miércoles, 30 de abril de 2014

ENTRAÑABLES AMIGOS, GRACIAS POR SERLO

En los tiempos que corren, en lo que casi todo vale y en los que parece que lo más importante es trabajar para tener, yo estoy descubriendo un montón de amigos que, aunque me consta que siempre lo fueron, en estos momentos en los que ya me me hice mayor -no diré que lo soy, porque me viene mejor el eufemismo para mi autoestima-, en los que la vida me ha enseñado tantas cosas, fundamentalmente aquello que tiene valor y lo que no, me estoy dando cuenta del importantísimo caudal de amigos/as que tengo. Algunas veces me pregunto dónde estaba yo para no prestarles la atención que se merecían. Pues al hilo del homenaje que Gonzalo Mieres organizó para recordar a mi padre, se han instalado en mi vida una serie de personas entrañables que me demuestran en cada momento que me quieren bien. Probablemente  lo que más me sorprende es que nunca me han perdido de vista, y no lo han hecho porque yo era la hija de... Ni que decir tiene lo orgullosa que me siento de que así haya sido. 
Hoy he recibido este recorte del obituario que en su día escribió el inolvidable cura párroco de Sotiello, Ángel Eladio Argüelles, "alma mater" de tantas cosas en la Abadía de Cenero.  Y lo de "alma mater" no es cosa mía -aunque también podría serlo porque opino lo mismo-viene de Ángel Salas Blanco, que es quien me lo envió. Otro amigo que siempre estuvo ahí, pero que ahora incorporo a mi elenco particular de "entrañables". En ese sitio especial donde tengo a Gonzalo Mieres, a Joaquín Fuertes, a Belén Encinas, a Luis Argüelles, a José Marcelino García, a  Luis Fernández Roces, a José de Arango, a... tantos:  cada vez más. Y a otros muchos que ya no están, pero que siempre tendrán  un sitio en mi "almario". 
Gracias amigos, sin vosotros no sé qué sería de mí. 





viernes, 25 de abril de 2014

"RELATO DE UN NÁUFRAGO", GABRIEL GARCÍA MARQUEZ

El fallecimiento de García Márquez invita a redescubrirlo de nuevo. Yo he leído algunas de sus obras -no todas para desgracia de mi intelecto- hace ya bastantes años. Buscando en la reducida biblioteca que tengo, en la que no conservo demasiados libros de actualidad, porque una de mis mayores aficiones es regalar el libro ya leído a aquella persona para la que me parece apropiado; pues si disfruto comprándolo , no es menor el placer de regalarlo. Manías que una tiene y que con los años se agudizan. Creo que me he desviado de lo que quería contar, que no es otra cosa que buscando, que decía, encontré este opúsculo - por tamaño, que no científico- de lectura fácil, amena y, como corresponde a su autor, de gran calidad. Se trata, copio porque no se lee muy bien en la imagen, del " Relato de un náufrago que estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de la patria, besado por las reinas de la belleza y hecho rico por la publicidad, y luego aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre". 
El texto fue publicado en un diario local por entregas, parece ser que fue un encargo periodístico, escrito en sus comienzos literarios. Merece la pena leerlo, el relato es una delicia y te envuelve desde el primer momento. Son pocas páginas, de hecho yo le he leído en un aeropuerto mientras esperaba un vuelo, y ahí lo compré.
Me permito recomendaros su lectura. Por cierto, va por la 60 edición. 

martes, 22 de abril de 2014

A PROPÓSITO DE UN ARTÍCULO QUE HE PUBLICADO EN EL DIARIO "EL COMERCIO" (SIN ÁNIMO DE POLÉMICA)

He regresado de vacaciones y mientras estuve fuera se publicó en "EL COMERCIO", el artículo que sigue y que cuelgo en el blog para -fundamentalmente en esta ocasión- someterlo a vuestro juicio, dado los insultos que por él me han hecho en Facebook. Lo he vuelto a leer con detenimiento y, la verdad, no me parece que atente contra nadie o insulte,  y menos contra la solidaridad, pero no todos pensamos igual. Por mi parte respeto profundamente a quien de mi discrepe. Y si quien me insulta considera que lo hace bien, pues... nada que objetar. No obstante sí quiero que el artículo se lea y sin ningún ánimo de polémica y si es que os apetece lo censuréis, dejando claro que no es más que mi personal opinión. 
Al final os pongo lo que ha aparecido en Facebook. 


