló- es el último grito en planchas. Me fui feliz, la mar de contenta. Pero, por si acaso, no la estrené, hoy viene Eloina y…¡como me va a gustar encontrarlo todo planchadito!
¿Seguís ahí? Ya os vale.