LA  BUENA VOLUNTAD NO ES SUFICIENTE PARA FUNDAR UNA  ONG

Hace unos días los medios de comunicación se hicieron amplio eco de  una noticia que bajo el lema “Ni un niño sin cenar”, ofrecía alimentos gratuitos a los pequeños que lo necesiten. La iniciativa, que tuvo buena acogida pública, partía de dos personas que con excelente voluntad ejercían de ONG particular. Faltó tiempo para la solidaridad se desatase y llegasen aportaciones particulares en forma de alimentos. Desgraciadamente eso no puede funcionar así, y quienes colaboramos con cierta frecuencia en las entidades que se dedican a ello de forma profesional -por decirlo de alguna manera, pues casi todos son voluntarios- sabemos muy bien que sin una organización muy precisa no se puede ejercer de forma individual  esa solidaridad asistencial,  y menos la del reparto de alimentos.
Cuando esto escribo soy consciente del rechazo que puede producir lo que digo en algunas personas que lo lean, a las que yo les aconsejaría que se asomasen un poquito a las entidades que de forma oficial ejercitan esa solidaridad, tan necesaria  en estos momentos, para conocer de primera mano cuál es su funcionamiento.
Probablemente lo que afirmo necesite una explicación, pues tal parece dicho así que atento contra ese valor tan importante que es la solidaridad,  que, por otra parte,  deberíamos potenciar ahora  más que nunca ante esta brutal crisis que nos afecta. No tiene una explicación: tiene varias. Trataré de esbozar alguna.
Lo primero que yo me permitiría decir –y creo que no estoy desinformada-, nadie y recalco lo de nadie, en Gijón pasa hambre mientras esté funcionando la Cocina Económica,  la Cruz Roja, el Albergue Covadonga o Cáritas, por dar algún  ejemplo. En alguna  colaboré durante un tiempo y fui testigo de que hay comida para todo el que la necesite. También sé que los servicios sociales de la ciudad que funcionan bien, hasta donde les es posible, no dejan desasistido a quien de verdad necesita ayuda, máxime si por medio hay niños, al canalizar las ayudas hacia donde corresponda.  
Es decir, gestionar la pobreza –paliarla- tiene sus cauces. No podemos convertirnos en ONGS particulares por mucho que nos lo pida el corazón. Hacerlo generaría un tremendo caos que perjudicaría a los más necesitados. Lo que sí debemos es colaborar con ellas, aportando trabajo, alimentos, algo de dinero… Porque, por desgracia, hay mucho fraude en los intermediarios. Pero líbreme dios de referirme a el caso de “Ni un niño sin cenar” en ese sentido: no tengo la menor duda de la buena voluntad de quienes la están poniendo en práctica.

A lo anterior, añadiría que  en el caso concreto de dar de cenar a los niños, la cosa es más complicada. No se trata, en mi modesta opinión, de facilitarles unas galletas o un plato de comida sin más, porque los alimentos han de estar controlados.  Aquellos establecimientos que las sirven -Cocina Económica, entre otros-, tienen unas exhaustivas revisiones sanitarias. Un coche particular no es el medio adecuado de transportar alimentos . También las instalaciones han de ser las adecuadas, no se puede recibir a unos niños en un local que no tenga las mínimas condiciones para la función que se piensa desarrollar en él. Esta forma de ayuda, sin que se entienda en lo que digo ningún ánimo ofensivo hacia  quien puso toda su buena voluntad en este proyecto, recuerda más a una caridad de pos guerra. Los tiempos han cambiado y la dignidad de quien nada tiene es algo que hay que salvaguardar con mucho celo. Personalmente me aterra pensar en esos niños que acudirían, si esta sui géneris ONG prospera, a recoger su plato de comida como “niños pobres”. Los estaríamos, sin ninguna duda, estigmatizando. Nuestros niños no pueden –no deben- de ser consciente de que son pobres, no podemos truncarles su infancia dándoles de comer en lugares de beneficencia. Tienen que ser como los demás, y las ayudas necesarias han de ser realizadas por los cauces adecuados, aquellos que los organismos estatales o privados  les ofrezcan; allí donde personas especializadas ejerzan más que la pura y dura caridad, una justicia social. Y aquí apelo a quien competa esa función, al defensor del menor tal vez, que espero ya  haya puesto en funcionamiento el sistema para averiguar en primer lugar,  si es verdad que en Gijón hay niños que pasan hambre; y  si así fuera, espero que esté trabajando para subsanarlo. Nosotros, los ciudadanos de a pie debemos de colaborar con esos organismos que tanto bien hacen a la sociedad, pero no constituirnos en ONGS.  Animo a quien esto lea a darse una vuelta por la Cocina Económica o por Cáritas, y a depositar allí su ayuda. La información que le faciliten  de primera mano, lo que vea in situ, les aclarará muchas dudas que yo por este medio no puedo explicar 
                               ESTE ES EL TEXTO APARECIDO EN FACEBOOK

Bueno hoy despierto con un escrito en El Comercio de una que dice llamarse Isabel Moró y, que si es periodista, la Ética no la estudio.
No se detrás de ella quien esta, pero ella es mentirosa, cínica y demás. Que sabrá de La Cocina Económica? Yo estoy allí casi todos los días, trabajando, voluntariamente y feliz, desde las nueve de la mañana hasta las dos que se cierra el comedor, ella lo del voluntariado lo vio en algún programa de la tele.
Con personajes como ella, en este País, así nos va. No sabe nada, pero lo inventa y lo hace para hacer daño y lo único que consigue que hoy recibí llamadas de muchísima gente, involucrados en el proyecto y que dirigen otros muy importantes, desacreditando las mentiras de esta escritora de pacotilla.
Entérate Isabel y cuando sepas la verdad del proyecto, si te apetece lo plasmas, pero mentiras sobre tu trabajo, pero sobre el mío no, porque no te lo voy a consentir.
Con lo que hiciste se ve que no eres nadie.
 Blanca.

Nota: De los insultos puedo pasar tranquilamente, puede que me los merezca, pero sí he estado trabajando bastante en la Cocina Económica, como voluntaria e incluso cubriendo alguna baja contratada. Sor Mari sela, Sor Moris, sor Franca... saben muy bien quién es Isabel Moro. Añado más: durante dos año he estado atendiendo el albergue (que ahora ya no existe, pues lo han transformado en pisos) y he participado en un grupo que crearon para la formación del voluntariado. Basta con preguntar en la institución para informarse. De voluntariado sé algo...


jueves, 10 de abril de 2014

ME VOY UNOS DÍAS POR VACACIONES







Ese es exactamente mi destino. Lo de "La deliciosa aventura de una muchacha de sangre real"... tengo mis dudas. No obstante, aunque la sangre no sea real y lo de muchacha menos, trataré de que sea una deliciosa aventura. 
Felices vacaciones, amigos blogueros. 

jueves, 3 de abril de 2014

ENCUENTROS POÉTICOS EN EL ANTIGUO INSTITUTO MAÑANA, VIERNES, 4 DE ABRIL DE 2014

Agustín Delgado

(In memoriam)

Mañana, viernes, 4 de abril de 2014, a las 20:00 h

Foto

Agustín Delgado (Rioseco de Tapia, León, 1941- Madrid, 2012)
Licenciado en Filosofía Pura y doctor en Filología Románica, ejerció como profesor de Literatura en diferentes institutos de bachillerato de España y en el INBAD de Toulouse (Francia).
Fue consejero de Educación de la Embajada de España en París y en Bruselas, e inspector central de Educación en el Ministerio, en Madrid.

Libros de poesía

- De la diversidad (Poesía 1965-80). Editorial Hiperión. Madrid, 1983. Recopilación  antológica de seis libros de poemas, cinco de ellos editados anteriormente: El  Silencio, Nueve rayas de tiza, Aurora boreal, Cancionero civil, Espíritu áspero, y uno más inédito: Discanto. 
- Sansirolés. Editorial Endymión, Madrid, 1989. 2ª Edición, 1993.
- Mol (Primer premio internacional Eugenio de Nora.) Ed. Endymión, 1998. 
- Las coplas de Fidelio. Ed. Breviarios de la calle del Pez. León. 1998.
            - Zas. Ed. Trama Editorial. Madrid. 1999.
-  Espíritu áspero. Antología. Junta de Castilla y León. 2001
-  Discanto. Colección Visor de Poesía. Madrid. 2005
-  Grupo Claraboya. Teoría y poemas. En colaboración con Luis Mateo Díez, Angel Fierro y José Antonio LLamas. Editorial El Bardo. Barcelona, 1975.
- Parnasillo provincial de poetas apócrifos. En colaboración con Luis Mateo Diez y José María Merino. Madrid, 1975. 2ª Edición. Ed. Endymión, 1988.
- ¿Y? , Badajoz, Los libros del Oeste, 2007.
- Mazos de luz en vilo de guadaña (Antología poética), “Diario de León”, 2007.
- Espíritu áspero. Poesía reunida (1965-2007), Madrid, 2010.
                      
Revistas de poesía 
- Miembro fundador y responsable, con Luis Mateo Díez, Angel Fierro, y José Antonio Llamas, de la revista de poesía "Claraboya". 19 números. León, 1963-68. (Véase monografía reciente de Juan José Lanz -461 páginas- sobre esta revista , libro publicado por Ediciones de la UNED)
- Fundador con otros escritores de la revista "Camp de l´Arpa". Barcelona. 1970.
-  Colaborador de la revista de poesía "Trece de nieve". Madrid. Segunda época.
                   
Poesía traducida 
- El libro "De la diversidad" ha sido traducido al chino, por el catedrático Chen Kaixian, de la Universidad de Nanjín. Publicado en la Editorial de Lenguas Extranjeras de dicha    Universidad, en 1998.
-   Antología "Poésie espagnole", preparada y prologada por Pedro Provencio. Editorial "Presses Universitaires de Lyon". 1994. Páginas 101-111.
                  
Estudios sobre poesía 
- "La poética de Luis Cernuda". Editora Nacional. Madrid. 1975. 275 páginas.
-   Crítico de poesía en la revista LEER , Madrid, desde 1998.
                   

Presencia en antologías de poesía 

Sus poemas han sido recogidos,  entre otras, en las antologías editadas por E. Martín Pardo, (1967),  M. García Posada (1980), J. Rodríguez Padrón, (1986), Santos Alonso (1986), Mari Pepa Palomero (1987), Miguel Díez Rodríguez, (1992),  Juan José Lanz (1997), Carlos Lomas (2002),  Pedro Provencio (2003).

Intervienen:

Francisco Álvarez Velasco

Ángel Fierro

Publio Lorenzana

Antonio Merayo
.
Música:

Grupo Gijón de Pulso y Púa

Organizan:
Asociaciones culturales “Versos Libres” y “Encadenados”


Dirección C/Jovellanos, 21. 33201 Gijón

"LOS POBRES DE MI CIUDAD", publicado en el diario "EL COMERCIO" (1/04/2014)

Muchas veces me pregunto si ser pobre será exclusivamente no tener recursos. Creo que esa es una manera de serlo, probablemente la más dura. Pero uno puede ser pobre de muchas formas, porque como reza el dicho popular, no sólo de pan vive el hombre. Esta última es una cuestión en la que no voy a entrar: doctores –o filósofos- tiene la iglesia. En este caso me voy a referir a aquellos que encuentro en el trayecto que va desde mi casa hasta el trabajo: los que llamo  de solemnidad, porque no tienen nada. Los tengo contabilizados hasta tal punto que  cuando me falta alguno lo hecho de menos.
En la calle 17 de agosto, en la puerta de un supermercado, sentada en cartones y tapada con mil mantas viejas y raídas, una mujer anciana –por no llamarla vieja que pude sonar despectivo-, coloca su puesto de recaudación. Llega acompañada por el que se supone es su marido, cargada de bolsas, poco después de que se abra el supermercado. Me consta que tiene donantes fijos, que le dan una barra de pan, algo de fruta, aceite… de ahí que venga con bolsas: para poder llevárselo después. Ni que decir tiene que es rumana.
Sigo por  Begoña, al lado de los Carmelitas. Ahí suele haber dos, algunas veces tres. A pie de escalera está Juan, esperando la beneficencia de quienes a primera hora acuden a rezar. A cambio de unas monedas les da los buenos días y les abre la puerta. Es un sitio bueno para pedir, me confesó un día bajando la cabeza y sin mirarme. No me extraña pues si algo nos enseñó Jesucristo es la práctica de la caridad. Estaría mal acercarse al templo y no dejar unas monedas en la mano que nos las pide…
 En el banco de enfrente –el primero del paseo-  está casi siempre que no llueve Joaquina, ella lo tiene más difícil, es alcohólica y se le nota. Fundamentalmente porque siempre está pegada a un cartón de vino perronero. Yo creo que no es un buen sitio para mendigar en esas condiciones, me consta que para algunos feligreses es una perdida. En cierta manera dan en el clavo: fue prostituta en el Llano. Pero ya no sirve para el oficio, es vieja, fea y le faltan los dientes. Personalmente considero que es la que más  lo necesita, pero se trata únicamente una apreciación mía.
A pocos metros una casi niña aún de ojos muy azules  estira la mano vestida de princesa, de princesa repudiada más bien. En un español apenas entendible se dirige a los viandantes pidiendo caridad. Es rumana y cada mañana su padre, o lo que sea, la lleva a ese “puesto de trabajo” en el que pasa casi todo el día. Supongo que el lugar le será rentable. Nunca he conseguido cruzar una palabra con ella, y lo intenté. Posiblemente una de las órdenes de quienes la explotan sea la de no hablar con nadie: lo cumple al pie de la letra.
A medio paseo un hombre de unos cincuenta años pide sentado en las escalerillas de una entidad bancaria, de ese lugar donde se supone está el dinero. Tiene como reclamo un letrero que dice que es español y que no tiene trabajo. Está claro que la mayor competencia está en los extranjeros. Utiliza para recaudar una caja de zapatos de cartón, no estira la mano como los otros. También debe de compensarle, porque lleva muchos meses en el mismo sitio.
Al final del paseo Alberto toca la guitarra y… por supuesto también pide. No importa que llueva, ni que haga un día de perros, él ahí está con su guitarra; ahora eléctrica, la ilusión de su vida me dijo. Le pagaron los atrasos de la ayuda social y se compró un instrumento de trabajo mejor –eso considera él que es-. Quería ser músico, lo intentó, pero terminó en la calle, como empezó Sabina, me apostilla cuando le expongo mis dudas de que pueda ser un buen oficio para su futuro.
En la cuesta de Begoña curiosamente no hay nadie implorando caridad. Pero apenas torcemos hacia la calle de los Moros, frente al kiosco de la ONCE, un señor bien vestido, de unos sesenta años solicita ayuda; se acompaña de un cartel  que dice que mejor es pedir que robar. Tiene razón. Y allí está un día tras otro, y de cuando en cuando pega la hebra con el vendedor del cupón. Es como de la familia, familia de la  calle, claro.
A cuatro pasos, en la misma calle de los Moros, a la puerta de un supermercado, idéntica escena a la primera que mencioné: una rumana muy mayor, entre harapos y bolsas estira la mano y, curiosamente, da los buenos días a todo el que pasa por su lado. No encuentro en el camino  más supermercados, pero la impresión que tengo  es que se trata de un grupo organizado de señoras mayores colocadas estratégicamente a las puertas de los puntos de venta de alimentación. Todas responden al mismo perfil: ancianas, rumanas, sentadas en cartones y cargadas de bolsas.
Concluyo mi periplo de pobres en el café del Instituto, donde tomo el café que me ayudará a sobrellevar la mañana. Por allí pasa siempre Luis, que no pide limosna, trabaja: intenta vender pañuelos de papel, balletas, bolígrafos, lo que cuadre. Y a este es al único que socorro, si así se puede llamar a mi exigua limosna. Le invito a un café con leche que él agradece más que unas monedas, porque entre sorbo y sorbo aprovecha para contarme sus pequeñas cosas, sus dificultades y alguna alegría que también tiene. De él sé que vive en Somió “con las hermanitas” –que dice-, que le tratan muy bien, pero considera que tiene que ganar algo y por eso después de desayunar se lanza a la calle a vender aquello que pueda comprar muy barato.  El último día que coincidimos me contó que estaba triste, porque antes tenía una habitación para él sólo y que ahora le habían puesto un compañero y que, claro, había perdido su intimidad. Y es que todos, hasta los más pobres tienen su dignidad. Cuesta dársela, lo reconozco, porque no siempre despiertan lástima, muchas veces –y a muchas personas que se dicen de bien- les repele tanta miseria. Todo forma parte de esta ciudad que es Gijón, y que, además, es la mía. Reconozco que soy bastante rara, y que más entretenido es pasar mirando escaparates que contando pobres. Pero, qué quieren que les diga, no puedo ser indiferente a nada de lo que sucede en la villa de Jovellanos.


                                                                           ISABEL MORO